El SARS-CoV-2 no se comporta igual en ningún organismo, y tampoco al salir de él. Conforme pasan los meses, se reúnen más testimonios e investigaciones sobre los diferentes procesos de recuperación de quienes sobreviven al Covid-19. A algunos les cuesta más recuperar su salud al 100%, volver al trabajo y a sus actividades cotidianas. Aunque aún son pocos, diversos estudios muestran un creciente número de personas que, después de haberse recuperado, reportan algún tipo de problema cognitivo que les impide vivir como lo hacían antes.
Estos síntomas cognitivos van más allá de los reportes científicos. Recientemente, el New York Times contó las experiencias de diversas personas que han perdido su habilidad para funcionar y recordar cosas importantes. Una enfermera ha olvidado cómo hacer pruebas de laboratorio y la terminología que usaba de forma rutinaria; una abogada ha tenido episodios recurrentes en los que no sabe quién es ni dónde está; un hombre no logra recordar un viaje a Paris que hizo con su pareja en marzo de este año.
Aunque no hay certeza sobre qué produce este tipo de manifestaciones ni con qué frecuencia, se ha reportado que entre 36% y 40% de los pacientes con Covid-19 tienen síntomas neurológicos antes o después de la enfermedad respiratoria, por lo cual los neurólogos están cada vez más convencidos de que se deben monitorear y, sobre todo, incluir las experiencias de los pacientes para mejorar la forma en la que se trata la enfermedad y sus secuelas.
¿Qué tipo de secuelas cognitivas puedo tener después de Covid-19?
Aunque no todas las personas que se recuperaron de Covid-19 tienen manifestaciones cognitivas, varios estudios muestran que sí son comunes. Investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan reportaron en junio, tras analizar 41 artículos que incluyeron 4.700 pacientes, que algunas manifestaciones neurológicas como la fatiga, anorexia, dificultad para respirar, además de la pérdida del olfato y el gusto podían persistir después de que una persona se recuperara de la enfermedad.
En la mayoría de casos, las secuelas desaparecen en algunas semanas. Por eso, lo importante es el monitoreo de un paciente recuperado
En agosto, otra investigación coincidió con esos resultados. Investigadores de la Universidad de Paris publicaron en el Journal of Infection, un estudio en el que entrevistaron a 120 pacientes recuperados para saber si tenían algún síntoma después de 110 días de haber ingresado al hospital. De ellos, 55% reportó fatiga; 42% dificultad para respirar; 34% pérdida de la memoria; 28% problemas para concentrarse; y 30.8% desórdenes de sueño. También encontraron que varias personas, mujeres especialmente, reportaban pérdida de cabello, probablemente relacionado con el estrés provocado por la hospitalización y la enfermedad. Con lo cual, concluyeron que “muchos síntomas persisten varios meses después de la hospitalización por Covid-19”.
Un estudio más reciente, publicado a inicios de octubre por especialistas de la Universidad de Northwestern, en Chicago, Estados Unidos, reportó que 82% de los 509 pacientes analizados tuvieron algún tipo de manifestación neurológica en algún momento del curso de la enfermedad.
E identificaron como las más comunes los dolores musculares conocidos como mialgias (44,8%); dolor de cabeza (37,7%); encefalopatía (31,8%); mareos (29,7%); pérdida de gusto (15,9%) y de olfato (11,4%). Otros fueron menos frecuentes como los accidentes cerebrovasculares, trastornos del movimiento, déficits motores y sensoriales, la falta de control muscular y las convulsiones.
Otro trastorno neurológico que podría tener alguna relación con Covid-19, y que ha sido reportado en pacientes de países como Italia, China y España, es el síndrome Guillain Barré, que ocurre cuando el sistema inmunitario ataca, por error, al nervioso periférico. Este trastorno propicia dolores musculares, adormecimiento, parálisis facial, falta de control muscular y la incapacidad para mover las extremidades, cuyo restablecimiento puede llevar mucho más tiempo que recuperarse de Covid-19.
