“No hay latido…” o “lo siento, el bebé ha fallecido” son las peores frases que quién está esperando un hijo, o cuando este acaba de nacer, puede escuchar. Esas palabras marcan un antes y un después en su vida. De repente, se acaba un tiempo de felicidad e ilusión que da paso a una gran pena y melancolía.
Durante los últimos años, la atención de salud de la mujer embarazada y del bebé ha mejorado notablemente. A pesar de ello, cada 16 segundos se produce una muerte fetal en el mundo. Esto significa que cerca de dos millones de bebés nacen muertos cada año. Lo que hace que estas muertes sean aún más trágicas es que la mayoría de ellas podrían prevenirse con una atención de calidad durante el embarazo y el parto, según Unicef. Estas pérdidas provocan un gran sufrimiento en los progenitores y, también, en los profesionales sanitarios que los atienden.
Actualmente, es un tema tabú. La sociedad piensa que este tipo de pérdidas son menos dolorosas, y los afectados tienen que continuar con su vida como si no hubiese pasado nada.
La falta de reconocimiento social del bebé como una persona real hace que los padres no puedan expresar públicamente sus sentimientos. Por tanto, estos se sienten incomprendidos y viven su duelo en soledad. Además, la falta de recuerdos del bebé complica la superación de la pérdida.
¿Por qué los pechos producen leche si el bebé ya no está?
Hoy en día, se sabe mucho sobre los beneficios de la leche materna para el bebé y su madre. Por el contrario, poco se conoce sobre lo que pasa con este alimento básico cuando se produce una muerte perinatal.
Algunas mujeres que pierden a sus bebés durante el embarazo se sorprenden cuando empiezan a producir leche. El cuerpo de la gestante no entiende que el bebé ha muerto y la naturaleza siempre sigue su curso. Tras el nacimiento y la expulsión de la placenta, órgano que proporciona oxígeno y alimentación al bebé durante el embarazo, empiezan a liberarse una serie de hormonas que provocan la salida de leche.
¿Entonces? En el hospital, a la mujer se le da una fármaco para cortar esta producción. Se piensa que así va a sufrir menos, ya que no tiene un bebé al que alimentar. Las madres toman la pastilla muchas veces sin preguntar o sin saber para lo que es. Sin embargo, no siempre funciona, y algunas mujeres tienen después una inflamación de los pechos por el estancamiento de la leche.
La donación de leche: un acto altruista que alivia el dolor
No todas las madres desean cortar la producción, sino que prefieren continuar con ella y vivir la única experiencia de la maternidad que les queda.
Si no existen otros hijos mayores a los que alimentar con esta leche, las mujeres tienen la opción de donarla a un banco para aquellos niños que han nacido antes de tiempo o están enfermos, y su madre no puede dársela.
Las mujeres que han donado su leche tras perder a su hijo comentan que este acto ha sido como un salvavidas para ellas. Les ha proporcionado un sentido de propósito en un momento en el que se encontraban totalmente perdidas. Además, les ha ayudado a sobrellevar los sentimientos de dolor.
Muchas de las mujeres que han sufrido una pérdida perinatal se sienten culpables por no haber podido salvar la vida de su hijo. Al donar leche, ayudan a salir adelante a otros niños, y eso provoca una disminución del sentimiento de culpabilidad. La donación es vivida por las mujeres como una ceremonia conmemorativa en la que pueden honrar la corta vida de su vástago y darle un lugar en el mundo.
El ritual repetitivo de extraer la leche es una forma de llorar la pérdida. También es un momento para conectar con el recuerdo, lo que les permite aceptar e integrar la muerte de sus bebés en sus vidas.
Sin embargo, también posee un lado peligroso: algunas madres no quieren perder el vínculo con su bebé y se resisten a abandonar la donación. El fin de este acto es habitualmente vivido como una etapa de tristeza y nostalgia.
Romper el tabú de la lactancia en duelo
La pérdida de un bebé es un drama socialmente invisible. Esta falta de reconocimiento social provoca que las mujeres se sientan como madres negadas por la sociedad. Por ello, algunas de las que han experimentado una pérdida perinatal y decidieron donar su leche se sienten en la obligación de educar al resto de la sociedad en términos de lactancia en duelo.
Estas mujeres creen que la extracción y la donación de leche contribuyen a hacer visible que la pérdida de un hijo es igual o a veces más dolorosa que la muerte de un niño con más edad. No es solamente la pérdida del bebé, sino también la de un proyecto de vida.
Hablar de la donación de leche con la familia y amigos, así como mostrarse públicamente durante las extracciones, podría ayudar a romper el tabú cultural contra el duelo perinatal. Además, contribuiría a la recuperación de un duelo actualmente desautorizado.
- Isabel María Fernández MedinaEnfermera especialista en pediatría. Profesora en el Departamento de Enfermería, Fisioterapia y Medicina, Universidad de Almería
- Cayetano Fernández SolaAssociate professor, Universidad de Almería
- José Granero MolinaProfesor Titular de Universidad, Cuidados Críticos Enfermería., Universidad de Almería
- José Manuel Hernández PadillaHead of department, Universidad de Almería
- María del Mar Jiménez LasserrotteProfesora Ayudante Doctor. Departamento de Enfermería, Fisioterapia y Medicina. Facultad Ciencias de la Salud, Universidad de Almería
- María Dolores Ruiz-FernándezProfesora Titular Universidad. Departamento de Enfermería, Fisioterapia y Medicina. Facultad Ciencias de la Salud, Universidad de Almería
- María Isabel Ventura-Mirandaprofesora ayudante doctora en el Departamento de Enfermería, Fisioterapia y Medicina, Universidad de Almería
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El artículo fue originalmente publicado en The Conversation bajo la licencia Creative Commons