Graciela Hilares ha recorrido innumerables veces los senderos del Santuario Nacional de Ampay, en la región Apurímac. Durante casi 24 años de servicio ininterrumpido como guardaparque oficial, su presencia se ha fundido con el paisaje, convirtiéndose en parte esencial de este territorio. Al avanzar por los empinados caminos que conducen a las lagunas Angasccocha (3,250 m.s.n.m.) y Uspaccocha (3,750 m.s.n.m.), parece trazar la ruta con cada paso, como si la montaña se moldeara bajo sus pies. Graciela conoce el peso de su labor en la conservación de esta área natural protegida. "Si el guardaparque no protege, no conserva; sin nosotros, el área natural protegida quedaría desierta, expuesta a la destrucción de sus plantas y a la caza furtiva. Somos la primera línea de defensa para preservar los recursos naturales", afirma. Sin embargo, tanto ella como sus compañeros enfrentan una dura realidad: su invaluable trabajo sigue sin recibir el reconocimiento ni la retribución que merece.
En el Perú, 903 guardaparques oficiales forman parte del equipo reconocido por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), que custodia incansablemente la riqueza natural del país en 76 áreas naturales protegidas entre reservas nacionales, parques nacionales, santuarios, reservas paisajísticas, refugios de vida silvestre, reservas comunales, bosques de protección, cotos de caza y zonas reservadas.
Sin embargo, detrás de este esfuerzo colectivo se esconde un conflicto silencioso: al menos una treintena de ellos ha demandado al Sernanp y al Ministerio del Ambiente por la desnaturalización de sus contratos laborales. Graciela Hilares es una de las afectadas. A pesar de sus casi 24 años dedicados a proteger el Santuario Nacional de Ampay, el Estado no ha reconocido plenamente los derechos laborales que le corresponden. Su caso, como el de muchos otros, refleja una deuda pendiente con quienes resguardan los tesoros naturales del país bajo condiciones que distan de ser justas.
Para esta investigación se analizaron 27 sentencias emitidas en favor de guardaparques peruanos: 12 en primera instancia, 12 en segunda instancia y 3 a nivel de la Corte Suprema. Según los expedientes revisados, correspondientes a 13 casos en concreto, el Sernanp y el Minam acumulan una deuda de S/ 1,666,785.00, correspondiente a vacaciones atrasadas, indemnizaciones, intereses legales y otros conceptos. Los demandantes, con entre 14 y 21 años de servicio, enfrentan una incertidumbre laboral que les impide planificar su jubilación.
Estos fallos respaldan las demandas de quienes, como Graciela Hilares, han luchado por el reconocimiento de sus derechos laborales, evidenciando un patrón de vulneración sistemática que ha sido corregido por el sistema judicial en múltiples ocasiones.
![Graciela Hilares, guardaparque oficial del Santuario Nacional de Ampay. Laguna Angasccocha (a 3,250 m.s.n.m.)_Foto Gabriel García.](/media/images/Graciela_Hilares_guardaparque_oficial_del_San.width-1920.jpg)
Derechos negados: la lucha de los guardaparques
Graciela Hilares recuerda con pesar a compañeros que dedicaron más de 30 años de su vida como guardaparques y murieron sin recibir los beneficios que les correspondían. Su labor, muchas veces cumplida en condiciones extremas, quedó en el olvido. Por eso, ella ahora lucha para asegurar un futuro digno para su familia y sus hijas. No piensa rendirse a pesar de los constantes retrasos y apelaciones en su proceso legal.
Ser guardaparque en el Perú no solo implica proteger áreas naturales, sino también enfrentar peligros constantes. Amenazas, ataques y condiciones adversas son parte de su día a día. Sin embargo, el Estado sigue sin garantizar su seguridad ni reconocer su trabajo. La muerte de Lorenzo Wampagkit Yamil, asesinado en 2020, y la de Jailer Jota Coquinche, quien falleció a los 24 años por dengue en una zona fronteriza remota, evidencian la precariedad en la que ejercen su labor. Su sacrificio deja en claro que estos protectores del medioambiente necesitan mayor protección y reconocimiento.
A esta lista se suman tragedias recientes, como la de Victorio Dariquebe Gerawairey, asesinado en abril de 2024, y Quinto Inuma Alvarado, cuyo asesinato en noviembre de 2023 conmocionó al país. Ambos dedicaron su vida a la defensa del medio ambiente como guardaparques, enfrentándose a peligros que evidencian la falta de medidas adecuadas para protegerlos. Estos casos emblemáticos subrayan la urgente necesidad de valorar y garantizar la seguridad de quienes protegen el patrimonio natural del Perú y, más aún, de respetar sus derechos laborales.
Mar Pérez, abogada encargada de la Unidad de Defensores Ambientales de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos del Perú, destaca que los guardaparques enfrentan una situación de altísimo riesgo debido a las constantes agresiones que sufren. Señala que, al igual que otros defensores del medioambiente y líderes sociales, los guardaparques “son permanentemente objeto de agresiones que van desde los actos de intimidación, las amenazas, pero también asesinatos".
