El equilibrio entre la vida y la muerte es muy delicado, y el cardiocirujano camina sobre el delgado hilo que las une. En la sala de operaciones no hay lugar para las dudas. Solo hay carne, sangre y el separador de costillas; y el órgano vital que hay que bombear para que recupere su latido. Un mal día puede tener consecuencias nefastas: la cirugía cardiaca no es para pusilánimes. El profesor Stephen Westaby se arriesgó y amplió los límites de la cardiocirugía. Salvó cientos de vidas en el transcurso de una carrera de treinta y cinco años, y ahora, en sus asombrosas memorias, detalla algunos de sus casos más notables y conmovedores. Poderoso e increíblemente sobrecogedor, Vidas frágiles ofrece una visión excepcional del emocionante y a veces trágico mundo de la cirugía cardiaca, y nos descubre qué se siente al tener la vida de alguien en las manos.