“Hoy seguimos llevando esperanza a más regiones del país”, dijo esta mañana el presidente Francisco Sagasti a su llegada a Ayacucho, donde entregó 44 350 dosis de vacunas de AstraZeneca. Se trata de una parte del lote de 276 mil vacunas que aterrizó en el Perú el último domingo, gracias al mecanismo de cooperación internacional Covax. El martes, Sagasti hizo lo propio en Pucallpa, donde repartió 21 990 dosis. Huancavelica, por su parte, también recibió 26 620 dosis. Y en breve sucederá lo mismo con Amazonas, Apurímac, Huánuco, Madre de Dios, Pasco, Puno y Tumbes. Diez regiones del Perú que no cuentan con las cadenas de frío que exige Pfizer y que, como dice el presidente, le han prendido velitas a la vacuna desarrollada por la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford.
Vacuna que hace tan solo un mes, en la quincena de marzo, recibió un alto de parte de quince países europeos quienes suspendieron su uso. ¿La razón? Se habían registrado 30 casos de episodios tromboembólicos en pacientes que habían sido inoculados con la primera dosis. Treinta de un total cinco millones de dosis repartidas en toda la Unión Europea. Once de esos treinta casos presentaron trombosis de senos venosos cerebrales, una patología poco común del sistema nervioso central en la cual un trombo o coágulo sanguíneo impide que la sangre irrigue hacia el cerebro. También acusaron una reducción de plaquetas denominada trombocitopenia.
Aunque luego la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) concluyó que la vacuna no estaba asociada a la generación de coágulos y países como Francia, España y Alemania reanudaron su uso, los efectos no tardaron en expandirse: la FDA, la agencia que regula los medicamentos y los alimentos en los Estados Unidos, no aprobó el fármaco a pesar de que el gigante norteamericano compró 300 millones de dosis. Aún no lo hace. Han circulado noticias de diversos estados donde millones de vacunas de AstraZeneca descansan en almacenes.
La semana pasada, Dinamarca se convirtió en el primer país europeo en descartarla por completo, alegando un riesgo potencial de reacción entre la vacuna y un nivel bajo de glóbulos blancos. Nuevamente por la alarma de los casos de trombosis. Dinamarca tomó esa decisión a raíz de dos fallecidos y diez casos de trombosis de un total 150 mil de dosis inoculadas a su población. Es decir, un caso por cada 15 mil vacunados. Todos eran personal sanitario. En Noruega, otro de los países nórdicos, ha suspendido esta vacuna por seis casos de trombosis, cuatro de la cuales acabaron en decesos.
Para el epidemiólogo Antonio Quispe se trata de “un problema de ricos”. De países que tienen una baraja de vacunas para escoger a diferencia de un país como Perú que hasta julio habrá recibido apenas 9.3 millones de dosis para inmunizar a toda su población. Un país, donde según el epidemiólogo Eric Feigl-Ding, ha muerto uno de cada 200 residentes a causa del covid-19.
“Es inconcebible que esa discusión se dé aquí cuando tenemos vacunas contadas con los dedos de la mano. El día que nos sobren las vacunas podremos discutir, pero no es nuestra realidad. Valgan verdades, el riesgo de contraer estos aspectos adversos es tan pequeñito que fumar cigarrillos es cien veces más riesgoso”, asegura Quispe, quien destaca la ventaja de conservación de AstraZeneca.
Mientras la vacuna de Pfizer requiere una delicada cadena de frío de -70°C, la de AstraZeneca se conserva con la temperatura de una refrigeradora convencional. Además de Lima y Callao, solo seis regiones del Perú cuentan con cadenas de frío aptas para Pfizer: La Libertad, San Martín, Arequipa, Loreto, Cusco y Cajamarca. En ese sentido, la adaptabilidad de AstraZeneca en un país con una salud pública deteriorada como la nuestra es una virtud.
