La doctora Yudira Chacón Palomino (@yudirachp) graba Tiktoks muy divertidos en sus ratos libres. Aunque ella no tenga mucho tiempo porque atiende en un área de Covid-19 en Lima. En los videos cortos de esta red social, ella sobre todo baila -porque siempre bailó desde muy chica, hasta en un elenco de danzas peruanas-, baila cumbia, reguetón y “Vida de Rico”, de Camilo. Pero también cuenta cómo es su vida como médico, con una mascarilla sobre otra mascarilla, da consejos para que la gente se siga cuidando, y en un video del 16 de octubre con más de 42 mil vistas dice cómo fue uno de los días más felices de su vida. “Porque tuve la oportunidad no solo de curar cuerpos, sino también alma y corazón”, dice su voz de fondo en el video, mientras ella y una compañera bailan de forma espontánea el huayno “Qué linda flor” al centro de un ambiente con pacientes casi recuperados de Covid-19. A distancia se ve que todos aplauden al ritmo de la música, y algunos se levantan para animarse a dar unos pequeños pasos al costado de su cama. Nadie, ni la enfermedad, les había quitado el derecho a sonreír.
Cuando bailó aquella vez entre sus pacientes, Yudira Chacón recordó a su abuelo. Pensó que a él, que falleció por Covid-19 en junio, le hubiera gustado escuchar esa canción. “Quizá le hubiera dado un mejor ánimo y fuerzas para recuperarse”. La doctora Chacón es una creyente en que no solo curan las medicinas sino también la energía, “la buena vibra”, que se puede transmitir a los pacientes. Si uno puede sentirse solo cuando está hospitalizado, está más solo aún con el Covid-19. Aislados y sin recibir visitas, su única compañía es el personal de salud.
@yudirachp Curemos cuerpo y alma. Orgullosa doctora peruana ❤️🇵🇪 ##doctor ##medicine ##baile ##huayno ##peru ##viral ##xyzbca ##foryou ##parati ##destacame ##covid_19
♬ original sound - Yudira Ch. P.
A sus 24 años, Yudira Chacón comenzó este 2020 a ejercer la medicina. Su primer trabajo fue integrar la primera brigada de médicos y enfermeras que viajó a Iquitos en mayo, en el momento más crudo de la pandemia. Fue como ser bienvenida para ir directo a un campo de batalla. “No podía quedarme en mi casa, mientras todo colapsaba, había estudiado para esto”, dice. Pero en ese tiempo no grababa Tiktoks. Tenía turnos de hasta 18 horas, se quedaba a veces sin almorzar, asistía a pacientes gravísimos que llegaban por oxígeno que no había, y además no tenía cómo grabar: nunca llevaba su celular al hospital. Podía ser un factor de contagio, pensaba. Ella y sus compañeros se enfrentaban a un enemigo desconocido y todos los días veían la cara de la muerte. Recién grabó su primer video de TikTok en julio, cuando volvió a Lima. Pero las imágenes de lo que vivió en Iquitos no se le borrarán jamás.
Cuando eres médico, nadie te pregunta si bailas. Como la doctora Chacón siempre bailó entonces eso está en su modo natural de expresarse. Decir las cosas bailando. En un turno de madrugada, cuando todo puede estar bajo control en el hospital, pero todavía faltan algunas horas para salir, ella o las enfermeras de guardia sacan su celular para grabarse porque eso las despierta. Es su pausa activa del día. Y también porque quieren decir: Me puedes ver, estoy aquí todavía.
“Pienso que está bien transmitir el lado positivo de lo que vivimos, pero recalcando que no debemos bajar la guardia. Si se puede transmitir eso a la gente, al menos en videos de 15 segundos, está bien”, dice. El mensaje de sus TikToks no es que se divierten porque ya pasó el Covid-19, que celebran porque hay menos contagios, o porque les sobra el tiempo, sino decir que siguen en sus puestos, trabajando, y que son personas como cualquiera, que pueden reír desde un hospital, el lugar al que nadie quisiera llegar.
Mensajes desde Covilandia
El inicio del confinamiento hizo más popular al TikTok en el mundo. ¿Qué se podía hacer en casa para pasar el tiempo? Muchos hicieron TikToks. Algunos en sus casas solos o con la familia y hasta con la mascota, otros en el hospital con sus colegas vestidos de pies a cabeza con su equipo de protección personal (EPP). No se hace una broma para uno mismo sino para tener una reacción de alguien más, y en Internet el video más doméstico puede multiplicarse para llegar a cualquiera. En TikTok uno puede compartir instantes felices como una salida de emergencia para momentos caóticos. Según una encuesta de Ipsos en el Perú solo el 31% de usuarios de TikTok crea videos, el resto de usuarios observa lo que otros hacen.
Los tiktokers de hospital son cronistas de la pandemia. Aportan un punto de vista que otros no tienen. Relatan desde el lugar de los hechos, pero no muestran la tragedia sino el lado B de las cosas.
La psicóloga Diana Diaz, profesora de la Universidad Cayetano Heredia, dice que en esta cuarentena, que para algunos aún no termina, no solo hubo ansiedad o depresión, sino creatividad como una respuesta ante lo que pasaba afuera. El TikTok exige varios pasos más de creatividad que otros contenidos compartidos en redes sociales. Hay que escoger música o voces, poner efectos, editar, hacer cortes, sintetizar, darle una lógica, una narrativa. Contar una historia. El sociólogo y comunicador Sandro Venturo cree que el TikTok calzó justo con lo que necesitaba el personal de salud para expresarse. Si querían decir algo, contar su día a día, pero de manera entretenida, eso no podía hacerse en un tweet. Es otro su lenguaje.
