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Ilustración de Alejandra Saavedra López
Noticias

Grünenthal vendió su último opioide como una opción más segura. Personas en todo el mundo resultaron adictas.

Las ventas de tapentadol, el analgésico de la farmacéutica alemana, se han disparado gracias a una publicidad engañosa. Este reportaje se publica en colaboración con The Examination como parte del proyecto Un Mundo de Dolor, una investigación colaborativa entre periodistas de más de 10 países.

Linda Matthews se enamoró de un hombre encantador y gracioso que, como ella, amaba el rugby y las series policíacas. Brad Liefvoort era su alma gemela. Se veía formando una familia con él.

Luego llegaron las drogas.

Liefvoort se volvió adicto a la oxicodona, recetada para las úlceras de estómago. Con cada dosis, volvía a su casa de Victoria (Australia), alegre y lleno de energía. Cuando se le acababan los medicamentos, sufría síndrome de abstinencia: sudores, agotamiento, ansiedad. Desesperado, llamaba a una ambulancia para que le llevaran al hospital y le dieran más opioides.

De algún modo, la pareja luchó. Liefvoort consiguió dejar la oxicodona. Fue casi milagroso. La vida era mejor. Lo habían logrado, pensó Matthews. Y durante casi un año tuvo razón.

Entonces llegaron los dolores de cabeza crónicos de Liefvoort y la receta de un medicamento que no conocían: el tapentadol.

Otro opioide.

Liefvoort confiaba en su médico, pero Matthews se preocupó.

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Brad Liefvoort, en la foto con su esposa, Linda Matthews, se volvió adicto a medicamentos recetados para úlceras de estómago.
Foto cedida por Linda Matthews.

En los últimos cinco años, las prescripciones de este opioide menos conocido se han disparado, impulsadas por afirmaciones engañosas sobre sus propiedades adictivas similares a las que desencadenaron una crisis de opioides que ahora cobra más de 100.000 vidas al año en todo el mundo.

Grünenthal, la empresa familiar alemana que desarrolló el tapentadol, ha comercializado el fármaco como una alternativa más segura a los opioides tradicionales, restando importancia al riesgo de adicción de cara a los médicos e influyendo en la normativa que regula su prescripción, según revela esta investigación de The Examination y medios de comunicación de seis países.

En una revista médica, los empleados de Grünenthal promocionaron el supuesto «bajo nivel de abuso» del fármaco, una afirmación engañosa que se repite en un vídeo publicado en el sitio web educativo de la empresa para médicos latinoamericanos. El vídeo también minimiza el riesgo de depresión respiratoria del fármaco -o respiración más lenta-, a pesar de que se trata de un efecto secundario bien conocido de los opioides y reconocido por las autoridades sanitarias de todo el mundo.

Grünenthal retiró el sitio web educativo a finales de febrero tras las preguntas de The Examination.

Siete antiguos empleados de Grünenthal que trabajaban en las divisiones de mercadeo, ciencia y ventas también afirmaron en entrevistas para este reportaje que el tapentadol causa menos dependencia que otros opioides.

Grünenthal y otros vendedores de opioides han financiado estudios y artículos relacionados con el tapentadol en revistas arbitradas que sugerían que era menos probable que el tapentadol causara dependencia o condujera al abuso que otros opioides. Seis expertos independientes que revisaron esta investigación por pedido de The Examination y sus medios aliados llegaron a una conclusión unánime: No hay pruebas convincentes que respalden tales afirmaciones.

«He intentado encontrar pruebas -pruebas sólidas e imparciales- de las propiedades menos adictivas del tapentadol, y no he sido capaz de encontrarlas», afirmó Eveline van Dorp, anestesióloga y epidemióloga que investiga sobre opioides en el Centro Médico de la Universidad de Leiden (Holanda).

«Entre los médicos, el personal de enfermería y también los pacientes existe la sensación de que se trata de sustancias inocuas»


Dominikus Bönsch, director médico del Hospital de Distrito de Lohr am Main, en Baviera (Alemania).

