La diversidad biológica del planeta no solo parece ilimitada, en ocasiones resulta francamente extravagante. El conocimiento que ahora tenemos de ella comenzó en el siglo XVIII, cuando los naturalistas de entonces - inspirados en la obra de Linneo, y aun arriesgando la vida - recorrieron el globo en busca de las distintas formas de vida que habitan la Tierra, con el fin de recolectarlas, estudiarlas y clasificarlas. Su obsesiva labor dio origen a muchas preguntas, por ejemplo, acerca de la edad del planeta, la naturaleza del sexo, la interacción entre las especies, los orígenes del hombre e incluso la existencia misma de Dios. Richard Conniff narra en este libro algunos de los episodios más notables en la historia de esta búsqueda, y muestra cuán profundamente estos exploradores cambiaron el mundo mientras lo descubrirían.