La evidencia de que la transmisión del SARS-CoV-2 ocurre, principalmente, por el aire (al entrar en contacto con los aerosoles que expele una persona infectada), es cada vez más abrumadora. En consecuencia, cualquier espacio cerrado, lleno de gente y sin ventilación, se convierte automáticamente en un espacio de riesgo. Por eso, meterse en un avión por varias horas parecería un salto seguro al contagio.
Pero no lo es. Especialmente si los pasajeros, la tripulación y los aeropuertos aplican las medidas y tecnologías adecuadas. De acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), el riesgo de contraer una enfermedad por una persona enferma a bordo de un avión no es muy distinto del de otras áreas confinadas y con alta densidad de ocupantes, como un autobús, un metro o un cine.
Pero incluso el riesgo en los aviones puede ser menor que en muchos espacios confinados si cuentan con sistemas de ventilación y filtración eficaces.
¿Cómo se ‘limpia’ el aire del interior del avión?
Desde antes de la pandemia, muchas aerolíneas ya habían equipado sus aeronaves con filtros HEPA (por las siglas en inglés High Efficiency Particulate Air), compuestos por una malla de fibras de vidrio dispuestas al azar para atrapar partículas diminutas.
Las mejores medidas de protección dentro de un avión incluyen usar cubrebocas KN95 -sin válvulas- de manera correcta y durante todo el trayecto, llevar toallas húmedas con alcohol y gel para usarlos después de tocar alguna superficie y evitar el contacto con las personas
Los diámetros de estas fibras varían entre los 0.5 y los 2 micrómetros, suficientes para que las partículas contaminantes o, en este caso, las virales, se adhieran a ellas al rozarlas o impactarlas, dependiendo de la velocidad en el flujo del aire. Según datos de la IATA, estos filtros pueden capturar más del 99% de los microbios del aire filtrado, incluso si las partículas miden menos de un micrómetro. Así que pueden propiciar un ambiente similar al que tendría, por ejemplo, una sala de operaciones de un hospital.
La otra parte de equipo de ‘limpieza’ son los sistemas de aire de cabina, diseñados generalmente para introducir aire del exterior en un 50% y recircular el aire filtrado en otro 50%. Esta combinación permite que el aire fluya de manera continua y haya entre 20 a 30 cambios de aire por hora, lo que significa que en los aviones equipados con estos filtros el aire de la cabina se remplaza cada tres minutos.
Por esto, sería recomendable cerciorarse sobre el tipo de filtros que tiene el avión, así como del porcentaje de aire exterior y de aire filtrado que utiliza en su sistema de ventilación. El uso, por ejemplo, de filtros obsoletos o mal colocados podrían ser una señal de alarma.
¿Qué están haciendo las aerolíneas para proteger a los pasajeros?
Aunque la mayoría sigue las pautas de organismos internacionales y agencias como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, cada aerolínea ha establecido sus propios protocolos. La mayoría, como Alaska Airlines, American Airlines o Delta, ha aplicado restricciones de asientos para disminuir el contacto entre los pasajeros y reducido el servicio de comidas y bebidas.
Muchas han establecido protocolos de limpieza permanentes. “Cualquier superficie dura que toquen los clientes y empleados -incluidos los lavabos, las cocinas, las mesas con bandejas, las persianas de las ventanas y los reposabrazos- se limpian a fondo con un desinfectante de alto grado y un limpiador multiusos”, dice un comunicado de American Airlines.
E incluso algunas han aplicado nuevas tecnologías como la pulverización electrostática para los vuelos internacionales de larga distancia, que consiste en rociar desinfectante en toda la cabina a través de partículas cargadas eléctricamente.
“Se usa una solución desinfectante que se combina con aire y se atomiza con un electrodo. El rociador contiene partículas con carga que se fijan sobre las superficies y objetos de manera eficaz”, explica en un video Capucine Michaud, de Air Canada.
Aun así ¿podría infectarme dentro de un avión?
Sí, la posibilidad de encontrarse con el virus es permanente, sobre todo si hay pasajeros infectados asintomáticos que tosen, hablan o estornudan sin usar cubrebocas o que tocan las superficies o van al baño sin lavarse las manos.
Por eso, las mejores medidas de protección dentro de un avión incluyen usar cubrebocas KN95 -sin válvulas- de manera correcta y durante todo el trayecto; llevar toallas húmedas con alcohol y gel para usarlos después de tocar alguna superficie (la bandeja para comer, el brazo del asiento o el cinturón de seguridad); y evitar el contacto con las personas.
Algunos especialistas recomiendan cosas más específicas. Farleigh Cleghorn, jefe de la práctica de salud global de la consultora Palladium, sugiere mantener la ventilación superior abierta y en dirección al rostro ya que “el flujo de aire continuo crea una pequeña e invisible 'pared' que restringe (al menos ligeramente) el aire exhalado de otros pasajeros", dijo Cleghorn a National Geographic.
Otros estudios sugieren que elegir los asientos a lado de las ventanas es mejor idea que los de los pasillos. En 2018, investigadores de la Universidad de Atlanta, en Estados Unidos, publicaron un artículo en el que advertían que las personas que se sientan cerca de las ventanas son las que menos se levantan de sus asientos, y por lo tanto quienes tienen menor posibilidad de tener contacto con más personas o superficies.
Lo cierto es que, gracias a los sistemas de filtración del aire de la cabina, resulta más probable que haya algún riesgo de contagio fuera del avión que dentro de él. Las filas para hacer el check-in, las salas de espera, así como las zonas de abordaje o de entrega de equipaje suelen ser lugares donde se acumulan las personas y hay menor distancia entre ellas. Por eso es más provechoso que uses el cubrebocas y te mantengas a más de un metro de distancia de cualquier persona en esos sitios que, incluso, dentro de la cabina.
Después de viajar ¿es recomendable hacer cuarentena?
Cada país estipula sus propios protocolos. En países como Venezuela, Argentina y Chile se mantiene el cierre de fronteras aéreas. En Perú, este mes de octubre, se reanudaron los vuelos internacionales pero sólo en tramos que duren máximo cuatro horas. En otros países, como México, Brasil, Colombia y Ecuador, la entrada es libre y no se exige a los viajeros hacer cuarentena, aunque ya hay empresas que ofrecen las pruebas PCR a domicilio antes y después de viajar para estar seguros de que no hay una infección.
En el Reino Unido o Francia, si provienes de un país no exento de COVID-19, te piden dirigirte directamente al lugar donde te hospedarás y hacer un autoaislamiento durante 14 días que inician un día después de que saliste de tu país. Mientras que Alemania solicita hacerte una prueba por PCR durante los primeros 10 días de tu llegada.
En cualquiera de los casos, lo recomendable es el autocuidado, mantener un monitoreo permanente de tu estado de salud, trayectos y contactos.