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Deja de buscar esa prueba y aíslate

Frente al número avasallador de contagios por ómicron, muchas personas quieren hacerse pruebas para descartar una posible infección. Sin embargo, esta variante es tan contagiosa que los especialistas recomiendan que, si sentimos síntomas y no hay pruebas disponibles, asumamos que es covid-19 y no salgamos de casa.

aislamiento

Durante los más de dos años de pandemia, nos hemos acostumbrado a recurrir a las pruebas de diagnóstico para confirmar o desechar la posibilidad de tener la infección por Covid-19. Y a pesar de que sigue siendo la forma más confiable de saber si una persona está infectada, la altamente contagiosa Ómicron está cambiando las reglas del juego, sobre todo en los lugares donde las pruebas escasean.

Ómicron ya es la variante de Covid-19 más contagiosa en lo que va de la pandemia.

Desde noviembre de 2021, cuando fue reportada, se ha esparcido a gran velocidad en todo el mundo, propiciando que distintos países de la región vivan números récord de infectados. De acuerdo con datos de Our World in Data, hasta el 24 de enero de 2022 la nueva variante ya representa 92.45% de casos de covid-19 en Argentina; 90.43% en Brasil; 94.1% en Colombia; 96.15% en Costa Rica; y 95.98% en México. Y aunque otros países tienen porcentajes menores como Perú (27.38%) o Chile (47.22%), la tendencia de nuevos casos va en aumento.

Frente al tsunami de contagios por esta variante, muchas personas han recurrido a farmacias, centros de salud y laboratorios en busca de una prueba diagnóstica, lo que ha propiciado una altísima demanda y, en muchos lugares, su desabastecimiento. Durante las últimas semanas, se ha reportado escasez de pruebas de antígenos y PCR en varios países de la región, desde centros de salud en Perú, hasta la capital mexicana, donde se han registrado filas enormes para conseguir una prueba. En Ecuador, con el fin de evitar el desabastecimiento, la ministra de Salud, Ximena Garzón, tuvo que restringir el libre acceso de pruebas de antígeno y PCR, y autorizarlas únicamente en los casos en los que han sido prescritas por un médico.

Para varios especialistas, la persecución de pruebas no solo es, en muchos casos, innecesaria, sino que además puede ser contraproducente, debido a que las personas que las buscan y que posiblemente están infectadas pasan mucho tiempo en lugares hacinados y sin respetar la sana distancia. En resumen, buscar una prueba no evita la infección, pero sí la puede propiciar.

La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, aseguró el 19 de enero que “la demanda de pruebas es más alta que nunca, especialmente porque muchos países de nuestra región también están registrando una temporada activa de gripe, por lo que es fundamental que los países usen las pruebas de manera inteligente”. Usar pruebas de diagnóstico de manera inteligente incluye incorporar algunas estrategias:

1.- Dar prioridad a las pruebas de antígenos

Mientras que con otras variantes era recomendable realizarse la prueba PCR porque su alta sensibilidad permitía tener más certeza de si había o no infección, la alta transmisibilidad de Ómicron le ha dado mucha más relevancia a las pruebas de antígenos, entre otras razones, porque son más baratas y el resultado se obtiene en minutos.

Además, aunque hay una alta probabilidad de que haya falsos negativos, también se ha visto que, si una persona con síntomas tiene una prueba positiva de antígenos, con mucha seguridad la persona estará infectada, ya que, según algunos estudios preliminares, estas pruebas rápidas tienen una mayor sensibilidad en presencia de síntomas. “Debido a que enfrentamos una escasez de pruebas, la OPS recomienda que los países prioricen las pruebas rápidas de antígenos para las personas que tienen síntomas de Covid-19 y están en riesgo de propagar el virus”, dijo la directora de la organización.

En condiciones de desabastecimiento, a las personas que no tienen síntomas pero que creen haber estado expuestas a la Covid-19, tampoco se les recomienda hacerse una prueba de ningún tipo, sino dar por hecho que están infectadas y aislarse. A ellas “se les debe recomendar ponerse en cuarentena cuando sea posible y seguir las medidas efectivas de salud pública como mantener el distanciamiento social, usar mascarillas y evitar las reuniones grandes a fin de evitar que otros se enfermen”, dijo Etienne.

A pesar de que la recomendación de la OPS es privilegiar las pruebas de antígenos para las personas con síntomas, el hecho de que, por un lado, esa población sea tan avasalladora y que, por otro lado, haya desabastecimiento en tantos lugares, ha hecho que las pruebas dejen de ser una regla y que, en su lugar, se aplique el sentido común.

2.- La clave: los síntomas

Con las variantes previas como Alpha y Delta había una gran diversidad de síntomas, algunos de ellos difíciles de identificar. Pero con Ómicron la sintomatología parece ser más homogénea: dolores musculares, de cabeza y malestares muy parecidos a los que produce la gripa. Y aunque abunda la información para que las personas logren diferenciar si sus síntomas son producto de Covid-19 o de influenza, lo cierto es que son tan parecidas que resulta casi imposible diferenciarlas.

Así lo explicó el infectólogo mexicano, Samuel Ponce de León a El País: “En este momento es casi imposible distinguir una gripe del covid. Lo que hay que hacer en estas circunstancias es pensar y asumir que es covid. Toda la gente que sospeche que tiene un catarro y que no crea que es covid está equivocada. (…) Si no es covid, es influenza. En cualquiera de los dos casos tienes que confinarte y aislarte inmediatamente, pensando en que no quieres contagiar a nadie más”.

Para él, desde el inicio de la pandemia, las pruebas han sido sobrevaloradas. “La prueba no va a modificar tu evolución, no te va a mejorar, no va a hacer nada más que confirmar un diagnóstico”. Por lo tanto, en los lugares donde conseguir una prueba implica situaciones de riesgo, hacerla no va a evitar la infección y sí podría contribuir a que más personas se infecten.

3.- Nada en exceso… tampoco las pruebas

El extremo opuesto de hacer un uso eficiente e inteligente de pruebas, en lugares donde son escasas, es hacerse demasiadas sin que haya necesidad. Hasta ahora, la recomendación para quienes tienen covid leve es mantenerse aislado durante 5 días que cuentan a partir del primer día de síntomas o a partir del día de la prueba positiva, si se trata de una persona asintomática. En este periodo no hace falta hacerse pruebas de manera continua

De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, en los casos de covid leve tampoco es necesario hacerse una prueba una vez que terminan los días de aislamiento recomendado. De nuevo, hay que aplicar el sentido común y evaluar nuestra evolución: dejar pasar los 5 días, y 24 horas después de que haya terminado la fiebre y otros síntomas.

Las pruebas post-confinamiento sí se recomiendan en pacientes inmunodeprimidos moderados o graves. Para ellos, el aislamiento termina cuando tienen “resultados negativos en al menos dos muestras respiratorias consecutivas recogidas con un intervalo de ≥ 24 horas” ya sea por antígenos o PCR, y también “se sugiere volver a realizar la prueba de detección de la infección por el SRAS-CoV-2 si los síntomas empeoran o reaparecen después de finalizar el aislamiento”.

Si hubiera suficientes pruebas para todas las personas con síntomas o sospechas de infección, probablemente el diagnóstico sería una prioridad. Pero la realidad que nos revela Ómicron es que no hay, y posiblemente no habrá, todas las que la región necesita. Por eso, no parece haber otra opción más que escuchar a la OPS: usar las pruebas disponibles de manera inteligente.

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