Actualizado al 21 de enero de 2021
En el ondulante camino por contener al COVID-19, los médicos de todo el mundo han usado desde antiinflamatorios y antivirales hasta plasma sanguíneo y células madre. A pesar de que la ciencia ya ha ofrecido suficientes pruebas sobre la ineficacia o perjuicio de algunos de ellos, ciertos gobiernos de América Latina insisten en mantenerlos en sus tratamientos oficiales. Medicamentos como la hidroxicloroquina o la azitromicina ya no deberían aplicarse en los hospitales, sin embargo países como Perú, Brasil o México continúan ofreciéndolos sin atender a las advertencias de la comunidad científica internacional.
En este especial, con la colaboración de la Fundación Epistemonikos, hemos analizado la evidencia disponible para algunos de los tratamientos y medicamentos más usados contra el coronavirus. Luego hemos elaborado una clasificación de siete niveles (desde “altamente efectivo” hasta “la ciencia no lo avala”) que describe la utilidad de estas terapias. La clasificación se actualiza cada semana de acuerdo a la nueva evidencia disponible.
Tratamientos que no se evalúan en estudios clínicos porque existe información suficiente que advierte de sus riesgos o de la improbabilidad de encontrar beneficio (en base al conocimiento científico ya establecido).
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Intervenciones que no tienen beneficio, o que el beneficio no supera los riesgos, o que el beneficio es mínimo a un costo demasiado alto, y cuya evidencia tiene buena certeza.
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Tratamientos en los que aún no podemos descartar con certeza que tenga algún beneficio, pero los resultados iniciales no son alentadores.
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Tratamientos en los que aún no podemos asegurar nada, ya sea porque la certeza de la evidencia es muy baja, porque los estudios han tenido resultados mixtos o porque los datos no son confiables.
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Tratamientos en los que aún no podemos asegurar con certeza que los beneficios sean mayores que los riesgos y costos, pero hay resultados iniciales alentadores. Aún no listo para uso pero se justifica realizar más investigación.
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Tratamiento en el que la balanza entre beneficios versus riesgos o costos está a favor de lo primero. Además, la evidencia nos entrega buena certeza de que los datos obtenidos en los estudios reflejan lo que ocurrirá en la realidad.
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Un tratamiento accesible, efectivo y seguro, para el cual la evidencia nos entrega buena certeza de que los datos obtenidos en los estudios reflejan lo que ocurrirá en la realidad.
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