Este reportaje fue publicado originalmente por O Joio e O Trigo en su proyecto Cortina de Vapor.
A finales de la década de 1970, el veterano Benício Werner, director de la Asociación de Productores de Tabaco de Brasil (Afubra) hace 50 años, llevó cigarrillos a una farmacia de manipulación. La meta era descubrir cuánto tabaco había en ellos y cruzar el dato con números de ventas. “Si usted sabe un promedio, consigue calcular y alertar al productor”, explica. “Nosotros tenemos que saber cuánto hay de demanda para adecuar la producción”. Es la lógica del mercado: una oferta controlada de tabaco significa mejor precio en el momento en que el agricultor vende la hoja.
Pero con el avance global de los cigarrillos electrónicos, las reglas cambiaron. Prohibidos en Brasil desde 2009 por decisión de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), estos dispositivos tienen baterías y bobinas en lugar de papel y filtro. También es difícil saber si hay tabaco en ellos. Muchos usan nicotina, la sustancia altamente adictiva que está en la hoja y en el cigarrillo común. En el vape, ella se mezcla con químicos y sabores, pero no necesariamente es extraída de la planta del tabaco. Puede provenir de otras hojas ricas en la molécula o ser sintetizada en laboratorio.
La industria tabacalera, que podría informar a los productores sobre los impactos de la nueva tecnología en el cultivo, no tiene reparos en mantenerlos en la oscuridad. “La parte de conocimiento técnico, informaciones precisas, todo eso es una incógnita muy grande para nosotros”, dijo a Joio el presidente de la Afubra, Marcílio Drescher. La asociación profesional, creada para garantizar el seguro rural a los productores de tabaco en la década de 1950, defiende la liberación de esos productos siempre que utilicen tabaco nacional y los productores no pierdan su demanda. “No sabemos exactamente cómo la industria quiere traer esa nicotina al mercado”, afirma.

En el país, estos productos – todos ilegales – son utilizados mensualmente por el 2,2% de los brasileños, aproximadamente 4,2 millones de personas, según el Ministerio de Justicia. Con la mira en ese mercado, empresas como Philip Morris International, la dueña de Marlboro, y British American Tobacco (BAT), fabricante de marcas como Kent y Lucky Strike, han hecho un lobby intenso contra las restricciones de la Anvisa. Las dos gigantes del tabaco dicen que los vapes traerían más ingresos a los agricultores.
“Para nosotros, e incluso [para] el cultivo de tabaco, sería muy beneficiosa la extracción de esa nicotina en Brasil”, dijo un director de BAT, Lauro Anhezini Júnior, en 2023, durante una audiencia en el Senado.
Una serie de documentos internos del fabricante norteamericano de cigarrillos electrónicos JUUL revisados por Joio, sin embargo, revelan que no es exactamente así. Son actas de reuniones, correos electrónicos, diapositivas y planillas disponibles en el sitio Truth Tobacco Industry Documents, de la Universidad de California, que reúne archivos del sector obtenidos en acciones judiciales. En Estados Unidos, JUUL pagó más de 460 millones de dólares en indemnizaciones por tornar adictos a jóvenes con vapes. Una de las sanciones fue abrir al público sus datos internos.
Varios de esos documentos tratan de negociaciones hechas en Brasil. En 2019, uno de los principales proveedores de tabaco para la industria del cigarrillo, la multinacional Universal Leaf, que tiene su mayor unidad de investigación agronómica del mundo en el país y tiene BAT entre sus clientes, propuso abastecer los vapes de JUUL con tabaco brasileño. El reportaje tuvo acceso a un archivo que detalla el plan, además de las estimaciones y relevamientos sobre cómo sería comprar el tabaco brasileño.
El proyecto incluía restringir la producción destinada a los electrónicos para agricultores “específicos” que plantarían “cosechas de alta nicotina”. En Brasil, la producción de tabaco opera bajo un sistema integrado en el que las empresas tabacaleras deciden qué variedades deben plantar los agricultores “contratados” y qué directrices deben seguir. Ellas proveen insumos, semillas, capacitación y descuentan ese costo del pago por el tabaco al final de la cosecha. O sea: solo agricultores seleccionados entrarían en este mercado.
Hoy, son más de 138 mil productores de tabaco en el país, la mayoría pequeños agricultores de la región Sur – alrededor de 24 mil de ellos “integrados” de Universal Leaf. Según las estimaciones calculadas por el reportaje, cerca de 600 – menos de 0,5% de los agricultores brasileños – ya serían suficientes para abastecer la operación global de una marca de gran porte como JUUL.
En total, 1,6 mil toneladas de tabaco del tipo burley, una variedad cuyo tenor de nicotina es el doble del virgínia, el más plantado del país, garantizarían 100 toneladas de nicotina pura. Eso corresponde a menos de 3% de la producción nacional de burley en Brasil.