En Alemania, Grünenthal también ha promocionado el tapentadol entre los médicos como «altamente eficaz» para el dolor crónico, según muestra el material de mercadeo. Esta recomendación contradice las directrices de la Organización Mundial de la Salud y de las autoridades reguladoras de Estados Unidos y el Reino Unido. Antiguos representantes de ventas afirmaron que también promocionaban el fármaco para el dolor crónico.

Los especialistas en adicciones han calificado la promoción de Grünenthal como engañosa y peligrosa. «Entre los médicos, el personal de enfermería y también los pacientes existe la sensación de que se trata de sustancias inocuas», afirmó Dominikus Bönsch, director médico del Hospital de Distrito de Lohr am Main, en Baviera (Alemania).

«Es pura tontería», dijo. «Un mito».

Grünenthal ejerce una amplia influencia financiando a médicos, organizaciones médicas, grupos de pacientes e iniciativas educativas en América Latina y Europa. En la última década, Grünenthal ha pagado más de 9 millones de dólares para ayudar a financiar al menos 900 grupos de pacientes y organizaciones médicas europeas, según un análisis de datos realizado por The Examination. Una asociación financiada por la empresa hizo lobby al Congreso mexicano para que flexibilizara la normativa sobre la prescripción de tapentadol.

Grünenthal reconoció en un comunicado que «unos pocos» documentos de la empresa describían erróneamente los riesgos de adicción del tapentadol.

Grünenthal contrató a un auditor independiente para revisar sus materiales promocionales y educativos relacionados con los opioides en 2019, según las respuestas de la empresa. «Encontramos en algunos casos que tapentadol se caracterizaba en tales documentos como teniendo el potencial de ser menos adictivo que otros opioides fuertes ... esta afirmación no estaba respaldada por suficientes referencias científicas», dijo la compañía. «No promocionamos ningún medicamento opioide como menos adictivo, que cause menos dependencia o que se abuse de él con menos frecuencia que otros opioides».

Los riesgos de abuso y adicción se incluyen en cada paquete de pastillas y en la información sobre el producto destinada a los médicos, añadió la empresa. Además, el tapentadol está aprobado para el dolor crónico entre moderado e intenso en algunos países, y las etiquetas varían en función de la normativa.

La Organización Mundial de la Salud, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos y médicos independientes han advertido de que el tapentadol, como cualquier otro opioide, causa dependencia y tiene potencial de adicción, uso indebido y abuso.

Daños crecientes

Grünenthal, con sede en Aquisgrán (Alemania), adquirió notoriedad a finales de la década de 1950, cuando introdujo la talidomida, vendida como Contergan. Diseñada para ayudar a las mujeres embarazadas a controlar las náuseas matutinas, el fármaco terminó provocando miles de abortos espontáneos, mortinatos, muertes infantiles y niños nacidos con extremidades atrofiadas o faltantes.

En 1977, Grünenthal pasó a fabricar opioides e introdujo el tramadol, un fármaco contra el dolor de gran éxito. El tramadol, ahora sin patente y también producido por fabricantes de genéricos, ha provocado una oleada mundial de abuso y adicción en la última década. En regiones como África Occidental, los fabricantes ilícitos han inundado el mercado, y al tramadol se le llama a menudo «la cocaína de los pobres». Los expertos calculan que miles de personas mueren cada año por sobredosis relacionadas con tramadol.

Al expirar las patentes del tramadol, Grünenthal desarrolló un fármaco hermano, el tapentadol, que se aprobó en 2008 en Estados Unidos y en 2010 en Europa y Australia. Bajo la marca Palexia o Nucynta según el país, el fármaco pronto se convirtió en el producto más vendido de Grünenthal. Las ventas representaron casi el 20% de los ingresos totales de Grünenthal de 2019 a 2022, antes de caer al 9% en 2024 después de que expirara la patente en algunas regiones.

Grünenthal vende tapentadol en Europa y América Latina, y cobra regalías a empresas a las que otorga licencias para vender el medicamento en otros lugares.

Las ventas y prescripciones de tapentadol han aumentado en todo el mundo en los últimos años en al menos 10 países, entre ellos Alemania, Estados Unidos y México, según datos compilados por The Examination.