¿Por qué aparecen estos problemas?
Se sabe que la enfermedad Covid-19 es mucho más que un padecimiento respiratorio. Esto es debido a que el receptor de angiotensina 2 (mejor conocido como ACE2), el que permite la entrada del virus a la célula humana al unirse con la proteína S (Spike) del SARS-CoV-2, está presente en muchos más órganos y sistemas.
El receptor ACE2 es muy abundante, por ejemplo, en el epitelio respiratorio (que recubre la nariz) y en los pulmones, lo que explica que sea una enfermedad con mayor impacto en la función respiratoria de las personas. Pero también está presente en el endotelio capilar (el tejido que recubre la parte interna de los vasos sanguíneos), así como en los sistemas gastrointestinal, endocrino, cardiovascular, muscular, urológico y neurológico, especialmente en las neuronas y en las células que conectan las neuronas con los vasos sanguíneos. Se cree que la presencia del ACE2 en esas zonas pueda facilitar la entrada al virus y que éste afecte regiones clave en el cerebro (como la corteza prefrontal) para desempeñar importantes funciones.
La pregunta que se hacen los neurólogos es ¿cómo es que el virus logra invadir el sistema neurológico al grado de hacer que las personas olviden cosas o sufran delirios?
“La causa de los síntomas neurológicos en pacientes con COVID-19 apenas se está estableciendo y aunque hay reportes de caso o series pequeñas se tienen que tomar con reserva”, dice la internista y neuróloga mexicana Paola Guraieb.
Lo que sí tienen son hipótesis. Hay estudios que sugieren como posibilidad de esta neuroinvasión que el virus se replica en la cavidad nasal y utiliza el bulbo olfatorio para entrar al cerebro y colonizar el sistema nervioso central. Esta ruta de entrada podría explicar síntomas neurológicos comunes como la pérdida de olfato y gusto.
Otra hipótesis está relacionada con la tormenta de citocinas que produce el sistema inmune para responder al virus. El neurólogo y presidente de la Sociedad Española de Neurología, Jose Porta, dice que los trastornos neurológicos no son el resultado de que el virus afecte directamente el sistema nervioso central sino de la respuesta exagerada del sistema inmune. La tormenta de citocinas vuelve permeable la barrera hematoencefálica, que es la barrera protectora del cerebro, y propicia la entrada del virus por ruta hematógena, es decir, que se disemina por la corriente sanguínea hasta llegar a las células nerviosas.
Aunque todas son hipótesis, se ha visto que la combinación de inflamación sistémica, falta de oxígeno en el cerebro y neuroinflamación puede exacerbar estos síntomas.
Si tengo algún tipo de manifestación cognitiva, ¿puedo recuperarme?
Sí, en la mayoría de los casos las personas se recuperan totalmente después de algunas semanas. Un reporte de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, que entrevistó vía telefónica a 270 pacientes recuperados de Covid-19, reveló que el 65% había vuelto a su estado normal de salud en un promedio de 7 días desde que recibieron el resultado positivo. Pero a un buen número de personas les toma más tiempo.
“Aproximadamente un tercio de los encuestados informaron que no recuperaron la salud habitual en un plazo de 2 a 3 semanas después de la prueba. Incluso entre los adultos jóvenes de 18 a 34 años sin afecciones médicas crónicas, casi uno de cada cinco informó que no había regresado a su estado de salud habitual 14 a 21 días después de la prueba”, afirmaron los autores.
De acuerdo con la epidemióloga Sandra López León, estamos lejos de saber a qué se debe que estas manifestaciones afecten más a uno que a otros, ni cuánto durarán las secuelas. Pero una forma de tener más información es monitorear permanentemente a estos pacientes a largo plazo, “y que los médicos estén pendientes de las investigaciones, que aprendan de otros colegas, que atiendan congresos y simposios, y comuniquen sus casos en congresos y publicaciones”.Y también, por otro lado, insistir a las personas que acudan al médico tan pronto como sientan que algo está consistentemente fuera de lo normal.