Pese a esto, como en el caso de Graciela, no se les reconoce, mínimamente, su labor.
![Jair Rentería es guardaparque del Coto de Caza El Angolo, en Tumbes. En julio de 2024, su puesto fue atacado por cazadores furtivos. Foto Ricardo Mendoza](/media/images/Jair_Renteria_es_guardaparque_del_Coto_de_Caz.width-1920.jpg)
Henry Carhuatocto, abogado especializado en derecho laboral y ambiental, y director del Instituto de Defensa Legal del Ambiente y el Desarrollo Sostenible (IDLADS Perú), explica que los conflictos laborales de los guardaparques tienen su origen en los años 90. En esa década, el desaparecido Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA) los contrató bajo un régimen de locación de servicios, un modelo que supone que la persona contratada no tiene un jefe directo, goza de autonomía plena y recibe honorarios por un servicio específico. Sin embargo, Carhuatocto subraya que “en el caso de un guardaparque eso es imposible, porque el guardaparque está subordinado a un jefe del área protegida, a especialistas y a trabajadores administrativos”.
El abogado, quien representa los 13 casos revisados en esta investigación, explica que los contratos de locación resultan inapropiados porque los guardaparques cumplen con las características de un contrato laboral. “En los procesos judiciales demostramos que su relación reúne los tres elementos esenciales de un contrato de trabajo: es una prestación personal, es remunerada, y existe subordinación por parte del empleador, lo que permite que sean fiscalizados y sancionados como trabajadores formales”, detalla.
Esta subordinación, aclara, justifica el reclamo de los guardaparques por beneficios sociales que debieron recibir desde los años 90, como gratificaciones, compensación por tiempo de servicios, escolaridad, entre otros. “Eso es lo que estamos reclamando y no se nos está dando a la fecha”, recalca Carhuatocto.
![Augusto Gonzaga guardaparque de Tumbes, Foto Ricardo Mendoza](/media/images/Augusto_Gonzaga_guardaparque_de_Tumbes_Foto_R.width-1920.jpg)
![Barandas en el puesto de control “Estación Biológica ‘El Caucho’”. El propio Sernanp reconoce que de los 229 puestos que tiene a su cargo, sólo 30 están en buen estado](/media/images/Barandas_en_el_puesto_de_control_Estacion_Bio.width-1920.jpg)
De hecho, el Poder Judicial ha fallado consistentemente a favor de los guardaparques, basándose en el llamado "principio de primacía de la realidad". Este principio, frecuentemente citado en las sentencias, establece que, en caso de discrepancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que está documentado formalmente, prevalece la realidad de los hechos sobre lo estipulado en los documentos. Es decir, lo que sucede en la relación laboral tiene mayor peso que lo que figura en un contrato.
Esta interpretación encuentra respaldo en la Ley de Productividad y Competitividad Laboral. Su artículo 4 señala que, ante una prestación personal de servicios remunerados y subordinados, se presume la existencia de un contrato de trabajo a plazo indeterminado. Además, el artículo 72 especifica que los contratos laborales deben estar por escrito, indicando claramente su duración y las causas objetivas que justifiquen la modalidad contractual. Finalmente, el artículo 77 advierte sobre la "desnaturalización de los contratos" en casos donde se demuestre simulación o fraude a las disposiciones legales.
En el caso de los guardaparques, esta normativa ha sido clave para evidenciar que sus contratos por locación de servicios no reflejan la realidad de su relación laboral.
![CAPTURA](/media/images/CAPTURA.width-1920.png)
Un paso más allá: el reconocimiento falso a los guardaparques
En el corazón del Parque Nacional de Cutervo, la primera área natural protegida del Perú, Agustín Vásquez Gonzáles ha dedicado más de 25 años a resguardar su biodiversidad. A sus 50 años, este guardaparque del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) ha enfrentado incendios forestales, taladores ilegales y condiciones laborales precarias que han puesto a prueba su compromiso.
Desde 1999, trabaja en el Puesto de Control y Vigilancia “La Capilla”, donde patrulla a diario, previene delitos ambientales y alerta a las autoridades sobre actividades ilegales. A pesar de su entrega, el Estado no ha correspondido su esfuerzo. Su historia es la de muchos otros guardaparques, como Graciela Hilares y al menos 11 más, cuyos procesos judiciales evidencian una lucha constante por el reconocimiento de sus derechos.
A pesar de contar con dos sentencias judiciales y una casación a su favor, que le reconocen derechos laborales como vacaciones, gratificaciones y compensación por tiempo de servicios, el Ministerio del Ambiente (Minam) y el Sernanp han incumplido estos mandatos.