En España, las prescripciones de tapentadol han superado ya a las de oxicodona. En Australia, el tapentadol se ha convertido en el opioide más recetado. CSL Seqirus, que tiene una licencia para vender el medicamento, se jactó el año pasado de que el tapentadol ha sido el «único opioide con un crecimiento constante.» En Colombia, las ventas de tapentadol aumentaron casi un 50% entre 2022 y 2023.

A medida que han aumentado las prescripciones, también lo han hecho los informes sobre adicción y muerte.

En Victoria (Australia), los médicos forenses han señalado recientemente docenas de muertes por sobredosis relacionadas con el tapentadol que no se veían antes. En la India, los psiquiatras advierten de un preocupante aumento de adolescentes que compran tapentadol a traficantes y se lo inyectan. Y en Estados Unidos, médicos de clínicas de adicción dijeron a The Examination que han visto un aumento de pacientes dependientes de esta droga.

Según halló esta investigación, muchos países no llevan un registro de las adicciones o sobredosis relacionadas con el tapentadol, por lo que el alcance del problema es en gran medida desconocido.

Rob Poole, psiquiatra que dirigió una clínica en Gales para ayudar a pacientes a dejar los opioides, afirmó que muchos médicos especializados en dolor están entusiasmados con el tapentadol y lo recetan como un «medicamento milagroso».

Poole describió la promoción del tapentadol por parte de Grünenthal como «una clásica campaña de desinformación de las farmacéuticas».

Simon Gill, farmacéutico y prescriptor independiente en Gales, dijo que está viendo las consecuencias del aumento en la cantidad de recetas. Afirma que las personas que no son adictas y toman la medicación según lo prescrito se están volviendo dependientes y sufren efectos secundarios que les cambian la vida.

A muchos pacientes les resulta muy difícil y angustioso dejar la medicación, afirma.

Lucas Trautman, director médico del Oxford Treatment Center de Etta, Mississippi, en Estados Unidos, afirmó que en los últimos tres años su centro ha pasado de ver apenas algunos pacientes dependientes del tapentadol a tratarlos regularmente.

«Se trata de un medicamento que debería tratarse como un opioide, y los médicos no siempre se lo comunican al paciente», afirmó.

En Australia, las muertes por sobredosis de tapentadol no se contabilizan por separado a nivel nacional, pero un informe del Tribunal de Forenses de Victoria notó un aumento de cero a 118 muertes por sobredosis en un período de siete años que finalizó en 2023.

«El aumento de muertes por sobredosis relacionadas con el tapentadol recuerda a lo que ocurrió cuando se introdujeron otros productos analgésicos (como la oxicodona de liberación prolongada)», señala el informe. «Al igual que estos productos, el tapentadol se promocionó inicialmente con afirmaciones de que es más seguro, tiene menor potencial de abuso y menos riesgo de efectos adversos que otros medicamentos similares ya existentes. ... Independientemente de su relativa 'seguridad', el tapentadol sigue presentando riesgos para quienes lo consumen».

CSL Seqirus dijo en un comunicado que las conclusiones del informe muestran que, al igual que con todos los opioides, hay una «necesidad continua de asegurar que todos los profesionales de la salud sean conscientes de que el tapentadol tiene potencial de daño.»

Un portavoz de la compañía señaló un estudio que encontró que en ninguna muerte por sobredosis en Australia antes de 2021, el tapentadol fue el único medicamento involucrado.

'Completamente destruido'

La chispa había vuelto a la vida de Liefvoort y Matthews. Organizaban noches de juegos, hacían viajes de fin de semana. Liefvoort se sentía feliz de estar vivo.

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La receta de tapentadol que Brad Liefvoort tomó para sus fuertes dolores de cabeza desencadenó una recaída y comenzó a alternar tapentadol y oxicodona.
Fotografía facilitada por Linda Matthews

Pero la receta de tapentadol para sus fuertes dolores de cabeza desencadenó una recaída. Su adicción se recrudeció y empezó a alternar el tapentadol y la oxicodona, buscando médicos que se los recetaran. Incapaz de mantener un empleo, se recluyó cada vez más.

Después de que Matthews diera a luz a trillizos, Liefvoort tomaba dosis tan altas de medicación que estaba constantemente somnoliento y apenas podía ayudar con los niños. Robó los analgésicos que le habían recetado a ella tras la cesárea.

