Opinión

Cómo Da Vinci destruyó las decisiones basadas en evidencias en EsSalud

Una compra millonaria sin sustento sólido y el silencioso desmontaje de un órgano técnico clave: esta columna revela cómo EsSalud dejó de lado la evidencia científica para justificar la adquisición del robot Da Vinci, abriendo la puerta a decisiones impulsadas por intereses y no por el bienestar de los pacientes.

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Foto: INEN

En los últimos días, los titulares de las noticias se han centrado en el sobreprecio que se está pagando por el robot quirúrgico Da Vinci Xi. Pero hay un componente crítico que ha pasado desapercibido: la evidencia. ¿Qué pasó?

A inicios de 2025, el Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI) de EsSalud evaluó el robot Da Vinci, concluyendo que no ofrece beneficios clínicos relevantes frente a la laparoscopía, pero cuesta mucho más. Es decir, más gasto por el mismo resultado.

Inmediatamente, se reemplazó a la Directora del IETSI, Joshi Acosta. Su reemplazo fue Daysi Díaz Obregón. El nuevo equipo eliminó el informe técnico original y lo reemplazó por otro, elaborado por personas que no tenían experiencia en elaboración de Evaluación de Tecnologías en Salud.

El nuevo informe es hasta cierto punto una copia del anterior, ya que concluye que no hay beneficios clínicos claros, pero luego introduce un análisis económico que asume que sí hay una menor tasa de conversión a cirugía abierta (cuando hojas atrás el mismo informe había dicho que no). Además, estima un costo altísimo para esas conversiones, sin respaldo, y concluye que el robot generaría ahorros.

Esto es como decir: “No tenemos evidencia de que funcione mejor, pero igual vamos a asumir que sí, y además que eso nos va a ahorrar dinero”.

¿Por qué nos debería interesar esto?

Porque esto cambia las reglas del juego.

El Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación es (o era) el filtro técnico que evitaba que EsSalud gaste millones en tecnologías sin valor real. Si ese filtro desaparece, se abre la puerta a que cualquier intervención, sin importar su utilidad, sea aprobada bajo presión política o intereses comerciales. Y vaya que existen intereses enormes que quieren clavarle el diente al presupuesto de EsSalud.

Y esto tiene un costo muy real: cada dólar malgastado es un dólar que no se invierte en intervenciones que sí salvan vidas —como medicamentos, equipos o infraestructura esencial, entrenamiento, atención primaria…

Si dejamos de basar nuestras decisiones en evidencia, dejamos de proteger a los pacientes. Y eso, más allá del escándalo, es lo verdaderamente preocupante.

Alvaro Taype Rondán es médico epidemiólogo, con experiencia en las áreas de investigación y toma de decisiones basadas en evidencias. Ha participado en el desarrollo de más de 20 guías de práctica clínica, y ha publicado más de 100 artículos científicos en diversas áreas. Actualmente se desempeña como investigador en la Universidad San Ignacio de Loyola, y como docente en EviSalud Evidencias en Salud.