Entrevistas

Amazonía en alerta: los casos de coronavirus crecen en 14 pueblos indígenas

La ministra de Salud, Pilar Mazzetti, confirmó hoy el ingreso de la variante brasileña de Covid-19 a Lima, Huánuco y Loreto. La situación se agrava si tomamos en cuenta que entre el 21 de noviembre y el 26 de enero, el número de indígenas amazónicos infectados por el Covid-19 creció en un 62%. Conversamos con la ingeniera agrónoma Marlene Castillo sobre este incremento y la ausencia del Estado.

Comando Covid en Loreto
La expansión del coronavirus no cesa en los pueblos indígenas amazónicos. La creación de los Comandos Covid no ha sido una garantía de contención.
Orpio

Hace seis años, en el distrito de Nieva, en Amazonas, Marlene Castillo experimentó en carne propia la sabiduría ancestral del pueblo Awajún. Ella, que vivía allí desde hace meses realizando consultorías y voluntariado, se cayó en una reunión de coordinación, rompiéndose tres costillas. Para su buena suerte se encontraba rodeada del núcleo de dirigentes Awajún, quienes la estabilizaron en dos días con toé, una planta medicinal que alivia el reumatismo y las úlceras, entre otras propiedades. En el Hospital de Bagua, adonde la llevaron luego, Marlene sufrió la precariedad del sistema de salud en la selva peruana: ni siquiera estaban en condiciones de sacarle placas para revisar sus lesiones.

Desde entonces, y desde antes, Marlene Castillo se ha preocupado por visibilizar estas brechas. Brechas que se han acentuado en el marco de la pandemia. Castillo, ingeniera agrónoma de profesión, acaba de publicar en Vigilante Amazónico —una plataforma de vigilancia gestionada por CooperAcción— un informe sobre la actualidad de las comunidades indígenas en la amazonía. Aunque ha focalizado su seguimiento en Loreto, Ucayali y Amazonas, ha determinado, basándose en la última actualización de la sala de datos abiertos del Ministerio de Salud y las direcciones regionales de salud, que la población indígena contagiada de Covid-19 pasó de 23,221 casos al 21 de noviembre de 2020 a 37,726 al 26 de enero de 2021. Es decir, un aumento de casos del 62% en apenas dos meses.

A un mes de cumplirse un año de haberse decretado el Estado de Emergencia en el Perú, el Viceministerio de Interculturalidad aún no ha publicado el informe oficial sobre el estado de los pueblos indígenas. Tampoco se sabe cuántos sabios perdió cada etnia. Desconocimientos que nos otorgan pocas certezas sobre la magnitud de la tragedia y nos impiden adoptar medidas concretas.

Desde la semana pasada que volvimos a la cuarentena reparamos en las lecciones que nos dejó la primera ola. Si en Lima los centros del primer nivel de atención siguen sin estar debidamente equipados para afrontar la pandemia y los hospitales ya están colapsando, ¿cómo está la amazonía en estos momentos?
El punto de partida es que las microredes de salud en las comunidades no son más que locales precarios en todo sentido. Tanto de personal como de recursos. En estas zonas el transporte de comunidad a comunidad es surcando el río, y a veces no hay esa logística. En el caso de Amazonas, el hospital de Bagua es precario totalmente. Y en el caso de Condorcanqui, que es la realidad que más conozco, no hay servicios de atención de buen nivel. El año pasado, las imágenes han sido brutales, con gente amontonada un poco a su suerte. Esa imagen de total ausencia del Estado, cuando el virus se expandía rápidamente en los primeros meses perdura hasta hoy.

A lo largo de todo este tiempo hubo una demora generalizada. Como la creación de los Comandos Covid…
Así es. El Estado reaccionó muy tarde. Las brigadas de salud recién comenzaron a visitar las comunidades en agosto. Imagínate. Recuerdo que en el primer artículo que escribí empecé diciendo que el Viceministerio de interculturalidad era poco útil para los pueblos indígenas. Y es que no salió al frente como debería haber sido. La normatividad recién fue dada en mayo.

La demora más clamorosa, por no decir otra cosa, debe ser la carencia de un informe oficial que nos permita saber qué tan afectada ha sido la amazonía…
Es una negligencia gravosa. Pareciera que los funcionarios del Estado no comprenden que cada pueblo indígena es único en su esencia. Si en un pueblo indígena, integrado por cuatro mil miembros, los contagios alcanzan el 50% y el 15% de sabios se muere estamos hablando de que es un pueblo en riesgo de extinción. Es un etnicidio. No es lo mismo con los no indígenas. Nuestra cultura no va a morir por el Covid. ¿Pero la de ellos? El Viceministerio de Interculturalidad debería ser el principal protector y garantista de sus derechos. Pero tienen una indolencia que solo puede ser comprendida a partir de la poca valoración que está en juego. La estadística importa para el promedio nacional, pero no importa una estadística diferenciada para ellos.

¿Qué concluye a partir de su informe?
Existe un incremento del 62% de población indígena infectada con Covid-19. Pero lo significativo es qué está expresando ese 62%. Hasta noviembre, ocho pueblos indígenas amazónicos presentaban más de 500 casos. Pero en enero el virus se expandió y esas cifras casi se han duplicado: ya no son ocho sino catorce pueblos indígenas que superan los 500 casos. Y largamente.

