Cada vez estamos más cerca de tener varias vacunas contra el Covid-19 para controlar la pandemia. Sin embargo, las noticias falsas, específicamente sobre la tecnología de ARNm (ARN mensajero) que utilizan algunas farmacéuticas para producirlas, siguen generando desinformación en las redes sociales.
En los últimos días se han difundido videos de supuestos especialistas que advierten que las vacunas con moléculas de ARNm que ensayan los laboratorios Pfizer y Moderna provocan alteraciones genéticas en quienes las reciben. En Facebook y Twitter se publicó una entrevista al abogado y enfermero Luis de Miguel, quien advierte de que esas vacunas no estarían destinadas a reforzar la inmunidad sino a "modificar el genotipo o el fenotipo del ser humano".
En otra entrevista ampliamente difundida, el biólogo Fernando López-Mirones también advierte que esas vacunas podrían convertir a quienes se les aplique en "seres transgénicos".
Lo cierto es que el ARNm no puede modificar el genoma de quien recibe las vacunas porque, una vez generada la respuesta inmunitaria dentro del organismo, la molécula se degrada, explican las autoridades sanitarias de la Unión Europea, Estados Unidos y la Asociación Española de Vacunología.
¿Cómo funcionan las vacunas de ARNm?
En términos simples, una vacuna contiene información de un virus para que el cuerpo pueda analizarlo y crear los anticuerpos correctos. Existen cuatro tipos de vacuna que funcionan de este modo, ya sea con una versión del virus debilitada, con una versión del virus “muerto” o con información específica del virus.
Las candidatas a vacunas de las empresas Pfizer y de Moderna usan una tecnología no probada antes en humanos para generar protección, la del ARN mensajero.
“El ADN es el manual de funcionamiento de cada una de nuestras células durante nuestra vida. El cuerpo humano utiliza una molécula intermediaria, el ARN, para leer el ADN y llevar las instrucciones a las fábricas de proteínas”, explica Mercedes Jiménez, bioquímica del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas de España.
Esta técnica consiste en inyectar directamente el ARN mensajero (ARN-m) del virus que, una vez en el cuerpo, envía a las células el mensaje de que produzcan proteínas similares a las del virus. De esta manera, ante un posible contagio por el SARS-CoV-2, el sistema inmunitario ya sabría cómo actuar porque conoce el tipo de proteínas que este virus genera.
El genetista Lluis Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología, señala que este proceso de replicación “ocurre fuera del núcleo, en el citoplasma de la célula humana". Es decir, las instrucciones que se inyectan a través de la vacuna para generar las proteínas no entran en el núcleo de las células humanas, donde está el ADN.
“La modificación genética implicaría la inserción deliberada de ADN ajeno en el núcleo de una célula humana, y las vacunas sencillamente no hacen eso. Las vacunas funcionan entrenando al sistema inmunológico para que reconozca a un patógeno cuando intenta infectar el cuerpo”, explica Mark Lynas, profesor visitante del grupo Alianza para la Ciencia de la Universidad de Cornell.
Rigurosas normas de seguridad
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) indican que es probable que en la próximas semanas algunas vacunas de ARNm se conviertan en las primeras de este tipo autorizadas contra el Covid-19 en los Estados Unidos y añaden que "serán sometidas a las mismas normas rigurosas de seguridad y efectividad" que el resto.
Las únicas vacunas contra el coronavirus que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) pondrá a disposición para su uso en el país "serán las que cumplan con dichas normas", recalcan.
Por otra parte, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha empezado este martes a evaluar las solicitudes de uso de las vacunas desarrolladas tanto por Moderna como por Pfizer y BionNtech.
Frente a los recelos expresados por De Miguel y López-Mirones acerca de la falta de conocimiento de los efectos y los resultados, hay que recordar que las farmacéuticas han notificado que sus datos provienen de ensayos clínicos internacionales de la fase 3, cuando la vacuna se ha probado en miles de voluntarios y no han existido riesgos.
Millones de dosis en tiempo récord
Una de las razones que justifican el uso de esta tecnología es la rapidez en la producción.
El interés en estas vacunas aumentó porque se pueden desarrollar en un laboratorio, con materiales que están disponibles fácilmente. De este modo el procedimiento se puede estandarizar y ampliar para que el desarrollo de la vacuna sea más veloz.
"La tecnología de ARNm va a posibilitar tener millones de dosis en tiempo récord, lo que no se hubiera conseguido mediante técnicas tradicionales, con las que se habría tardado al menos dos años en producir las vacunas", explica Jaime Pérez, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Vacunología.
Esa celeridad en la producción y el conocimiento científico existente sobre estas vacunas también han sido destacados por The New England Journal of Medicine en un artículo del 30 de marzo.
Los argumentos coincidentes de las autoridades sanitarias, asociaciones profesionales y publicaciones científicas rebaten los temores expuestos por aquellos que alertan sin pruebas del riesgo de una alteración genética inducida por las vacunas de ARNm, cuya tecnología lleva años estudiándose y está sometida a rigurosos controles de seguridad.
Con información de Agencia EFE