Son cifras preocupantes para el campo, si las declaraciones públicas de las empresas de tabaco se toman en serio. Puedes consultar las estimaciones de Joio aquí.
Como el consumo de cigarrillos viene cayendo en todo el mundo, el sector ha buscado maneras de frenar la caída en sus ganancias a largo plazo. Por eso, las tabacaleras han apostado por nuevos productos, como dispositivos electrónicos. Sin embargo, ese “salvavidas” no incluye al cultivo de tabaco.
En el papel, las multinacionales prometen incentivar a los fumadores a abandonar el cigarrillo común y apostar por alternativas “menos nocivas”. BAT prometió que hasta 2035 pretende que la mitad de sus ganancias provengan de nuevos productos, como vapes y sachets. En 2024, esa facturación era del 13%.
Por su parte, Philip Morris dice estar “decidida a hacer algo bastante drástico – sustituir los cigarrillos por los productos sin humo”, según correos electrónicos enviados al Ministerio de Justicia con pedidos de reunión para presentar la “misión y estrategia” de la empresa al gobierno brasileño. El objetivo global de la multinacional de convertirse en una empresa "libre de humo" se anunció en 2016. Para 2023, la compañía afirmó que aspira a que los pods y vapeadores representen dos tercios de sus ganancias para 2030.
En términos de impactos para el campo, el plan a largo plazo de estas empresas incluye impulsar la sustitución de un cultivo que requiere 138 mil cultivadores de tabaco por otro que demanda algunas centenas de agricultores.
En octubre de 2024, Joio publicó detalles de otro estudio interno de JUUL que identificó que, a medida que la demanda de dispositivos electrónicos vaya reemplazando a la de cigarrillos tradicionales a nivel global, los vaporizadores generarían solo 24,8 mil empleos en el campo de 2015 a 2045. Por otro lado, el sector perdería 3 millones de empleos en el cultivo de tabaco a lo largo del camino. “El éxito comercial de la entrada de JUUL en nuevos mercados va a sustituir el tabaco producido localmente por nicotina suministrada globalmente”, apostó uno de los ejecutivos de la empresa en la época.
Las diferencias son tan evidentes porque, como no hay combustión en el cigarrillo electrónico, las sustancias son inhaladas de una forma más eficiente. El tipo de nicotina usado en el vape – la sal de nicotina – también es más adictivo que la encontrada en el cigarrillo común. En total, en una comparación directa entre un pod y un paquete, el dispositivo usa hasta 24 veces menos hojas de tabaco, indican cálculos de JUUL revisados por Joio.
Las estimaciones de pocos empleos generados por el vape contradicen el discurso oficial del sector en Brasil, que promete que los dispositivos traerán más empleos a la agricultura familiar si son liberados. Un estudio hecho por la Federación de las Industrias del Estado de Minas Gerais (FIEMG), pero pagado y divulgado por BAT en 2024, dice que legalizarlos podría generar hasta 124 mil empleos en el país, incluso en el campo.
Joio aplicó los mismos cálculos usados en las estimaciones de JUUL para la demanda proyectada de BAT y llegó a números mucho menores: cerca de 90 productores ya serían suficientes para cubrir la demanda nacional de nicotina proyectada por la empresa.