"Llevo laborando 25 años al servicio del Estado. Por eso mismo, yo hice mi proceso judicial, busqué a mi asesor legal y planteé mi demanda. Yo justamente ahora tengo los procesos ganados. Hay resoluciones, sentencias, que le están emitiendo [condenando] al Sernamp, pero lástima que este hace los oídos sordos y no responde a mi demanda", comenta con amargura el experimentado guardaparque, desde Santo Domingo de la Capilla, donde se ubica el Parque Nacional de Cutervo, en Cajamarca.
![CAJAMARCA - AGUSTÍN VÁSQUEZ, GUARDAPARQUE](/media/images/CAJAMARCA_-_AGUSTIN.width-1920.jpg)
El caso de Agustín Vásquez Gonzáles adquiere un matiz aún más grave debido a las acciones del Sernanp. A pesar de no haberle reconocido en la práctica sus derechos laborales, esta institución emitió una constancia de trabajo que afirma que el guardaparque ya pertenece al Régimen Laboral 728, lo que implicaría que habría recibido los beneficios acumulados en sus 25 años de servicio. Sin embargo, esta declaración dista mucho de la realidad.
“Quisiera que observen esta constancia de trabajo que me firma recursos humanos [del Sernanp], como quien burlarse de mí, prácticamente, porque dice en su escrito que soy un guardaparque bajo el decreto legislativo 728, pero es una mentira, eso es falso. Ni siquiera gozo de ese beneficio ni nada hasta la fecha, solamente papelitos emiten nada más”, denuncia Agustín, visiblemente indignado.
El abogado Henry Carhuatocto, quien representa a Vásquez, califica este acto como extremadamente grave. “Lo que han estado haciendo es entregar una constancia donde dicen que los guardaparques han sido incorporados a la planilla 728, pero en la realidad, les siguen dando boletas CAS, lo que evidencia que no están bajo este régimen”, explica. Además, añade enfáticamente: “En la práctica, ese tipo de constancias calificaría como falsedad genérica”. Este hecho no solo refleja el incumplimiento de mandatos judiciales, sino también un intento de encubrir la situación real, profundizando la precariedad laboral de los guardaparques.
Cabe precisar que el 17 de diciembre de 2024 se dio una reunión entre algunos guardaparques con procesos pendientes ante el Poder Judicial con el propio Sernanp. Entre ellos, Agustín Vásquez. En este encuentro se acordó el pago de los derechos laborales atrasados para su caso y el de otros, luego de casi 10 años de juicio. Aunque el pago ya se realizó el 9 de enero de 2025 ante el Poder Judicial, este no se ha hecho efectivo hasta la fecha, ya que aún no ha llegado la notificación correspondiente para Vásquez.
![Guardaparques de Cajamarca, con documentos](/media/images/Agustin_Vasquez_junto_a_su_companero_Victor_L.width-1920.jpg)
Un silencio oneroso
Aunque la Ley N° 31991, Ley de Guardaparques del Perú, ya ha sido reglamentada tras casi una década de lucha del Sindicato Único de Trabajadores del Sernanp (Sutrasernanp), su aplicación sigue siendo incierta. Esta norma establece un régimen especial que mejora las condiciones laborales de los guardaparques, incluyendo aumentos salariales y bonos por trabajo en zonas alejadas, fronterizas o de difícil acceso. Sin embargo, aún no hay claridad sobre cuándo se hará efectiva.
Ignacio Sánchez, secretario general del Sutrasernanp, explica que la ley no ha definido quiénes serán los beneficiarios ni cómo se implementarán sus disposiciones. Aunque la Ley de Presupuesto de 2025 asignó 10 millones de soles para su ejecución, el desembolso está previsto recién para agosto de este año y sin un cronograma claro. La incertidumbre persiste, dejando a los guardaparques en el mismo estado de precariedad que llevan años enfrentando.
El aporte de los guardaparques al país contrasta drásticamente con el trato que reciben. Según el ministro del Ambiente, Juan Carlos Castro Vargas, la conservación de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) genera el 3.3 % del PBI peruano. Sin embargo, quienes custodian estos territorios enfrentan condiciones laborales precarias. A pesar de los riesgos de su labor, sus sueldos oscilan entre 1,600 y 2,200 soles (425 a 585 dólares), una remuneración que no refleja la importancia de su trabajo.
Para este reportaje, se solicitó una entrevista con el jefe del Sernanp, José Carlos Nieto, a través de la Unidad Funcional de Imagen Institucional y Comunicación Social el 3 de diciembre, pero fue denegada. Posteriormente, el 5 de diciembre, se envió un cuestionario con preguntas sobre las problemáticas expuestas y se reiteró el pedido de respuesta en febrero, pero hasta la fecha, la institución mantiene un silencio absoluto.
Mientras tanto, guardaparques como Graciela Hilares y Agustín Vásquez Gonzáles siguen en pie de lucha, sin rendirse en su batalla por el reconocimiento de sus derechos.
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Este reportaje ha sido financiado por la RedLabora - Red Internacional de Periodistas Laborales, creada por Repórter Brasil.