Cuando a fines de agosto Liu Jingzhen, presidente de Sinopharm, anunció que la potencial vacuna china administrada en dos dosis costaría 1.000 yuanes, las redes chinas estallaron en llamas. ¿Quién asumiría el pago? Después, la farmacéutica estatal explicó que ese era un monto referencial para privados y punto de inicio de las negociaciones. Pero había excepciones, con precios “razonables y preferenciales” por compra anticipada masiva (en el interior de China, para gobiernos locales y empresas), y para los países donde se estaba llevando a cabo los ensayos de la fase 3.
La vacuna inactivada de Sinopharm que ha sido desarrollada con el Instituto de Productos Biológicos de Beijing fue una de las tres fórmulas que lograron en julio la aprobación de las autoridades chinas bajo el esquema de “vacuna de emergencia”. Cinco meses después, en diciembre esta misma vacuna fue la primera en obtener la autorización para “comercialización condicional” de la Administración Nacional de Productos Médicos de China, pocas horas antes del cierre del año.
El precio de 1.000 yuanes para las dos dosis ($72 dólares por dosis, $154 dólares en total) de la vacuna de Sinopharm anunciado por el Liu Jingzhen en agosto no resultó ser el importe real ni definitivo, tan solo referencial bajo el esquema de “vacuna de emergencia” pues hasta el momento, ni gobiernos locales chinos, empresas chinas, privados chinos o incluso, países extranjeros han pagado esta cifra en sus negociaciones.
Desde agosto hasta fines de diciembre, bajo el esquema de “vacuna de emergencia”, los gobiernos locales de varias provincias chinas negociaron con Sinopharm un precio mayorista fijado en 400 yuanes por dos dosis ($30 dólares por dosis, $60 dólares en total). Este es el caso de Jiangsu, Zhejiang y Sichuan, por ejemplo, debido a que estas provincias registraron el aumento de casos importados y algunos locales.
Las empresas chinas que adquirieron lotes de vacunas para sus empleados, especialmente para aquellos que debían viajar al exterior, consiguieron precios similares bajo el mismo esquema de emergencia. ¿Por qué gobiernos locales y empresas privadas chinas se apresuraron por comprar vacunas en fase 3? Para evitar el confinamiento focalizado en caso de las primeras, o la interrupción de actividades comerciales en caso de las segundas.
En las redes chinas, una encuesta de Sina Weibo a 150 participantes mostró que el 80% de los encuestados estaba de acuerdo con el precio alcanzado en las negociaciones porque era “asequible y aceptable”. Pero el universo de encuestados era muy reducido y las llamas seguían ardiendo. Aún, muchos se preguntaban ¿Quién pagaría la vacuna? Más adelante, Zheng Zhongwei, funcionario de la Comisión Nacional de Salud aseguró que “estaría en el límite de lo que una persona puede pagar”.
Sin embargo, una vez la vacuna de Sinopharm alcanzó el permiso de “comercialización condicional”, Zheng Yixin, subdirector de la Comisión de Salud, anunció que “esta vacuna se ofrecerá gratuitamente para todos los ciudadanos chinos” aunque no se especificó si el seguro de salud pública cubrirá parte del costo o será incluido en el programa gratuito de vacunación nacional. Por el momento, las dosis se aplican según un cronograma dirigido a grupos de riesgo calculado en 50 millones hasta febrero.
Cuando la vacuna se encuentre en un nivel de “abierta al público en general y sin restricciones” probablemente sucederá lo que ya adelantó Chen Shifei, subdirector de la Administración Nacional de Productos Médicos. “Las vacunas son un bien público y el precio puede variar, pero la premisa primordial es que será proporcionada de manera gratuita” (al menos en China). Esta variación de precio se fijará “de acuerdo al coste de producción”, detalló, y dependerá de las negociaciones.
El presidente de Sinopharm, Liu Jingzhen, quien fue uno de los primeros en inocularse la vacuna en una fase muy temprana de los estudios, y otros funcionarios chinos han intentado fundamentar el precio de estas dosis. “En comparación, las vacunas inactivadas se desarrollan rápidamente pero con una enorme inversión. Hasta el momento, Sinopharm ha invertido unos 2.000 millones de yuanes ($308 millones de dólares aproximadamente) para construir dos plantas de producción P3 (nivel 3 de bioseguridad)”.
Las dos plantas de Sinopharm, la de Beijing inaugurada en abril y la de Wuhan inaugurada en junio, han asegurado -para empezar- una producción de 120 y 200 millones de dosis anuales, respectivamente. A principios de diciembre, la viceprimera ministra Sun Chunlan, quien lidera el combate contra el coronavirus en China, visitó el Instituto de Productos Biológicos de Beijing y pidió a Sinopharm que “esté lista para la producción a gran escala”.
A inicios de este año, el presidente Liu Jingzhen anunció que “ya estaban recibiendo pedidos de docenas de países”. No obstante, el tema no se limita a la producción y la distribución de estas dos dosis pues sería necesario en el futuro una tercera dosis para mantener la inmunidad a largo plazo. “Según nuestra experiencia, la mayoría de las vacunas inactivadas necesitan una tercera inyección como refuerzo”, explicó el vicepresidente Zhang Yuntao. El laboratorio también está analizando la cobertura de protección de jóvenes y niños. Así que hay vacuna para rato y para largo.
Patricia Castro Obando es Doctora en Antropologia China y periodista residente en Beijing. Entre 2001 y 2004 fue corresponsal de El Comercio (Perú) durante las guerras de EE.UU. en Afganistan e Iraq. Hasta el 2012, fue corresponsal en China para el mismo diario. También trabajó en la cadena china CGTN entre 2003 y 2005. Salud con lupa reproduce este columna con autorización expresa de la autora.