El escenario es tan drástico que, aun siendo bajísima, esa estimación puede estar sobreestimada. Eso porque el levantamiento de la tabacalera usa un escenario hipotético que ignora el peso del contrabando en el consumo de cigarrillos electrónicos – y asume que, si Brasil los legaliza, el 100% del mercado será de empresas formales, lo que es fantasioso.
En todo el mundo, los vapes ilícitos – fabricados en China a bajísimo costo – suelen dominar los mercados. En EE.UU., por ejemplo, cerca del 86% de las ventas de dispositivos electrónicos son de productos ilegales, según la Truth Initiative, una tradicional ONG antitabaco norteamericana.
El estudio de BAT, por ejemplo, trabaja con estimaciones de que un producto regular costaría en promedio R$ 150. Ya un levantamiento hecho por un equipo de la Universidad de São Paulo (USP) pagado por Philip Morris estimó que los cigarrillos electrónicos legalizados podrían costar entre R$ 143 y R$ 429. Hoy, en Paraguay, es posible encontrar vapes de nicotina sintética por precios tan bajos como R$ 6.
Universal Leaf no respondió al intento de contacto de Joio por medio de un formulario en su sitio. BAT, por medio de su asesoría de prensa, proporcionó una copia del informe del estudio producido por FIEMG. Sin embargo, la empresa prefirió no responder a las dudas enviadas por el reportaje. Por su parte, Philip Morris, en cambio, ignoró los contactos del equipo.
En mayo de 2019, un grupo de tres empleados de JUUL desembarcó en Santa Cruz do Sul, en Rio Grande do Sul, ciudad considerada la “capital nacional del tabaco” por albergar multinacionales del tabaco y entidades del sector, como Afubra. A invitación de Universal Leaf, los tres visitaron haciendas, unidades de procesamiento y centros de investigación de la empresa, muestran correos electrónicos revisados por el reportaje.
El gancho del viaje partió de una propuesta de la tabacalera bautizada como “el futuro de la nicotina”. En una presentación obtenida por Joio, Universal Leaf enumera el valor del tabaco, el tenor de la nicotina en la hoja y los costos de extracción y purificación como los tres principales factores que componen el “precio de la nicotina”. Un gráfico muestra variedades de tabaco y los países donde son plantadas. Cuatro de las cinco opciones más baratas eran de India. En séptimo lugar, estaba Brasil. Sólo que, aun lejos de tener el mejor costo, Universal Leaf prefería al país latinoamericano y quería convencer a JUUL de ello.
“¿Por qué Brasil? Primero: tenor de nicotina [de la hoja] más alto, local de la unidad de extracción, sin problemas con licencias, lanzamiento de producto más rápido, conexiones políticas fuertes”, dijeron directores de la empresa al trío de la marca de vapes, según el acta de una de las reuniones realizadas en la ciudad gaucha. O sea: en el país, la marca tendría una logística favorable, no enfrentaría problemas regulatorios para extraer nicotina de la hoja y habría apoyo político.

En un segundo documento, un empleado de JUUL registró anotaciones del encuentro que detallan cómo Universal Leaf pretendía poner a sus cultivadores de tabaco integrados a disposición de la empresa. “[Universal] aislaría a agricultores para cultivar cosechas de alta nicotina”, escribió. “¿Podremos aislar [la producción] para haciendas específicas – haciendas JUUL?”, prosigue. En seguida, las anotaciones indican que sí.
Para eso, sería seleccionado el tabaco oscuro del tipo burley, más precisamente de la variedad KY 171, que no se cultiva en Brasil ni está registrado en el Ministerio de Agricultura. El burley es un tipo de tabaco plantado por menos del 25% de los productores brasileños y, en general, en regiones próximas a la frontera con Argentina. Al contrario del tabaco tipo virgínia, el más cultivado y exportado del país, el burley es curado en galpones, y no en estufas a leña, además de ser cosechado entero, y no hoja por hoja. El precio pagado al productor, en promedio, es 14% menor.
Sólo que el plan de Universal Leaf no prosperó. JUUL prefirió, en el corto plazo, usar nicotina india, hecha a bajo costo con los restos de la preparación industrial del bidi, un tabaco típico del país asiático, y apostar en la producción en laboratorio de nicotina sintética a largo plazo. La visita a Rio Grande do Sul, en realidad, era apenas para aprender sobre el mercado. “Ese viaje es más para que visualicemos el proceso de extracción de la hoja de ellos [de Universal]”, afirmó un empleado de JUUL en un intercambio de correos electrónicos que discutió la llegada al país.

