La variante Delta es la mutación más eficaz con la que el coronavirus trata de mantenerse entre nosotros. Mientras que los países corren por inmunizar a su población, el SARS-CoV-2 aprovecha el tiempo para evolucionar y aprender nuevas maneras de replicarse. Se le detectó por primera vez en la India en octubre del año pasado. Hasta la fecha, ha sido reportada en 132 países y, en algunos de ellos, ocasiona la mayor cantidad de contagios.
¿La razón? Su alta transmisibilidad. De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, la variante Delta es más contagiosa que las anteriores y podría causar enfermedad más severa en personas no vacunadas. En dicho país, más del 80% de los contagios se debe a esta variante. “A finales de junio, nuestra media de casos notificados por cada siete días era de 12.000. El 27 de julio, la media alcanzó más de 60.000. Esta tasa se parece más a la que habíamos visto antes de que la vacuna estuviera ampliamente disponible”, reportaron los CDC.
Por ello, la Organización Mundial de la Salud ha puesto a la variante Delta, oficialmente nombrada como B.1.617.2, en la categoría de preocupación, un rango que se les otorga a las variantes del coronavirus que cumplen con alguna de las siguientes características: aumentan la transmisibilidad; incrementan la virulencia (mortalidad); o disminuyen la eficacia de las medidas sanitarias, tratamientos o vacunas disponibles. Los estudios científicos que se han realizado hasta ahora sobre Delta, nos ayudan a entender mejor qué tiene esta variante que la hace más poderosa que otras.
¿Por qué Delta es más contagiosa que otras variantes?
La variante Delta tiene varias mutaciones; una de ellas, identificada como D614G está ubicada en la proteína Spike, que sirve como una llave para que el coronavirus entre en nuestras células. En noviembre de 2020, un grupo de investigadores de diferentes instituciones científicas de Estados Unidos publicó, en la revista Nature, un estudio en el que compararon la proteína Spike con la mutación D614G y sin ella. Entre sus resultados, encontraron que la variante Delta tiene mayor densidad de la proteína Spike en su superficie, lo que la hace más contagiosa.
Además, algunos especialistas creen que otras mutaciones en las secuencias genéticas de Delta tienen un efecto en el sistema inmune. El profesor de la Universidad de California San Francisco, Nevan Krogan, dijo en una entrevista que esta variante puede infectar a las células evadiendo el sistema de alarma del organismo, lo que le permite replicarse rápidamente antes de que el sistema inmune active su respuesta al patógeno.
Aunque los estudios para confirmarlo están en desarrollo, lo cierto es que en la vida real Delta es mucho más potente para transmitirse que las demás variantes. De acuerdo con especialistas de la Universidad de Yale, mientras que una persona con la variante original del virus puede infectar a 2.5 personas en promedio -en un escenario sin vacunas, sin mascarillas ni medidas sanitarias-, una persona con la variante Delta puede infectar a cuatro personas (otros estudios apuntan que podría ser hasta ocho personas).
La razón también puede estar relacionada con lo que recientemente reportó un manuscrito de la Academia China de Ciencias Médicas: "las cargas virales en las infecciones Delta son [aproximadamente] 1.000 veces mayores" que las causadas por las variantes anteriores del SARS-CoV-2. "La cantidad de tiempo que se necesita para contagiarse frente a alguien que tiene la variante Delta es mucho menor de lo que era con la cepa ancestral", dijo a Science el epidemiólogo Russell Griffin, de la Universidad de Alabama, Birmingham.
Si es más contagiosa, ¿también es más mortal?
No necesariamente, pero por ahora es difícil determinarlo. De manera general, se utiliza el índice de fatalidad por caso (Case Fatality Rate o CFR) para saber cuántas personas diagnosticadas con cierta enfermedad mueren a causa de ella; este índice cambia dependiendo del lugar, el tipo de población y el momento en que se mida.
En el caso de enfermedades causadas por virus, se sabe que algunas son altamente transmisibles, como la gripe estacional, pero muy poco mortales (tiene un CFR que va del 0.1% al 0.2%, en Estados Unidos). Y otras, como el ébola, son poco transmisibles, pero con mayor posibilidad de muerte (tiene un CFR de 50%, según la OMS).
En ese rango, el SARS-CoV-2 se encuentra en un punto medio: no es tan transmisible como la gripe, pero tampoco tan mortal como el Ébola. Sin embargo, resulta complicado determinar su CFR -saber cuántas personas infectadas mueren de covid-19-, debido a que es parte de una pandemia en desarrollo, y por el gran número de pacientes asintomáticos o que nunca fueron diagnosticados.
Tampoco hay suficiente evidencia para saber si la variante Delta está causando un incremento en la mortalidad, pero hay unos pocos estudios que muestran que podría ser así. Un equipo de investigadores canadienses publicó un preprint -un estudio aún no revisado por pares- en el que comparó el riesgo de hospitalización, ingreso a Unidades de Cuidados Intensivos y muerte entre personas con la variante Delta y personas con otras variantes (Lambda, Kappa, Iota) durante febrero y junio de 2021. En todos los casos reportan un aumento de riesgo mayor al 100%.
