Los test de antígenos para detectar Covid-19 parecen estar listos para ser utilizados. Tanto la FDA como la Comisión Europea han autorizado su uso y certificado sus niveles de eficacia para el rastreo de contagiados. En España, donde se ha registrado un rebrote del virus, el Ministerio de Sanidad acaba de incluirlos en la estrategia de detección precoz, vigilancia y control de la enfermedad como una “herramienta de diagnóstico y cribado”.
De acuerdo con las investigaciones, se recomienda su uso fundamentalmente para evaluar a las personas con síntomas y en determinados entornos como centros sanitarios y colegios. Sin embargo, su eficacia es dudosa para rastreos masivos en poblaciones con baja prevalencia de infecciones, donde podrían dar demasiados falsos positivos.
¿Cómo funcionan estas pruebas? y ¿qué ventajas tienen sobre las otras? Los test de antígenos son rápidos, con tiempos de detección de unos 15 minutos, baratos y eficaces.
Estas pruebas para la detección del Covid-19 se diferencian de los otros test rápidos serológicos porque en la muestra se trata de de determinar la presencia del virus, no anticuerpos generados contra él, explica Rafael Cantón, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica.
Son diferentes de las pruebas moleculares porque no se busca el material genético del virus. Lo que detectan los test de antígenos son proteínas del virus. Es decir, estructuras que forman parte de la envoltura exterior del nuevo coronavirus.
Los test de antígenos pueden detectar proteínas del virus dos días antes de que el paciente presente síntomas y durante los cinco o siete primeros días desde el inicio de la infección.