En aquel momento, la empresa incluso evaluaba contratar a Universal Leaf como proveedora, pero prefería instalarse en Asia, en localidades como Filipinas o Indonesia. Tampoco ayudó el hecho de que los cigarrillos electrónicos estén prohibidos en el país desde 2009. “Kevin [Burns, CEO de la empresa en la época] no está optimista con Brasil y, básicamente, lo ve como un agujero de dinero”, escribió una ejecutiva de JUUL a lo largo de la serie de correos electrónicos.
Uno de los factores que convenció a JUUL a preferir la nicotina sintética a la extraída del tabaco a largo plazo fue justamente el precio. En la época, la sustancia producida en laboratorio era más cara debido a la falta de escala – la mayor parte del mercado hasta hoy está dominada por el bidi indio de bajo costo. Las planillas de JUUL indican, sin embargo, que para la demanda que la marca proyectaba, mientras que la nicotina de Universal preveía costos de hasta 350 dólares el kilo (cerca de R$ 1,9 mil), la sintética saldría por alrededor de 300 dólares (algo en torno a R$ 1,6 mil) si fuese comprada en volúmenes mayores.
“La industria debe comenzar a intentar desvincular la imagen de la nicotina del tabaco, en un intento de presentar la sustancia de forma positiva”
Erwin Henriquez, de Euromonitor
Una fuente vinculada a un fabricante de nicotina entrevistada por el reportaje dijo que, hoy, seis años después de las estimaciones de JUUL, los costos de la producción de nicotina sintética están más bajos. Son los precios más bajos, por ejemplo, los que garantizan la escala y competitividad de los vapes producidos en China, que dominan tanto mercados legales, como el de Estados Unidos, como ilegales, como el brasileño.
“La nicotina sintética es mucho más barata”, confirmó a Joio el consultor sénior para la industria de la nicotina Erwin Henriquez, de Euromonitor, una consultoría internacional de inteligencia de negocios que asesora a varias industrias, como la del tabaco. “Eso, en realidad, es uno de los motivos por los cuales productos como los vapes desechables consiguen ser producidos en gran escala y con tanta rapidez. ”
En la evaluación de Henriquez, a largo plazo, la nicotina sintética y la extraída del tabaco deben atraer diferentes perfiles de consumidores, y la propia idea de tabaco como sinónimo de la sustancia va a perder espacio. “La industria debe comenzar a intentar desvincular la imagen de la nicotina del tabaco, en un intento de presentar la sustancia de forma positiva”, dice el consultor. “De forma general, creo que la participación de la nicotina sintética en el mercado global crezca de forma constante en los próximos cinco años, conquistando una porción significativa, especialmente a medida que la industria continúe desvinculando el consumo de nicotina de la quema y, cada vez más, del propio tabaco. ”
Sin embargo, el impacto a corto plazo en su evaluación será mínimo. “Las grandes empresas de tabaco tienen un control muy fuerte sobre la cadena global de suministro de la hoja de tabaco, entonces es de su interés mantener esa estructura como una barrera de entrada para nuevos competidores menores que puedan amenazar su posición”, evalúa. Además, los reguladores pueden intentar favorecer la nicotina extraída del tabaco para evitar el avance de la producida en laboratorio.


El proyecto de Universal Leaf, sin embargo, no murió con el rechazo de JUUL. En el equipo de la multinacional que participó en las reuniones de 2019 estaba Valmor Thesing, director administrativo de la compañía.
Años después, en 2024, dejó el cargo para asumir la presidencia del Sindicato Interestadual de las Industrias del Tabaco (SindiTabaco), entidad que reúne a las principales empresas actuantes en el sector en Brasil, como la propia Universal Leaf, y es una de las responsables del lobby del tabaco junto a políticos, gobiernos y la prensa. A Joio, el sindicato confirmó la participación de Thesing en las reuniones con la marca de vapes.
“En aquel momento, JUUL estaba prospectando, a nivel internacional, futuros proveedores para la materia prima y una de las empresas seleccionadas fue Universal Leaf a través de su matriz en EE.UU.”, dijo la entidad en nota. “En razón de compromisos contractuales de confidencialidad, que continúan vigentes tras la desvinculación del ejecutivo, no hay comentarios que hacer sobre el contenido de reuniones internas de la empresa. ”
Desde el momento en que asumió la presidencia de SindiTabaco el año pasado, uno de los principales argumentos de Thesing para la legalización de los cigarrillos electrónicos es que ellos abrirían el mercado brasileño para la producción de nicotina extraída del tabaco.
“Pienso que Brasil está perdiendo una oportunidad muy grande de insertarse en ese nuevo mercado al no liberar los productos finales [vapes] aquí en Brasil”, dijo Thesing a Joio a fines de marzo, semanas antes de que los documentos que detallan su encuentro con JUUL fueran puestos a disposición por Truth Tobacco Industry. “Hablo de la producción de la nicotina líquida y otros subproductos de la hoja que Brasil tiene en abundancia, y nosotros estamos discutiendo eso en función de una resolución de Anvisa que no tiene el menor sentido”, afirmó.
Al reportaje, sin embargo, la agencia reguladora dijo que “no establece reglas para la forma en que la nicotina es extraída de la planta” ni “reglamenta la extracción de la sustancia”. O sea, el país no tendría restricciones a la producción y exportación de la nicotina pura, apenas a su “conversión en producto fumígeno”. Es decir, a su mezcla con los solventes que producen los líquidos de los dispositivos electrónicos.
La situación brasileña es similar a la de India, el mayor fabricante de ese insumo en el mundo. Los vapes fueron prohibidos en el país en 2019, pero es la nicotina de origen indio la que abastece a la mayor parte del mercado global. La conversión de la nicotina del país en líquidos para vapear normalmente se realiza en fábricas de China, Estados Unidos y Suiza.