¿Cuáles son estas comunidades?
Te lo voy a decir en orden de crecimiento: Lamas, que se concentra en San Martín, ahora tiene 1,605 casos. Los Yine-Yami, es decir los Piro de Ucayali, tampoco aparecían, y ahora figuran con 1,295 casos. Están los Chayanitas con 820 casos. Cocama-Cocamilla, con 774 casos. Kashinahua con 715. Kandozi-Murato con 563. También están los que ya aparecían en la lista, pero ahora han crecido tremendamente como los Awajún que andaban por los siete mil contagiados y a la fecha cuentan con 9,831. Los Awajún es el pueblo que registró más contagios confirmados desde un inicio y continúa en el primer lugar, seguido por los Kichwas con 7, 341 casos. Mientras que el 80% de Awajún se concentra en Amazonas, los Kichwas están asentados en Loreto. Esa Amazonía Norte es clave.

Consolidado de contagios en comunidades indígenas al 26 de enero de 2021
Casos confirmados de Covid-19 en pueblos indígenas amazónicos al 26 de enero de 2021. Fuente: Ministerio de Salud
Vigilante Amazónico

¿Y qué hay de los fallecidos?
Lamentablemente no he podido acceder a la cifra de fallecidos. El 31 de enero ingresé a la sala abierta de pueblos indígenas del Minsa y la data no está. En noviembre sí se podía acceder. Es una data que publican cada dos meses y medio. Hay una desidia. Si no recoges información, ¿qué monitoreo vas a hacer?

Todo recae en los esfuerzos de las diversas organizaciones indígenas. Es más un esfuerzo de la sociedad civil que del Estado.
Es un esfuerzo de los aliados. Institucionales e individuales. Organizaciones indígenas como Aidesep pueden sacar data, pero no pueden captar la densidad de la información tan dispersa que se tiene. La primera vez que se comparó la data se veía que era recontra subestimada, pero esa es una obligación del Estado cuya presencia ha sido solo de asistencia puntual pero no efectiva, con una mirada multisectorial de la salud.

A pesar de que la data no está actualizada, ¿qué podría decir al respecto de la mortalidad?
Si uno ve la cantidad de fallecidos va a encontrar en términos de cifras absolutas que Amazonas tiene 408 fallecidos confirmados de Covid frente a Loreto que tiene 2,498 y Ucayali que tiene 1,243. Cuando uno se pregunta cuál es la composición de la población con Covid en Amazonas encontrará que prácticamente el 30% de los que han dado positivo son indígenas mientras que en Loreto podríamos decir que el 20%. En Ucayali es el 10%. Ese 30% de Amazonas se concentra en la provincia de Condorcanqui, en el distrito de Imaza. Ahí el Estado no puede decir que hay dispersión. Están recontra focalizados. El Estado debe potenciar aquello que los pueblos indígenas han venido construyendo a partir de julio para atenderse sabiendo que el Estado los había abandonado y que ir a un centro de salud sin oxígeno significaba morir, como les sucedió a sabios de varias comunidades que ya no regresaron.

¿Todavía no se puede estimar cuántos sabios han fallecido en la amazonía?
Si no sabemos ni siquiera cómo están los indígenas en otras zonas como Madre de dios. No hay quién trabaje la data. Quién la siga. Yo sigo la data para el norte de la amazonía. Y de sabios no existe un registro de fallecidos. Eso lo conoce la gente. Para mediados de julio el pueblo Awajún intentó hacer una lista. Identificaron a unos diez. En el camino se murieron otros. Pero cuántos se habrán muerto y no han sido mencionados. Nosotros desde la sociedad civil, con el máximo esfuerzo podemos difundir lo más visible, pero no lo invisibilizado.

Marlene Castillo, ingeniera agrónoma y activista por los derechos de los pueblos indígenas.
Marlene Castillo, ingeniera agrónoma y activista por los derechos de los pueblos indígenas.

¿Cuál es su proyección de los próximos meses?
La tendencia de contagios seguirá. Pero no solo es un asunto de atención en salud. No hay electricidad, telecomunicaciones. La brecha digital es fatal. Ya se debería tener partidas para instalar paneles en centros educativos o comunales. Ahora que hemos vuelto a la cuarentena, la dificultad que tienen para cobrar sus bonos es otro aspecto que los vulnera. Se exponen a un riesgo altísimo. Fue el caso de Santiago Manuin en Santa María de Nieva. Tuvo que salir de su bosque para solicitar lo que le correspondía al banco. Fue la única vez que salió y fue fatal. A los doce días ya estaba camino a Bagua, muy grave.

En Manaos, la capital del estado de Amazonas en Brasil, se ha desatado una nueva variante de Covid-19. Dada su cercanía a la triple frontera que compartimos con Brasil y Colombia por el lado de Loreto, ¿cómo ve su avance hacia el país?
Esa es una zona crítica. Allá hay comunidades que se pasan de una frontera a otra. Hay minería ilegal, además. Es una zona que debería estar en rojo. Que de ahí pueda saltar la nueva cepa al Perú es muy posible. Es una triple entrada de contagio.

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