Hace unos días, el Ministerio de Salud (Minsa) anunció que más de la mitad de la población objetivo del país ya ha recibido las dos dosis de la vacuna contra la covid-19, pero en algunas regiones el panorama no es tan alentador. En Puno, por ejemplo, cerca del 60% de los mayores de 18 años no cuentan con ninguna dosis, lo que convierte a esta región en la tercera con menor cobertura de vacunación en el país, solo superada por Loreto y Madre de Dios.
El director regional de Salud de Puno, Jorge Sotomayor, ha declarado en diversos medios de comunicación locales que sí disponen de suficientes dosis para inmunizar a la población; sin embargo, en los vacunatorios la afluencia de gente es baja. Según el Repositorio Único Nacional de Información en Salud del Minsa, ni la mitad de los mayores de 40 años ha recibido las dos dosis. ¿Qué puede estar ocurriendo?
Para Liliana Uribe, representante de la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza en Puno, los bajos índices de vacunación en dicha región responden a que la población teme sufrir efectos adversos, lo que se debe a la desinformación, una situación que las autoridades locales no están atendiendo de manera adecuada.
En este escenario, desempeña un rol crucial la población aymara. De acuerdo con la Base de Datos de Pueblos Originarios del Ministerio de Cultura, en esa región existen 694 comunidades aymaras, más que en cualquier otra parte del país. Entre los principales temores de dicho pueblo frente a la inmunización se encuentra el ser controlados por un chip o que la vacuna les cause la muerte. En las mujeres aymaras se ha sumado otro factor: el miedo a ser esterilizadas sin su consentimiento, como ocurrió hace casi 30 años durante el gobierno de Alberto Fujimori, en esta ocasión a través de las vacunas.
Para conocer más sobre la difusión y el impacto de estos miedos frente a la vacunación en la región Puno, Salud con Lupa conversó con Miriam Lupaca Valeriano, joven aymara de 26 años, abogada de profesión y vocera de la organización Unión de Jóvenes Aymara (Ujia) Wayna Wila.
📌 Hace unos días denunciaste en una radio local que las mujeres aymaras no quieren vacunarse contra la covid-19, y que el principal temor se relaciona al recuerdo de las esterilizaciones forzadas realizadas por orden del gobierno de turno hace casi 30 años. ¿Cómo se relacionan ambos asuntos? ¿Se trata de desconfianza del Estado o de algún mito recurrente en la comunidad?
Ese temor se genera a raíz de los dichos, de la información de boca a boca, es decir, los mitos o creencias. Es como un teléfono malogrado, que se hace cada vez más masivo. Una de las mentiras que más escuchamos es que las vacunas de la covid-19 causan infertilidad. Así se relaciona este temor con las esterilizaciones forzadas. Las mujeres aymaras creen que la vacunación es una manera de esterilizarlas. A diferencia de la manera en que fueron sometidas hace casi 30 años, cuando les causaron daños físicos y psicológicos, esta vez creen que la esterilización se dará de una manera pasiva y silenciosa, solo inyectándoles la vacuna. Creen que el Gobierno quiere reducir nuestra población.
En la mayoría de reuniones que he tenido, escucho demasiado el temor de no poder tener hijos. Yo sé que a veces uno de broma dice “ te vas a quedar estéril”, pero ese chiste se vuelve un temor en nuestra comunidad por la historia que tenemos. Ese es el principal motivo del rechazo a las vacunas.
📌 En una conferencia organizada por el Ministerio de Salud, Macario Kiyak, representante de la Administración de Justicia Indígena Awajún, dijo que muchos miembros de su comunidad creen que con las vacunas se les colocará la marca de la bestia. ¿Ese también es un temor de las mujeres aymaras frente a la vacunación? ¿Qué otros miedos tienen?
Sí, tienen temor a que con la vacuna les inyecten el mismo virus, o que nos implanten chips para controlarnos. También existe un gran desconocimiento sobre de qué está hecha la vacuna y creen que en un par de años pueden morir si se las aplican. A mí también me han dicho que no me vacune, no solo por el miedo a la infertilidad, sino porque aseguran que la vacuna me va a causar la enfermedad. Yo he viajado a algunas ciudades y veo largas colas en los vacunatorios, pero acá, en el sur del país, los locales están vacíos. Se niegan a vacunarse.