SindiTabaco, sin embargo, culpa a Anvisa por la “oportunidad perdida”. La entidad afirmó a Joio que, aunque la agencia no prohíba la extracción de la nicotina en sí, prohíbe su exportación si el destino comercial de la materia prima es la producción de líquidos de vapes. En la misma época en que Universal Leaf presentó su plan a JUUL, la empresa habría buscado autorización de Anvisa para producir nicotina líquida y exportarla, pero el pedido habría sido negado y “el estudio de prospección” cerrado, dijo el sindicato.
Además, la entidad afirmó que la preferencia por el burley “sería una oportunidad para esos produtores - que venían viendo una disminución de la demanda- de tener oportunidad para continuar produciendo”.
La promesa de ingresos al campo con la extracción de nicotina se convirtió en argumento para la liberación de los vapes en boca de políticos que dicen defender a los agricultores. El discurso encontro apoyo, por ejemplo, en la Asamblea Legislativa de Rio Grande do Sul, estado que es el mayor productor de tabaco del país, responsable por cerca del 40% de la producción brasileña.

A comienzos de julio de este año, por ejemplo, los diputados estatales de Rio Grande do Sul aprobaron un informe, con apoyo de SindiTabaco y BAT, que sugirió que los vapes pueden proteger a la agricultura del tabaco de la disminución global en el consumo de tabaco. “Productores de tabaco e industrias asociadas tienen sus potenciales de innovación y diversificación limitados, agravando la dependencia de mercados tradicionales que enfrentan caída en el consumo global de cigarrillos convencionales”, dice el documento.
“Al reglamentar los DEFs y fomentar la producción de nicotina líquida, extraída de productos de la agricultura del tabaco, Brasil estaría creando una nueva fuente de ingresos para el sector”, asegura el informe. Su relator, el diputado estadual Marcus Vinícius, del partido Progresistas, no respondió a los pedidos de entrevista de Joio.
La preocupación con el futuro del sector tiene ciertos fundamentos, ya que gobiernos se han esforzado por combatir el consumo de cigarrillos en todo el mundo. El producto mata a más de 8 millones de personas al año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El índice supera el total de muertes de la pandemia de Covid-19, que vitimó a cerca de 7 millones de personas entre 2020 y 2023. Sólo en Brasil, son 161 mil muertes ligadas al tabaquismo al año, según el Instituto Nacional del Cáncer (Inca).
Por eso, no es de extrañar que el consumo global del producto haya bajado de 5,9 billones de unidades en 2007 a 5,1 billones en 2020, una caída impulsada por medidas de salud pública, de acuerdo con anuarios del tabaco revisados por Joio. La disminución en la demanda también impactó en el número de productores de tabaco en Brasil: eran 236 mil agricultores de tabaco en 2005, 71% más que hoy.
Mayor exportador de tabaco del mundo, Brasil también ve las exportaciones en caída. De 626 mil toneladas en 2005 a 446 mil en 2024, según datos de comercio exterior del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios.

