En los archivos del distrito andino de Cátac, en la provincia de Recuay, en la región Áncash, figura una especie nueva de rana, del género Telmatobius, descubierta en la laguna Conococha. Fue registrada en 1996 por los científicos Antonio W. Salas y Ulrich Sinsh del Museo de Historia Natural de Lima. Eran tiempos sin bolsas plásticas en sus orillas, sin algas verdes y sin fétidos olores en sus aguas. Más de dos décadas después, Conococha (que proviene de la lengua quechua “Qoñoq qocha” y significa laguna cálida) está amenazada. La contaminación que generan los desagües del centro poblado que habita cerca, el estiércol de los animales en la zona conocida como Pampa de Lampas y la amenaza del cambio climático la hacen vulnerable.
Esta laguna, cuyas aguas bajan del río Tuco, en la Cordillera Blanca, está a 4050 metros sobre el nivel del mar y ha entrado en un proceso de eutrofización (aumento excesivo de nutrientes, especialmente de nitrógeno y fósforo) a causa de los desechos tanto de las personas como de los animales. Un problema que ha provocado el crecimiento descontrolado de algas que cubren la superficie de la laguna y que evitan que la luz solar llegue a las capas inferiores, lo que reduce la calidad del agua y la biodiversidad. Sin oxígeno en el agua, las especies mueren y las algas tóxicas podrían causar enfermedades. Conococha ha empezado a ponerse verde.
—La laguna tiene una contaminación alta. Uno, por la reducción del espejo del agua, otro por los residuos sólidos como también por la alta carga de nutrientes. Cuando uno visita la zona, hay plásticos, cartones, todo lo que la población va generando —explica Yanet Gonzales, ingeniera ambiental del Gobierno Regional de Áncash.
En las próximas décadas podrían formarse 63 nuevas lagunas por la reducción de los glaciares en la región Áncash, según cifras del Proyecto Glaciares+. Ese es el centro de atención. El cambio climático, sus efectos. Pero ¿Qué pasa con las lagunas cubiertas con algas verdes? En 2017, Conococha registraba un volumen de agua de un millón 288 mil 648 metros cúbicos, pero se desconocen datos más actuales. Consultada para este reportaje, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) señala no tener un especialista que haya estudiado las características actuales de Conococha. ¿Cuánto se redujo? ¿Qué factores amenazan este recurso hídrico?
Solo en el año 2000, el entonces Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), cuyas funciones sobre recursos hídricos pasaron a la ANA, hizo un informe que explicaba que la altura del agua había descendido 45.2 centímetros como consecuencia de las obras de derivación (ductos cerrados-túneles) realizadas por la Compañía Minera Antamina, que inició sus operaciones en un yacimiento ubicado en el distrito de San Marcos, Huari, en 1999. Para facilitar el transporte de equipo de gran tamaño, la minera reemplazó un puente ubicado entre Cátac y Chiquián, mejoró la carretera de acceso al yacimiento e instaló un ducto de concentrados y otro contra inundaciones (este se conecta a un sistema de alcantarillado o a un cuerpo de agua cercano, permitiendo que el agua se evacue de manera controlada).
Lo último que se supo de las acciones de la Autoridad Nacional del Agua sobre la laguna Conococha ocurrió en 2011, cuando se le declaró zona de protección de recursos hídricos, como parte de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Huascarán. Pero, mientras la ANA no entrega reportes actualizados sobre Conococha, la minera Antamina señala que ha realizado un plan de seguimiento y monitoreo tanto de la calidad del agua como de la biodiversidad de aves durante más de quince años.
Según el libro “Conococha, Naturaleza y Cultura”, financiado por esta minera, los cambios en la laguna entre 2002 y 2018 relacionados a factores como el potencial de hidrógeno (pH), la conductividad eléctrica, el oxígeno y los sólidos disueltos en el cuerpo de agua se deben a alteraciones naturales, como la cantidad de lluvia y el flujo del agua, y no a la construcción de alcantarillas.
Otra investigación del año 2021 a cargo de la ingeniera ambiental Estefany Delgado, de la Facultad de Ciencias del Ambiente de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo de Áncash, advierte que el proceso de eutrofización de la laguna Conococha se ha acelerado y está relacionado, principalmente, a las actividades ganaderas en la zona, además de vertimientos de aguas residuales y residuos sólidos.
Ante el estado de la laguna, líderes de la comunidad de Cátac, alcaldes y funcionarios del Callejón de Huaylas, del valle de Tablachaca, la junta de regantes y responsables del proyecto Chinecas y Chavimochic se han reunido periódicamente desde 2021 para trabajar por la recuperación de los bofedales de Conococha (ecosistemas que regulan el ciclo del agua, proporcionan hábitats para diversas especies y ayudan a mitigar el cambio climático). Estos bofedales están ubicados alrededor de la laguna en un área de 3666.46 hectáreas dentro de la subcuenca de la quebrada Shacsha, al extremo sur de la cuenca del río Santa.
