A lo largo de los siguientes días y semanas, científicos de todo el mundo compartirán las primeras revelaciones sobre la nueva variante de SARS-CoV-2 denominada ómicron. Nosotros somos dos investigadores que estudian la evolución de los virus, y estaremos observando de cerca los datos conforme se vuelvan públicos. Estas nuevas investigaciones incluirán desde estudios de laboratorio que analizan cómo interactúa el virus con anticuerpos hasta observaciones de resultados en pacientes y datos a gran escala en torno a las infecciones y las hospitalizaciones. Los datos tratarán de responder tres preguntas clave, todo lo cual es importante para entender el riesgo que implica ómicron.
¿Qué tanto puede la variante ómicron eludir los anticuerpos que tenemos de las vacunas e infecciones previas?
Ómicron tiene muchas mutaciones, sobre todo en la proteína de la espícula que es el principal objetivo de los anticuerpos generados por las vacunaciones y las infecciones previas. Es por eso que a los científicos les preocupaba que pudiera evadir las defensas creadas por las vacunas o generadas a partir del contagio de covid-19. Los experimentos de laboratorio ya han demostrado que ómicron tiene mutaciones que reducen la capacidad de bloqueo de infecciones en los anticuerpos a casi una cuadragésima parte de su efectividad en contra de una versión anterior del virus.
Hay pruebas contundentes de que esta resistencia aumentada a los anticuerpos por parte de la variante ómicron provocará más infecciones entre las personas vacunadas y las que ya se han infectado. Un estudio proveniente de Sudáfrica halló un índice más alto de personas que se contagian una segunda vez de la variante ómicron que con olas previas causadas por las variantes beta y delta. Ómicron también ha causado algunas infecciones de leves a moderadas en individuos que se vacunaron y habían recibido una tercera dosis de refuerzo. Un reporte preliminar del Reino Unido estima que la efectividad de la vacuna en contra de la enfermedad con síntomas es más baja contra la variante ómicron que contra la delta.
Estos primeros hallazgos sugieren que las vacunas quizá no ofrezcan tanta protección contra las infecciones como lo hacían antes. Además, existe la probabilidad de que se necesiten dosis de refuerzo específicas para la variante ómicron en el futuro.
¿La inmunidad que tenemos nos protegerá contra el riesgo de padecer una enfermedad grave?
Incluso si algunos anticuerpos no logran bloquear las infecciones de ómicron, las células T y otros anticuerpos desarrollados gracias a la vacunación o las infecciones quizá proporcionen algo de protección en contra de enfermedades graves. En otras palabras, las muertes y las hospitalizaciones tal vez no ayuden a dar un seguimiento de casos tan preciso como lo han hecho en olas previas de la pandemia. Medir eso requiere datos de clínicas, hospitales y estudios epidemiológicos que den seguimiento a las infecciones y los síntomas de las personas a lo largo del tiempo. Ese tipo de estudios toman más tiempo que los experimentos en un laboratorio.
Por lo general, los casos graves de covid-19 tardan varias semanas en desarrollarse, por lo que las muertes y las hospitalizaciones son lo que los científicos llaman un “indicador retrospectivo”. Por ello, aunque está bien ser optimistas cuando escuchamos los primeros informes anecdóticos sobre personas vacunadas que solo tuvieron síntomas leves, recordemos que tomará tiempo tener datos confiables sobre la gravedad general de la enfermedad. Es posible, por ejemplo, que la variante ómicron pueda causar enfermedades más leves en personas que ya se han vacunado o infectado pero que cause enfermedades graves en personas que no tienen inmunidad. Eso tendrá implicaciones en cuanto a la carga que esta pueda suponer para los hospitales.
¿La variante ómicron es más contagiosa que la delta?
Sabemos que la variante ómicron se transmite bien porque está causando una cantidad cada vez mayor de casos en muchos países. Hay dos factores que podrían contribuir a esta situación: la variante ómicron quizá tenga una gran capacidad de infectar a las personas que no han desarrollado inmunidad, y tal vez tenga una capacidad aumentada de infectar a las personas con inmunidad previa, derivada de vacunaciones o infecciones anteriores.
El equilibrio de estos dos factores determinará si la variante ómicron es más transmisible que la delta en todas las poblaciones, o solo en lugares como Sudáfrica y otros países, donde hay mucha inmunidad en personas que se contagiaron previamente. Para entender mejor la transmisibilidad de la variante ómicron, los científicos tendrán que medir su índice de crecimiento en comparación con otras variantes entre distintos grupos de personas. Responder esta pregunta podría ayudar a predecir los periodos de posibles aumentos en los casos de hospitalización.
Lo que nos dirán las respuestas
La variante ómicron podría dar pie a varios contextos distintos.
Una posibilidad es que la variante ómicron sea tan transmisible que se propague en todo el mundo y supere a todas las demás variantes, incluida la delta, de manera que, en el futuro, todos los nuevos virus provengan de ómicron. Esto ocurrió a mediados de 2020 con una variante llamada D614G (esto fue antes de que les dieran nombres griegos a las variantes) de la que se han generado todas las variantes subsecuentes.
Otro escenario es que ómicron se propague en algunos lugares, pero al final resulte ser menos transmisible que otras variantes y acabe desapareciendo. Esto sucedió con las variantes alfa y beta en la primera parte de 2021.
Ya sea que ómicron desplace por completo a otras variantes o no, parece probable que cause un aumento de casos en todo el mundo. El alcance de este repunte dependerá del nivel de inmunidad de las distintas poblaciones, de las medidas de salud pública vigentes y de los efectos en la transmisión que tienen factores como los cambios estacionales de temperatura y humedad, los cuales hasta ahora no se conocen bien.
Si ómicron provoca un aumento de casos pero enfermedades menos graves que delta, sería sin duda una buena noticia. No obstante, si se propaga de manera amplia, aún podría enviar a un gran número de personas al hospital. También hay que recordar que es posible que la variante ómicron sea al menos tan grave como la delta en personas sin inmunidad. Tampoco conocemos aún las consecuencias a largo plazo en la salud de tener covid-19, y tardaremos semanas en comprender cómo afecta la ómicron a grupos de personas con diferentes niveles de inmunidad.
Se espera que las medidas que controlan la propagación de otras variantes también ayuden a contener la variante ómicron. Entre ellas se encuentran el aumento de la cobertura de vacunación, el apoyo a la realización de pruebas rápidas en masa, la mejora de la ventilación en interiores, el fomento del uso de cubrebocas (así como el uso de cubrebocas de mayor calidad) y la asistencia para que las personas identifiquen cuando están infectadas, lo cual facilita su aislamiento. Existe evidencia de que recibir una dosis de refuerzo incrementa la protección más allá de la proporcionada por la serie de vacunas primarias.
Dadas las múltiples mutaciones de ómicron, también podría ser necesario fabricar vacunas específicas para esta variante.
Adoptar estas medidas al tiempo que se vigilan las incógnitas ayudará a encontrar un equilibrio entre la reducción del riesgo y el disfrute de nuestras vidas. Eso es lo que esperan los científicos, al igual que todo el mundo.
© 2021 The New York Times Company