Edén Galán-Rodas, secretario del interior del Colegio Médico del Perú, analiza la relación riesgo-beneficio con una cifra inapelable del Centro Winton para la Comunicación de Riesgos y Evidencia de la Universidad de Cambridge: el riesgo de morir de covid-19 en jóvenes de 25 años es de 23 en un millón de personas mientras que en adultos de 55 años son 800 los que podrían fallecer de un millón de casos. “¿Cómo vamos a desperdiciar una vacuna que nos puede salvar la vida? No estamos para darnos ese lujo. Realmente no”, cuestiona Galán-Rodas. Ese estudio arroja que apenas once jóvenes de 25 años de un millón sufrirían efectos adversos relacionados a la vacuna. En adultos de 55 años la cifra se reduce a cuatro casos.
Una vacuna debe pasar por distintas fases antes de salir al mercado y ser producida en cantidades industriales. Galán-Rodas recalca que es la fase 1 donde se demuestra la seguridad de una vacuna. Fase que, evidentemente, AstraZeneca ha superado. Además, posee un 79% de efectividad para prevenir enfermedades sintomáticas. “Por algo está en más de 120 países. Pfizer, en cambio, está presente en 82 países, Sinopharm en 31 y Sinovac apenas en 20. Debemos dudar en función de eso también”, dice.
Lo cierto es que la efectividad de AstraZeneca no es la misma frente a la variante de coronavirus B.1.351 originada en Sudáfrica. De acuerdo a un estudio con 2 mil voluntarios en Sudáfrica se dedujo que si bien es efectiva en infecciones severas, su protección es mínima en casos leves y moderados. Variante que, por cierto, no ha llegado al Perú.
Por otro lado, Ángela Uyen, investigadora especialista en enfermedades infecciosas y asesora de políticas de salud de Médicos Sin Fronteras, coincide en que los beneficios son mayores a los riesgos respecto a la vacuna de AstraZeneca. Pero además explica por qué países como Chile o Canadá han suspendido la vacunación con AstraZeneca a su población menor de 55 años. “Con o sin vacuna hay personas que son más susceptibles a desarrollar trombosis. Es el caso de las mujeres. Tiene que ver con las hormonas y con la ingesta de pastillas anticonceptivas. Por eso el riesgo sube en edad reproductiva. Y si se trata de personas que fuman las probabilidades aumentan. A pesar de todo ello, si una persona va a dudar en ponérsela o no en un lugar como Perú sería una locura”.
Mientras en el Perú las vacunas escasean y nuestro ritmo de vacunación es de 25 mil personas al día en promedio, en octubre Canadá ya había adquirido 358 millones de dosis y hasta la fecha Chile ya inoculó al 50% de su población (alrededor de 13 millones). “Contar con más opciones te da la posibilidad de ser más cuidadoso con algunas poblaciones que con otras”, remarca Uyen quien aconseja que aquellos que padezcan problemas de coagulación consulten a su médico. Y que se vea caso por caso.
A diferencia de Pfizer y Moderna cuyos mecanismos de acción se basan en ARN mensajero (las vacunas contienen material genético del virus con la finalidad de alertar a nuestras células y que estas desencadenen una respuesta inmune), AstraZeneca y la vacuna de Janssen/Johnson & Johnson utilizan vectores víricos que contienen una versión modificada atenuada de otro virus diferente mientras que dentro de su envoltura alojan SARS-CoV-2 en pequeñas cantidades. Uyen lo define como un “caballito de troya”. “Lo interesante es que justo las vacunas que han presentado eventos adversos de coagulación han sido estas dos. Parece que tiene que ver con el tipo de vacuna”.
Hace unos días, el comité de farmacovigilancia de la EMA recalcó que el riesgo de padecer trombosis por una dosis de Johnson & Johnson es muy bajo. Pero resaltó que todos los casos de coagulación investigados se produjeron en adultos menores de 60 años, en las tres semanas posteriores a la vacunación, y en un mayor número de mujeres.