Liefvoort, que por lo demás era una persona pacífica, se volvía irritable y agresivo durante la abstinencia. En una pelea, tiró la ducha y rompió en pedazos un jabonero de cerámica. Vomitaba y temblaba tanto que Matthews consideró que no era seguro que tuviera a los bebés en brazos.

«No quedaba ni rastro de él», dijo Matthews. «Las drogas lo habían destruido por completo».

Cuando Liefvoort faltó a la primera Navidad de los trillizos, Matthews, que no veía ninguna esperanza, le pidió que se fuera de la casa. Podría visitar a los niños.

Las afirmaciones de que es menos probable que se abuse del tapentadol o que cause adicción también se contradicen con lo que está ocurriendo en la India, donde son las empresas farmacéuticas de genéricos, en lugar de Grünenthal, las que venden el medicamento. El número de adolescentes que se vuelven adictos al tapentadol ha aumentado considerablemente desde 2017, según los psiquiatras de un importante centro de adicciones que pidieron permanecer anónimos después de recibir amenazas por hablar públicamente sobre la adicción al tapentadol. Otros centros han informado de un aumento similar.

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Ilustración de Alejandra Saavedra López

Los pacientes que presentan adicción al tapentadol suelen provenir de zonas empobrecidas y compran las pastillas para triturarlas, mezclarlas con agua e inyectárselas. Los psiquiatras afirman que el hospital trata hoy a unos 30 jóvenes al mes, el mismo número que tratan por alcoholismo. Suelen acudir al tratamiento sólo cuando el coste de comprar tapentadol es demasiado elevado. Al dejar la droga, experimentan náuseas, vómitos y pérdida de apetito, y sufren una gran irritabilidad y ansiedad.

Un paciente de 21 años que se hizo adicto en el colegio dijo que experimentaba insomnio, se sentía mal y estaba débil y cansado todo el tiempo cuando dejaba la droga. «Cuando me levantaba por la mañana, no tenía energía ni para lavarme los dientes, ni para lavarme la cara, ni para hacer nada», dijo en una entrevista con uno de los psiquiatras. «Si alguien me hablaba, sólo respondía con un 'hmm' o un movimiento de cabeza. Ni siquiera les respondía. Siempre estaba triste».

Según los psiquiatras, el creciente problema de adicción de la India debería servir de advertencia a otros países.

Estudios financiados por la industria

Entonces, ¿dónde se originó la noción de que el tapentadol es un opioide más seguro? Una demanda de 2017 en el estado de Oklahoma, en Estados Unidos, contra los fabricantes de opioides aporta pistas.

Los documentos de la demanda sugieren que en 2009, cuando Johnson & Johnson tenía licencia para vender el fármaco, el «equipo de tapentadol» de la compañía escribió sin firmar al menos una docena de manuscritos académicos. Según investigadores de la Universidad de Bristol que revisaron los archivos, muchos de ellos fueron redactados por la empresa y enviados a varios académicos para que los aprobaran. Los investigadores descubrieron que algunos artículos ya estaban redactados antes de que se seleccionara a los «autores principales».

Al revisar la solicitud de aprobación del tapentadol, la FDA concluyó que «el tapentadol muestra un alto potencial de abuso.»

Una de las teorías sobre las supuestas propiedades menos adictivas del fármaco es el llamado mecanismo dual, que alivia el dolor sin depender únicamente de los receptores opioides del cuerpo.

Un intercambio de correos electrónicos de 2012 entre los coautores de un artículo sobre el potencial de abuso del tapentadol, documentado en la demanda, muestra que incluso en ese momento, los investigadores estaban poniendo en duda la afirmación. Theodore Cicero, profesor de psiquiatría de la Universidad de Washington en St. Louis, escribió a una persona de una agencia de comunicación médica llamada MedErgy y admitió que no tenía pruebas de que el doble mecanismo del fármaco lo hiciera menos propenso a causar dependencia que otros opioides. «No conozco ninguna prueba que lo demuestre, pero puedo aceptar que la gente de J&J... crea que esto es cierto», dijo, y pidió que sus preocupaciones se transmitieran a todos los coautores.