Los tiktokers de hospital son cronistas de la pandemia. Aportan un punto de vista que otros no tienen. Relatan desde el lugar de los hechos, pero no muestran la tragedia sino el lado B de las cosas. En sus horas de trabajo cumplen la tarea de salvar vidas y luego sus TikToks son como salir a recreo. Un respiro al estrés. Con los hashtags #covilandia, #hospitaltiktok, #fuckcovid, #enfermeratiktok y otros, el personal hospitalario comparte un humor que se suele contar obligatoriamente con mascarilla y, aunque parezca contradictorio, en el que no se ve la sonrisa de quien hace la broma.
En TikTok los profesionales de la salud hacen lo mismo que otros usuarios: cumplen retos musicales, bailan la canción que es tendencia en el momento o hacen la fonomímica de algún chiste. La enfermera @parihuanafit dice que el estrés está prohibido en sus turnos y con dos compañeras baila “Bichota”, de Karol G, y el enfermero @kevin_palacios0292 escribe en un video “Yo pensando seriamente en dejar la enfermería y mejor abro Only Fans, luego recuerdo que aumenté 11 kilos y se me pasa”. Pero también se dedican a la construcción de una puesta en escena y actúan su propia rutina como si tuviera efectos especiales. Uno de los temas en los TikTok de hospitales es ver el tiempo que pasa. Reírse de que el turno no acabe, de la mala suerte de estar por salir y que haya una emergencia, de no volver a casa a la hora esperada. Es un medio para contar como una parodia lo difícil que es ponerse el traje de protección, quejarse de que el Bono Covid no se ha pagado, de que les pusieron guardia en Navidad o Año Nuevo, y se celebra cuando los pacientes se recuperan y se pueden ir.
@parihuanafit un día menos en COVILANDIA 💪
♬ sonido original - alexander arce
Reir es una respuesta natural para el peor de los escenarios. La psicóloga Diana Diaz dice que cada quien encuentra a su modo y en sus términos una forma de no ver solamente el lado negativo. Como no podemos estar alegres todo el tiempo, tampoco podemos estar tristes a cada rato. Se aceptan chistes en los velorios, se hacen bromas alrededor de hechos trágicos, se filman comedias sobre la muerte para reflexionar y aceptarla. Para Sandro Venturo hay contenidos que claramente a través del humor van a ser mejor comprendidos, pero no se puede decir con humor que han fallecido casi 40 mil peruanos por Covid-19.
Grabar un TikTok en un hospital tiene sus límites. En octubre cuatro enfermeras en España grabaron un video donde una de ellas, echada en una cama, simulaba ser una paciente grave, para luego terminar bailando todas juntas con la música de un viral de los primeros meses de la cuarentena: el de los cargadores africanos de ataúdes. Las criticaron en redes por el mensaje inapropiado frente a la segunda ola y se anunciaron investigaciones. Hay límites para hablar directamente de la muerte y en una grabación nunca los pacientes son protagonistas. No se cruza esa línea.
Ánimos de pandemia
Aun en las guerras -y la pandemia del Covid casi que lo es-, las personas se enamoran, los niños nacen, la vida fluye, y la gente no pierde el sentido del humor. Sandro Venturo cree que quizá en la pandemia las redes sociales se han fortalecido como una manera de hablar del mundo. De un mundo que se paralizó por semanas como en una película de ciencia ficción, donde la gente comenzó a usar mascarillas como una prenda más o a preguntarse por cosas que antes no se detenían a observar. Cómo no se iban a convertir estos temas, esta incertidumbre y esta curiosidad por entender lo que ha pasado -dice Venturo- en creaciones de artistas y de gente común. “Ha sido un tiempo de sorpresas no solo al interior de los hogares, sino al interior de las personas. Ha sido un año de descubrimientos y el humor es un disparador de vivencias nuevas e inesperadas”.
Por lo aprendido en el 2020, la doctora Yudira Chacón cree que pequeñas cosas pueden hacer grandes cambios. Desde hacer un TikTok para que la gente tenga más consideración por el trabajo en un hospital y se cuide, hasta sentarse a conversar con un paciente y sacarle una sonrisa. Es una cuestión de empatía, de hacerle sentir que tiene aliados para recuperarse del Covid-19, que no está solo en un proceso que puede ser largo. “En diciembre las personas están más tristes, y una persona se deteriora más si su estado anímico decae”, dice. Yudira Chacón cree que hay una nueva generación de médicos y enfermeros, que con el mismo desenvolvimiento que tienen en sus redes sociales, pueden escuchar a sus pacientes y preguntarles cada día cómo se sienten.
Los pacientes de la doctora Chacón no han visto sus TikToks. Tampoco conocen su rostro. Reconocen su voz, su forma de expresarse, pero en el hospital solo han podido verle los ojos. Quizá cuando salgan la busquen en TikTok o en Instagram y la vean bailar. Pero uno de ellos, un señor ya recuperado de Covid-19, le confesó que la encontró en Facebook. Fue un paciente que ella recibió en muy mal estado. “Se le ve bastante joven”, le dijo. “Si la hubiera visto en otro momento, no hubiera creído que podía ser una doctora y menos que podría salvarme. Ahora veo que no es así y me alegro por eso”.