Mientras las multinacionales presionan por la liberación de los dispositivos electrónicos para abrir ese mercado en Brasil, industrias menores ya se mueven para exportar el tabaco brasileño y atender la demanda por nicotina pura, que también puede ser usada en dispositivos de tabaco calentado y sachets, ambos populares en diferentes países de Asia y Europa. Es el caso de la industria de procesamiento de tabaco Unicruz, con sede en Vera Cruz, ciudad vecina a la “capital del tabaco” Santa Cruz do Sul, que tiene proyectos – aún en desarrollo – de compra y venta de tabaco para extractoras de nicotina.
La falta de cultivo de variedades de altos tenores de la sustancia, como lo planeado por Universal Leaf, sin embargo, es un obstáculo. “Se busca un tabaco de nicotina muy alta, que aquí no se produce como en otros países”, explica el director de operaciones de Unicruz, Jonas Lara. “Hoy el tabaco plantado en Brasil está dirigido directamente al cigarrillo, pero, con el paso del tiempo, probablemente irán a producir aquí alguna variedad con un tenor mayor [de nicotina]”, evalúa.
El agricultor Ernani Konzen, de 50 años, observa parte de las ocho hectáreas de su plantación – cinco propias, tres arrendadas – en la que su familia plantará cerca de 100 mil pies de tabaco en esta cosecha. Allí, él, su hijo João, de 21, y su esposa Cristiane, de 41, producen desde hace 14 años la hoja que hoy suministran a BAT y a Philip Morris.
La familia de la zona rural de Santa Cruz do Sul tiene dificultad para vivir de otros cultivos que no sean el tabaco en el pequeño terreno que poseen en su propiedad. “Ya entré en el ramo del maíz años atrás y pagué para plantar porque, a la hora de la venta, el precio no cubre el costo de producción”, dice Ernani. “La única cosa para nosotros hoy que está dando dinero, lucro, es el tabaco.”

En varias de las regiones productoras de tabaco del Sur del país, los agricultores que se “arriesgan” en otros cultivos tienen dificultades, ya que la logística económica en muchas de esas ciudades está orientada enteramente a la cadena productiva del tabaco. En municipios como Vera Cruz y Santa Cruz do Sul, por ejemplo, la mayoría de los mercados de la región compran alimentos a más de 150 kilómetros de allí, de centrales de abastecimiento de la capital Porto Alegre, y no de productores locales.
El país incluso tiene una política pública, el Programa Nacional de Diversificación de Áreas Cultivadas con Tabaco (PNDACT), para ayudar a los agricultores de tabaco a encontrar otras fuentes de ingresos fuera del tabaco – ya que por la caída en el uso de cigarrillos comunes, la tendencia es de una baja en la demanda de la hoja a largo plazo. El programa tuvo algunas ediciones entre 2011 y 2019, pero nunca avanzó. Hoy, sigue estancado por el gobierno de Lula en el Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA).
Sin embargo, aún no hay claridad para los agricultores sobre qué son los cigarrillos electrónicos y qué riesgos pueden traer a la plantación. “Uno escucha hablar en los medios, pero en cuestión de las empresas, ellas no relatan nada sobre eso todavía con nosotros, ¿no?”, dice Ernani. “La única cosa que dicen es que el productor que haga calidad nunca va a necesitar preocuparse porque ese siempre va a tener mercado.”
Incluso políticos que defienden la producción tabacalera, como el diputado federal Heitor Schuch (PSB), que es de Santa Cruz do Sul, no han recibido respuestas claras de la industria al cuestionarla si los cigarrillos electrónicos demandan menos tabaco que los comunes. “La impresión es que hay pocos datos aún concretos sobre el real impacto de los dispositivos electrónicos en la demanda de tabaco”, dijo en nota a Joio. “El agricultor, en general, quiere producir y tener ingresos para el sustento de la familia, y no está directamente involucrado en esa discusión.”

A fines de marzo, el presidente de SindiTabaco, Valmor Thesing, que participó en las reuniones de Universal Leaf con JUUL, dijo a Joio no tener “datos técnicos” sobre si la nicotina líquida necesita o no de menos hojas para ser producida, y dijo que la entidad iniciaría un “diálogo” con las tabacaleras para conversar con representantes de los productores sobre el asunto.
El líder de la entidad también sugirió que sería “excelente para Brasil” una caída en la demanda de tabaco con impactos en la producción rural. “Nuestro gobierno sólo habla de que debemos ‘diversificar’ a los productores, o mejor, debemos acabar con la producción de tabaco para que ellos produzcan alimentos”, dijo. “Entonces, si se reduce la necesidad de productores de tabaco, nosotros implementamos la diversificación con ellos y respondemos a lo que quiere el gobierno.”
A lo largo de la conversación, Thesing dijo que, con los cigarrillos electrónicos, el sector está atento a los “fumadores del futuro”. “¿Tú crees que las generaciones futuras van a fumar los cigarrillos tradicionales, si fuman, o van a fumar los nuevos productos? ¿Quién define lo que van a consumir? ¿Es la industria o es el usuario?”, cuestionó. “Sin vicios, la humanidad no vive.”
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