Richard Dart, director ejecutivo de Rocky Mountain Poison and Drug Safety y autor principal del artículo, respondió: «Yo tampoco lo entiendo del todo», en un correo electrónico enviado a sus coautores y a tres empleados de Johnson & Johnson.

Aun así, la afirmación se incluyó en la publicación final.

Dart dijo a The Examination en un correo electrónico que el artículo no había sido influenciado por Johnson & Johnson ni por MedErgy. Cicero no respondió a la solicitud de comentarios.

Johnson & Johnson fue condenada a pagar una multa de 465 millones de dólares en 2019 por exagerar intencionalmente los beneficios y subestimar los riesgos de los opioides recetados. Esta sentencia fue anulada posteriormente por el Tribunal Supremo de Oklahoma, que dictaminó que el juez del tribunal de distrito se había basado en una ley que no era aplicable. En 2022, la empresa aceptó pagar 5.000 millones de dólares en un acuerdo a escala nacional, sin admitir haber actuado mal. Johnson & Johnson, que ya no vende opioides con receta en Estados Unidos, no respondió a una solicitud de comentarios.

Estudios y artículos en revistas médicas escritos por empleados de Grünenthal, sus licenciatarios o investigadores que recibieron financiación de la empresa, también han sugerido que el tapentadol causa menos dependencia o adicción y es menos probable que se abuse de él que de otros opioides.

En un artículo de 2014 publicado en la revista revisada por pares CNS Drugs, empleados de Grünenthal afirmaron que «la menor dependencia observada con el tapentadol» podría deberse a su mecanismo dual. «Además, a partir de los datos iniciales comienza a observarse un bajo nivel de abuso y desvío», señalaron los autores.

En 2015, un estudio patrocinado por Janssen, una división de Johnson & Johnson, dijo que «el abuso de tapentadol se observó con poca frecuencia en este estudio y, sobre una base de prescripción, era menos probable que se abusara que con la mayoría de analgésicos de la Lista II examinados.»

Los expertos médicos que revisaron estos y otros estudios para The Examination identificaron una serie de deficiencias. Por ejemplo, uno no se diseñó para medir la dependencia; otro se llevó a cabo cuando el tapentadol llevaba poco tiempo en el mercado, lo que hacía imposible comparar el potencial de abuso con fármacos que llevaban décadas disponibles.

«Los estudios NO permiten concluir con certeza que el tapentadol produzca menos dependencia», escribió Kyla Thomas, profesora de medicina de salud pública de la Facultad de Medicina de Bristol, en un correo electrónico enviado a The Examination.

Los reguladores estadounidenses están de acuerdo. Al revisar la solicitud de aprobación del tapentadol, la FDA concluyó que «el tapentadol muestra un alto potencial de abuso.»

La Organización Mundial de la Salud en 2014 también planteó preocupaciones sobre el tapentadol, señalando que sus efectos placenteros de corta duración podrían fomentar un uso más frecuente.

Las autoridades sanitarias francesas y canadienses han emitido recomendaciones contra el reembolso de las recetas de tapentadol de liberación lenta, citando su alto costo, la falta de evidencia de que el medicamento es beneficioso para el dolor crónico, y las preocupaciones sobre el abuso.

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Ilustración de Alejandra Saavedra López

Promocionado como menos adictivo

A pesar de los estudios con falencias y de las pruebas cada vez más numerosas que documentan los peligros del tapentadol, los empleados de Grünenthal siguieron haciendo afirmaciones engañosas sobre el fármaco, en conversaciones con médicos y, tras dejar la empresa, en entrevistas para este reportaje.

Al menos siete antiguos empleados de Grünenthal en Alemania y el Reino Unido afirmaron que promocionaban el tapentadol como un fármaco con menos probabilidades de causar dependencia o como adecuado para el dolor crónico.

Brigitte Gäng trabajó como representante de ventas para Grünenthal Alemania entre 2002 y 2020, según su perfil de LinkedIn. Gäng dijo a The Examination a través de esa red social profesional que «la dependencia/adicción nunca fue un problema» con el tapentadol.

Otra representante farmacéutica alemana que dejó Grünenthal en 2023 después de seis años y no quiso ser nombrada por temor a represalias profesionales, dijo que comercializó el medicamento ante médicos como menos propenso a causar dependencia. Grünenthal enseñó a los representantes de ventas a promocionar el medicamento de esta manera utilizando datos de estudios, materiales escritos y seminarios, dijo.