📌Hemos hallado que la organización cristiana Movimiento Misionero Mundial de Puno compartió en sus redes sociales un video en el que uno de sus pastores dice que el SARS-CoV2 es un “virus bamba”. ¿Puede que esta también sea una causa de la desconfianza a las vacunas?
Las organizaciones religiosas dicen que en la Biblia se afirma que vendrán este tipo de pandemias, y que nos controlarán a través de un chip. A través de estos argumentos nos infunden temor a las vacunas. Aunque no nos están obligando a rechazar la inoculación, nos recomiendan que lo hagamos. Estos pedidos son compartidos entre cada vez más personas, que se niegan a recibir la vacuna. La población hace caso a esas versiones.
Dentro de la población aymara sí existe un número considerable que sigue a grupos religiosos. No podría dar nombres de las organizaciones, pero sé que hay muchas personas que las siguen.
📌Y también existe una desconfianza en el Gobierno…
Más que falta de confianza, yo diría que el Gobierno no brinda información, no capacita, no apoya a las organizaciones para que podamos capacitar a más personas. Creo que si las autoridades se dedican a desmentir todos esos mitos que abundan en nuestra población, para que más personas se vacunen, la situación sería distinta. Incluso en un tema económico, el costo por recuperar a una persona con covid-19 es menor que incentivar la vacunación.
📌¿Qué medidas está tomando el Ministerio de Salud y las autoridades locales? ¿Se están desarrollando campañas de concientización sobre los beneficios de las vacunas?
He visto carpas del Ministerio de Salud. A veces he escuchado de campañas, pero no se difunden a través de los medios de información, por radio, por ejemplo, para que más personas se informen. Hay personas que no tienen acceso a celulares, entonces no saben en qué momento les toca vacunarse.
Otro punto es que el personal no habla nuestra lengua aymara. He podido observar eso. Al ir a un vacunatorio, solo te piden tu DNI, te registran, y al final de la vacunación ni te orientan, ni te dicen si puedes tener algún efecto adverso mínimo. Con los adultos mayores es más complicado que tengan acceso a una adecuada atención porque a veces ellos solo hablan nuestra lengua.
📌¿Desde la organización Wayna Wila qué actividades vienen realizando frente a estos temores de las mujeres aymaras?
Nosotras nacimos en el 2018. Primero nos organizamos con un club de apoyo que busca revalorar la identidad cultural aymara, nuestras costumbres, nuestra salud. Luego empezamos a hacer comunidad, y nos constituimos frente a tres ejes específicos: uno de ellos es la salud sexual y reproductiva de las mujeres,
Durante la pandemia, fuimos a capacitar sobre el tema de la prevención frente a la covid-19 y la importancia de vacunarse contra la covid-19, pero algunos de nuestros miembros aún no han recibido la segunda dosis. Entonces estamos programando campañas de capacitación en los próximos meses. Tenemos miedo de que llegue una tercera ola y nuestro país no esté preparado porque no se está controlando la prevención.
📌¿Qué medidas plantean como organización frente a la desinformación?
Pedimos que brinden más información. Y que apoyen a organizaciones como la nuestra para que acabemos con esta desinformación en nuestra población. Pero la falta de información en temas de salud sexual y reproductiva no es de ahora. Esta información falta desde siempre.
Las mujeres aymaras desconfiamos de entidades como el Centro de Emergencia Mujer o el Ministerio de Justicia, que deberían encargarse de la protección del niño y de la mujer, pero nos terminan dejando abandonadas. Nos apoyan con la denuncia, pero luego nos olvidan. Los agresores de las mujeres suelen quedar libres. Entonces las mujeres aymaras ya no quieren ni denunciar, además de que muchas no cuentan con recursos económicos para dedicar el tiempo a seguir una denuncia. Las mujeres indígenas siempre han sido olvidadas. La covid-19 es un reflejo más.
También sé que hay mujeres indígenas que sí quieren vacunarse, pero viven muy alejadas de la ciudad. Entonces yo pediría que el Gobierno piense en ellas y organice medidas para acudir hasta allá. Puede contar con nuestro apoyo.