Russel Griffin, además, apunta que la edad media de los pacientes del hospital de la Universidad de Alabama, Birmingham, descendió de 65 a 52 años desde enero, y están llegando adultos jóvenes y sanos a las unidades de cuidados intensivos. Por lo tanto, considera que la variante Delta sí puede estar provocando un cambio en la dinámica de hospitalizaciones, especialmente en los lugares con bajo porcentaje de vacunación.
¿Las vacunas sirven contra la variante Delta?
Desde que se reportó la variante Delta, se han puesto en marcha ensayos clínicos para saber qué tan efectivas son las vacunas contra ella. Uno de los más recientes, publicado en The New England Journal of Medicine reportó que las vacunas tanto de Pfizer/BioNTech como de AstraZeneca parecen tener una eficacia contra esta variante de 88% y 67%, respectivamente, después de las dos dosis.
Sin embargo, los porcentajes varían según el estudio que se trate. Por ejemplo, en el caso de Pfizer/BioNTech hay un reporte en Israel que muestra una eficacia contra enfermedad sintomática por Delta del 64% y otro en Estados Unidos que revela una eficacia de 42%.
Aunque no hay suficientes estudios publicados, Moderna y Johnson and Johnson también han reportado que sus vacunas son eficaces contra Delta. Para las vacunas rusa y chinas, han aparecido notas en medios de comunicación por parte de autoridades y especialistas de salud que afirman que también funcionan. En todos los casos, las empresas ya consideran la aplicación de segundas o terceras dosis de refuerzo para mejorar la respuesta contra la variante Delta.
Los datos de hospitalizaciones y casos graves de covid-19 en los lugares donde predomina esta variante muestran diferencias importantes entre la población vacunada y no vacunada, lo que indica que, independientemente de la marca, las vacunas sí están teniendo un efecto en la reducción de casos severos y mortales por covid-19.
“Sabemos que la variante Delta está surgiendo actualmente en zonas del país con bajas tasas de vacunación” dijo en una rueda de prensa la directora de los CDC de Estados Unidos, Rochelle Walensky. De acuerdo con ella, 99.5% de las personas que murieron de covid-19 en ese país desde enero, no estaban vacunadas.
Como sucede con todas las demás variantes, la Delta también puede infectar a las personas vacunadas. Lo interesante es que los efectos de la infección parecen ser distintos entre personas con o sin vacuna.
Un estudio en Singapur, que aún no tiene revisión por pares, analizó la evolución de más de doscientos pacientes infectados con la variante Delta, de los cuales 71 estaban vacunados y 131, no. En su manuscrito, reportan que los eventos de enfermedad severa que requirieron oxigenación fueron significativamente menores entre los vacunados que en el grupo no vacunado.
Pero más interesante aún es la diferencia que encontraron en cuanto a la carga viral. A pesar de que en el momento del diagnóstico ambos grupos tuvieron una carga viral similar, ésta disminuyó más rápido en las personas vacunadas. El impacto de este resultado puede ser muy importante: "Una menor duración de la infectividad puede permitir una menor duración del aislamiento de los individuos vacunados", señala el documento.
Por lo tanto, si bien buena parte de los resultados son preliminares, hay señales sobre los efectos positivos de la vacunación: las vacunas parecen funcionar adecuadamente contra la variante Delta; también aminoran los síntomas y evitan la enfermedad severa; y, además, hacen que las personas se recuperen más rápido y contagien durante menos tiempo que las personas no vacunadas.
¿Habrá variantes más contagiosas o mortales que la Delta?
Es probable, sobre todo si sigue habiendo personas no vacunadas. De acuerdo con la epidemióloga líder técnica de covid-19 en la Organización Mundial de la Salud, Maria Van Kerkhove, mientras que la variante siga circulando infectará a cualquier persona que no haya tomado ninguna precaución.
"Al virus le interesa evolucionar, los virus no están vivos, no tienen un cerebro para pensar en ello, pero se vuelven más aptos cuanto más circulan, así que el virus probablemente se volverá aún más transmisible porque esto es lo que hacen los virus, evolucionan, cambian con el tiempo", dijo Van Kerkhove.
De acuerdo con la OMS, las mejores formas para reducir esa transmisión son las mismas que han demostrado que funcionan contra las otras variantes: usar cubrebocas, aplicar la sana distancia, lavarse las manos, evitar lugares con mucha gente y mala ventilación y, sobre todo, hacer más rápido y eficiente el proceso de vacunación.
"Delta es una advertencia de que este virus está evolucionando, pero también es una llamada a la acción antes de que surjan variantes más peligrosas", dijo Michael Ryan, director ejecutivo de Emergencias Sanitarias de la OMS.
Así que si bien es muy probable que aparezcan otras variantes que puedan ser más contagiosas o incluso más letales que la Delta, esa posibilidad disminuye si más personas se vacunan y siguen cumpliendo con las medidas sanitarias recomendadas.