Cuando The Examination le dijo que Grünenthal dice no promocionar el fármaco de esta manera, expresó sorpresa.

En los últimos cinco años en Estados Unidos, los funcionarios de aduanas han incautado más de 20.000 envíos ilícitos de tapentadol que entraban en el país.

Jan-Uwe Claas, antiguo vicepresidente senior de mercadeo en Europa, quien trabajó para Grünenthal durante dos décadas hasta 2022, fue responsable del mercadeo internacional del tapentadol desde el día de su lanzamiento. Claas restó importancia a la posibilidad de adicción en una entrevista con The Examination, afirmando que el tapentadol, cuando se administra en un comprimido que libera lentamente el fármaco, no provoca ninguna sensación de euforia como los opioides clásicos. El argumento se asemeja a otro sobre la oxicodona que ha sido ampliamente rebatido.

Afirmó que el fármaco era adecuado para dolencias como el dolor de espalda crónico severo y la osteoartrosis, y que la visión de la empresa era que el tapentadol sustituyera a la oxicodona en todo el mundo, añadiendo que la empresa había tenido «un éxito parcial» en ello.

«No veo realmente este tipo de riesgo de adicción y de que se muelan las pastillas», afirmó. «No tiene valor en la calle».

En los últimos cinco años en Estados Unidos, los funcionarios de aduanas han incautado más de 20.000 envíos ilícitos de tapentadol que entraban en el país, a menudo desde la India, con destino a direcciones de todo el país, según los registros de Aduanas y Protección de Fronteras. Los funcionarios calcularon que el valor de las pastillas confiscadas en un periodo de seis meses ascendía a 1,3 millones de dólares.

En octubre, la policía de Londres incautó 730 kilos de analgésicos importados de la India, entre ellos tapentadol, por un valor total de 1,3 millones de dólares.

Una investigación de la BBC descubrió en febrero de este año que empresas indias de genéricos habían exportado ilegalmente millones de comprimidos que contenían tapentadol a Ghana y otros países de África Occidental, alimentando una crisis de adicción en la región.

“Ingresos para todos”

En un video de la página web educativa de Grünenthal para profesionales de la salud latinoamericanos aparecía Silvia Allende Pérez, directora de una clínica de dolor pública en México y antigua empleada de Grünenthal. En él, promocionaba el tapentadol y sus «ventajas frente a otros opioides», e incluía una diapositiva con la marca Grünenthal en la que se afirmaba que el tapentadol tiene un «mínimo potencial de abuso».

La diapositiva también decía «depresión respiratoria, no reportada» a pesar de que esta condición es un efecto secundario bien conocido de los opioides y catalogado como tal por las autoridades sanitarias mexicanas.

Grünenthal dijo en un comunicado que estaba de acuerdo en que ese video no reflejaba la evidencia actual y que, a raíz de la investigación de The Examination, ha eliminado el vídeo y ha desconectado el sitio web mientras revisa su contenido. Allende Pérez no respondió a las solicitudes de comentarios.

Grünenthal también ha ayudado a financiar la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor, según Ángel Juárez, presidente de la organización hasta el año pasado. La asociación, creada en los años ochenta, organiza conferencias y cursos para profesionales de la salud.

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Ilustración de Alejandra Saavedra López

Otra ex presidenta de la asociación, María del Rocío Guillén Núñez, ha hecho lobby a legisladores para que se facilite la prescripción de tapentadol.

Durante un foro en el Senado mexicano en 2021, Guillén Núñez se pronunció a favor de flexibilizar las regulaciones en torno a las prescripciones de tapentadol, destacando su «perfil de seguridad.»

Un artículo de 2017 sobre el dolor afirma que Guillén Núñez ha formado parte de la junta directiva de Grünenthal y ha recibido honorarios como expositora de la compañía.

Guillén Núñez dijo en una entrevista con The Examination que cree que el tapentadol debería tratarse más como un antidepresivo.

