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Foto: Omar Lucas
Cuerpos rotos, vidas por reparar

El cantante de reggaetón al que se le paralizaron las cuerdas vocales

[Arturo Vilca Mina, 24 años]

Arturo Vilca lleva dos años puliendo una canción de reggaetón. Su primer single trabajado con esmero basado en la historia de una mujer cuyos labios tienen sabor a frambuesa. Letra sencilla, pero con la pretensión de ganarse un espacio en la comunidad con más flow de la música urbana. Antes de la pandemia había avanzado la grabación del videoclip e incluso estaba terminando los detalles de su segundo single.

Ese mismo muchacho, Arturo o Heche, como lo han bautizado en la escena musical, ahora jadea. Dice unas cuantas palabras y jadea. Apenas y se le escucha. Habla, tose, se agita y vuelve a toser. Un collarín le sujeta el cuello, camina lento y cabizbajo. Es un sobreviviente. El 14 de noviembre su cuerpo fue atacado por seis perdigones a menos de tres metros. Uno le impactó en la cabeza, cuatro en la espalda y uno en el cuello detrás de la oreja derecha.

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Foto: Omar Lucas

“Recuerdo que me moría. Pero como soy una persona luchadora, me aferré y me quedé”, dice Arturo, en su casa, en Surco, donde vive junto a tres de sus hermanos, luego de haber sido dado de alta del Hospital Loayza. Su situación alarma: fractura de la primera vértebra cervical, el hueso superior de la columna vertebral; coágulos de sangre en la yugular; parálisis de cuerda vocales; y cuatro perdigones en los pulmones y la caja toráxica que parecen ser inoperables. El milagro no es que pueda mantener una conversación, el milagro es que esté vivo.

Arturo está convencido de que, si él no hubiera ejercitado su cuerpo, sus pulmones hubiesen sido perforados con facilidad. Le fastidia haber perdido masa muscular y sentir su fragilidad. Por eso de tanto en tanto se coge los bíceps. Arturo marchó en short y chaleco. Se confió. Y fue temerario: estuvo adelante, cara a cara con los policías. Ha tenido pesadillas con ellos muchas veces en este primer mes. El momento del ataque lo atormenta.

Uno de los perdigones dañó a una de sus arterias carótidas en el cuello, el principal suministro de sangre al cerebro. Y sus cuerdas vocales, como hemos dicho, han sufrido una parálisis. Se queda sin aire y su voz se entrecorta. “Si pierdo mi voz, ¿qué puedo hacer? He vuelto a ver a mi familia y he sentido sus abrazos. Mi voz regresará de a pocos. Pero si no puedo seré compositor”, dice Arturo.

Estudió Derecho, pero abandonó esa carrera porque no era lo suyo. Piensa sanar sus heridas escribiendo una canción con todo lo que le ha pasado. Persistirá. Tiempo al tiempo. Sigue aquí y es lo único que importa.

Coordinación y edición general: Fabiola Torres / Texto: Renzo Gómez / Fotografías: Omar Lucas / Edición de videos: Jason Martínez


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