“No esperemos sufrir un déficit hídrico severo para recién comenzar a interesarnos por el agua. Recuperar los ecosistemas degradados en la cabecera de la cuenca demora un periodo mínimo de 10 años, estamos a tiempo”, dijo en ese momento la exalcaldesa Olga Ramírez. El acuerdo de las autoridades sigue vigente, pero aún camina lento.
En julio de 2024, el Congreso de la República aprobó la ley para la protección, conservación y uso sostenible de los humedales en Perú. Una norma que eleva el rango de protección de los humedales al ser de mayor jerarquía que el decreto supremo del Ministerio del Ambiente que en 2021 estableció disposiciones generales para la gestión multisectorial y descentralizada de los humedales.
Conococha es un humedal de alta relevancia climática y aporte para la conservación de biodiversidad de flora y fauna que puede tener una mejor gestión y protección bajo este nuevo marco legal. Francisco Rivasplata, especialista del Programa de Política y Gobernanza Ambiental de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), explica que “la nueva legislación identifica mejor a las autoridades competentes para la gestión integral y articulada de los humedales, sobre todo con enfoque multisectorial frente a las necesidades que el humedal pueda tener”.
El Ministerio del Ambiente es la autoridad técnico normativa, pero se reconoce las competencias de otras entidades como ANA; Serfor, los gobiernos regionales y locales, entre otros sectores.
Otro importante aspecto de la ley está en la precisión de las actividades que afectan tanto al humedal como a su zona de amortiguamiento y se establece un marco de sanciones para su protección de la disposición de basura, descargas de efluentes y aguas residuales, extracción de vegetación, cambio de uso del suelo, aprovechamiento de fauna y flora no autorizado, entre otras acciones. Si bien la aprobación de esta ley de protección de humedales es un gran avance, está pendiente aún que el Poder Ejecutivo elabore el reglamento y las disposiciones para la implementación de la ley.
Actualmente, el Gobierno Regional de Áncash, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) y Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre de Áncash (ATFFS Áncash) buscan que la laguna Conococha sea también declarada un ecosistema frágil como parte de las medidas para acelerar su protección. En ese camino, la Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión Ambiental de Áncash trabaja en la actualización de un inventario de especies de flora y fauna. Para ello, la ingeniera ambiental Yanet Gonzales visitó durante dos jornadas la laguna en febrero de este año. Su registro fue de 28 aves, 1 mamífero y dos especies de cactáceas. “Pero es insuficiente. Debemos volver para hacer un trabajo de campo más completo”, señala.
Un estudio de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo de Áncash identificó que la laguna de Conococha es un área de vital importancia para la conservación de aves en Perú. Además, el estudio realizado por Antamina, entre el 2003 y 2018, contempló 38 evaluaciones realizadas en las que se registraron 88 especies pertenecientes a 26 familias de aves. En total, se reportaron 45 especies de aves terrestres, agrupadas en 15 familias, que se presentan en los alrededores de la laguna y 43 especies de aves acuáticas, agrupadas en 11 familias, que ocupan el espejo de agua o son vadeadoras y se desplazan por el perímetro de la laguna. Entre ellas están garzas, gallaretas, gaviotas, patos zambullidores y flamencos.
Conococha es considerada también como el manantial del río Santa, uno de los más importantes de la región, cuyo caudal abastece a provincias como Recuay, Huaraz, Yungay, Carhuaz, Huaylas y Santa, además de la hidroeléctrica Cañón del Pato que provee de luz a la mayoría de estas provincias. Por eso, la reducción de su espejo de agua y por ende del caudal del Santa es un problema que las autoridades han reconocido como parte de los desafíos de adaptación de la región al cambio climático.
El futuro de este cuerpo de agua es responsabilidad compartida de varias entidades del Estado. Los municipios que están en el área y el gobierno regional de Áncash tienen en sus manos la gestión y conservación. Además, los ministerios del Ambiente y Desarrollo Agrario pueden tener programas específicos para la mejora del ecosistema, y la participación de las comunidades que viven alrededor de la laguna será crucial para cualquier esfuerzo de conservación.
“Si no se toman acciones pronto, lamentablemente, Conococha dejará de ser un hermoso espejo de agua y podría extinguirse. Yo conocí desde niña este humedal y es muy notorio su cambio”, apunta la investigadora ancashina Estefany Delgado.
Conococha es crucial para el ecosistema de la región y un emblemático atractivo turístico del callejón de Huaylas que atrae visitas de turistas nacionales y viajeros de diversas partes del mundo. Sus aguas ya han mostrado el síntoma de la urgencia de su recuperación y protección.