Colombia aprobó la inclusión del tapentadol entre los medicamentos financiados por el Estado en 2021. Dos médicos que participaron en una de las revisiones que condujeron a la decisión fueron presidentes anteriores y actuales de una asociación contra el dolor que ha recibido financiación de Grünenthal. El equipo tuvo en cuenta artículos financiados por Grünenthal en su revisión.

En Perú, Enrique Orrillo, neurólogo y presidente de la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor, creada en 1995, dijo a una sala de médicos en una conferencia patrocinada por Grünenthal en Lima el año pasado que el tapentadol es «menos adictivo que los opioides tradicionales» y destacó el fármaco como un medio para generar beneficios para los médicos.

Los pacientes satisfechos pueden atraer a más pacientes, dijo Orrillo. «Esto, al final, genera ingresos para todos».

Orrillo trabaja como consultor para Grünenthal y dirige una cátedra sobre dolor crónico patrocinada por la empresa en la prestigiosa Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima.

En una entrevista, Orrillo defendió los beneficios del tapentadol y señaló estudios internacionales.

«Yo no los inventé», dijo.

Grünenthal respondió que opera con las «normas éticas más estrictas» cuando colabora con profesionales y organizaciones sanitarias.

La afirmación de que el tapentadol es un opioide más seguro ha sido repetida por médicos de todo el mundo.

En Gales, la Junta de Salud de la Universidad de Abertawe Bro Morgannwg planteó advertencias en un informe interno sobre la comercialización de tapentadol por parte de Grünenthal en 2019 después de descubrir que en la región se estaba recetando más que en cualquier otro lugar del país.

«El tapentadol es extremadamente similar al tramadol, que también fue lanzado (por la misma compañía farmacéutica) con afirmaciones similares de seguridad, tolerabilidad y falta de potencial de 'adicción', todas las cuales posteriormente se han demostrado falsas», escribieron los autores.

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Brad Liefvoort sufrió una sobredosis de tapentadol y oxicodona en 2021, ambos fármacos en cantidades potencialmente mortales.
Foto cedida por Linda Matthews.

Caroline Hildenbrand-Nixdorf, médico de familia en el norte de Baviera, en Alemania, dijo que los representantes de ventas de Grünenthal animaban a utilizar tapentadol para el dolor crónico, diciéndole que «no era un opioide», sino un «híbrido entre un opioide y un analgésico normal» que no produce «ninguna o poca dependencia». Sus afirmaciones la convencieron para recetar el fármaco. Uno de sus pacientes lucha ahora para dejarlo.

En Australia, cinco meses después de que Liefvoort y Matthews se separaron, la madre de Liefvoort llamó a Matthews. Liefvoort no respondía a las llamadas ni a los mensajes. Matthews envió a su padre a ver cómo estaba. Cuando nadie abrió la puerta, llamó a la policía.

Encontraron a Liefvoort muerto, tumbado en la cama, con unas pastillas en la mano. El informe del forense determinó que había sufrido una sobredosis de tapentadol y oxicodona, ambas drogas en cantidades potencialmente mortales.

En los seis meses anteriores a la muerte de Liefvoort, más de diez médicos diferentes le habían recetado opioides.

«Brad tomó algunas decisiones muy, muy equivocadas», dijo Matthews. «Pero nunca se le debió permitir recibir la cantidad de cosas que estaba recibiendo».

Contribuyeron reportería Susanne Amann, Andrés Bermúdez Liévano, Maria Christoph, Pamela Huerta, Dajana Kollig, Jason Martínez, Iván Paredes Tamayo, Brayan Ramos, Iván Ruiz, Ruben Schaar, Elsa Simantke, Sergio Silva Numa y Fabiola Torres.

Edición: Raquel Rutledge. Análisis de datos por Mago Torres y Fer Aguirre. Edición visual por Taylor Turner y Daniel Nass de The Examination. Ilustraciones de Alejandra Saavedra López. El análisis de los pagos europeos se realizó con el apoyo de Euros for Docs.

Un Mundo de Dolor

Un Mundo de Dolor es una investigación colaborativa en la que participan The Examination (Estados Unidos), Paper Trail Media (Alemania), el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), PlatôBr (Brasil), Salud Con Lupa (Perú), El Espectador (Colombia), y Der Spiegel (Alemania).