L as personas que vivimos en las ciudades respiramos un aire tóxico. Un aire con partículas finas que dañan la salud, sobre todo, de los que viven en zonas con menos áreas verdes y están más expuestos a la emisión del humo de los autos. Este problema, recogido por la OMS en la actualización de 2022 de la base de datos sobre la calidad del aire, la ha llevado a subrayar la importancia de frenar el uso de combustibles fósiles y a tomar otras medidas tangibles para reducir la contaminación atmosférica.
La nueva base de datos es la más amplia hasta la fecha en cuanto a su cobertura. El análisis revela que el 99 % de la población mundial respira aire con niveles de calidad inferiores a los mínimos fijados. El porcentaje, que supondría en cifras absolutas aproximadas unos 7.700 millones de personas, se ha calculado al analizar los datos de estaciones de control de calidad de aire en 6.000 ciudades de 117 países, y comparándolos con los estándares de aire limpio que fijó el año pasado la OMS, más estrictos que los que había anteriormente.
El informe muestra por ejemplo que un 99 % de las ciudades en países con ingresos medios y bajos y un 17 % de las naciones más ricas no cumplen con los estándares respecto a materias en suspensión, ni en el caso de las PM10 (10 micras de diámetro) ni en las más nocivas PM2.5 (con un diámetro inferior a 2,5 micras).
El año pasado la OMS fijó su recomendación en el caso de las partículas PM2.5 a menos de 15 microgramos por metro cúbico de aire (antes eran 25), una cifra que, por ejemplo, multiplica por 30 la ciudad india de Ahmedabad, la que muestra peores cifras en este caso. De las 20 peores mediciones de partículas PM2.5 según el estudio, 18 se encuentran en localidades de la India, dos en la vecina Bangladesh y una en China. Las partículas, especialmente las PM2,5, son capaces de penetrar profundamente en los pulmones y entrar en el torrente sanguíneo, lo que produce impactos cardiovasculares, cerebrovasculares (ictus) y respiratorios.
Los niveles de otro importante contaminante, el dióxido de nitrógeno, asociado al asma y otros problemas respiratorios, son más altos que los recomendados por la OMS en el 77 % de las ciudades que miden este tipo de polución.
"Tras sobrevivir a una pandemia, es inaceptable que todavía haya siete millones de muertes prevenibles y una cifra incalculable de años de buena salud", destacó al conocerse estos datos la directora de Salud y Medio Ambiente de la OMS, María Neira.
El informe se publica a tres días de la celebración del Día Mundial de la Salud, este jueves 7 de abril, que este año tiene por lema "Nuestro planeta, nuestra salud" y busca vincular la lucha contra el calentamiento global con los objetivos sanitarios de la OMS.
"El doble desafío de la contaminación atmosférica y el cambio climático muestra la urgente necesidad de acelerar el paso hacia un mundo menos dependiente de los combustibles fósiles", señaló el director general de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La OMS pide a la vista de las negativas cifras de calidad de aire apoyar la transición hacia el uso de energías limpias en la cocina, la calefacción y la iluminación, la puesta en marcha de controles más estrictos de emisión para los vehículos, y un desarrollo más amplio de los transportes públicos y las vías peatonales y ciclistas.
También pide reducir la incineración de desechos en el sector agrícola, la reducción de la producción de carbón vegetal, e invertir en mayor eficiencia energética a la hora de diseñar viviendas, centrales o industrias. Reclama asimismo que más ciudades del planeta se unan a la red global de control de calidad de aire, y que los gobiernos adopten y revisen los nuevos estándares fijados el pasado año por la OMS en este sentido.
La organización con sede en Ginebra estima que más de 13 millones de muertes anuales en el mundo son causadas por factores medioambientales que podrían evitarse.