Todos los días aparecen noticias sobre el colapso del sistema de salud en nuestra región y miles de peruanos se sorprenden. Quizás lo que deberían saber es que siempre hemos estado colapsados. Cuando yo estaba en Medicina Interna sufría para ingresar a mis pacientes a la Unidad de Cuidados Intensivos porque nunca había espacio. Incluso cuando rotaba en Infectología, solo me daban una mascarilla a la semana. Eso es absurdo porque atendemos a muchos pacientes con tuberculosis. El año pasado se infectaron dos compañeros. Lo que quiero decir es que en Loreto y Ucayali la pandemia ha desbordado los problemas que nuestros hospitales arrastraban desde hace décadas. La realidad es que tenemos una catástrofe en la selva.
Desde que empezó el estado de emergencia, las autoridades han hecho caso omiso a las recomendaciones del Colegio Médico Regional. Nuestros doctores e infectólogos tenían un plan de contingencia y pidieron a los municipios poner de su parte para evitar la propagación del virus. Lo esencial era acondicionar un espacio público, que en Pucallpa tenemos bastantes, para que ahí se reciban los casos COVID. Sin embargo, lo que decidieron fue poner este centro al lado de la Emergencia del Hospital Regional. Los familiares de los casos positivos recorren todo el hospital expandiendo el virus. Por eso tenemos tanto personal infectado. El mismo Decano del Colegio Médico Regional, el Dr. Favio Sarmiento, se ha contagiado. Él ha dedicado su vida a estudiar enfermedades infecciosas, es el jefe de cátedra del curso de Medicina Tropical e Infectología de la Universidad Nacional de Ucayali. Cuando los internos nos enteramos de que estaba enfermo, nuestra moral se cayó por los suelos: nuestros doctores están por su cuenta, las autoridades los han abandonado. Felizmente el Dr. Sarmiento se encuentra bien. Su promoción del año 83 hizo una colecta y se lo llevaron a Lima.
Cuando el Ministerio de Salud planteó el retorno de los internos de medicina a los hospitales, nosotros respondimos un rotundo no. Nos duele tener que hacerlo pero no nos ofrecen ninguna seguridad. Nuestros docentes nos han dicho que en esta pandemia no hay nada cierto: no hay cura ni apoyo de las autoridades. Nos repiten que están en el hospital porque quieren que nosotros, los internos, estemos a salvo. Si ellos caen, nosotros somos sus reservas. Nos han mandado guías y protocolos de otros países para aprender sobre ventilación mecánica. Es como si nos estuviesen preparando para entrar a actuar si las cosas se ponen aún peor.