Esta entrega es parte de un investigación colaborativa entre Salud con Lupa y El Foco .
“Esto es un estudio, no una campaña de vacunación”, decía el médico Germán Málaga. Era el 29 de agosto del año pasado y así pretendía desalentar la expectativa de miles de personas, quienes esperaban el lanzamiento del formulario en la página para ofrecerse como voluntarios de la vacuna Sinopharm, el estudio que hoy ha expuesto la crisis moral que invade el sector político. A todo ello, ¿quién es Germán Málaga y cómo ha llegado a ser llamado como el dealer de las vacunas?
Germán Málaga es un médico que creció y estudió en Arequipa, graduándose en la Universidad Nacional San Agustín. Málaga comenzó su carrera en Lima en el año 1993, cuando hizo su residencia en Medicina Interna en el Hospital Cayetano Heredia. Luego de tres años empezó a laborar como médico asistente en la Unidad de Cuidados Intensivos del mismo hospital. Un año después, en 1997, empezó a desempeñarse en el sector privado, ingresando al staff de médicos de la Clínica San Felipe, donde labora hasta la actualidad.
Antes de desatarse el escándalo, Málaga poseía muy buena reputación en el ámbito académico. No solo por las decenas de promociones de alumnos o internistas con los que ha interactuado en sus más de 23 años de docencia, sino también porque era considerado como uno de los médicos investigadores más fructíferos del país con numerosos artículos indexados. Incluso en el año 2010 fue revisor de la Revista Panamericana de Salud Pública. En el 2015 recibió un fondo de S/ 146 900 por el Concytec para investigar acerca de la ortesis en niños con parálisis cerebral. También ganó otros dos financiamientos de S/ 25 000 del mismo Hospital Cayetano Heredia para investigar asuntos sobre problemas de diabetes.
A lo largo de su carrera Málaga también ha desempeñado otros cargos académicos y administrativos. Por ejemplo, por siete años consecutivos fue médico asesor en la adjuntía para los derechos de la mujer de la Defensoría del Pueblo y en el 2006 se desempeñó como jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Hospital Nacional Cayetano Heredia. En ese mismo periodo Málaga estudió su doctorado en la Universidad Cayetano Heredia, pero a la fecha no registra el título ante la Sunedu.
En la Universidad Peruana Cayetano Heredia, por su parte, Málaga tiene desde 1997 el estatus de profesor principal y entre el 2006 y 2008 fue director asociado de la Unidad de Posgrado. En la Cayetano, Málaga es director de dos órganos de investigación: el Centro de Estudios Clínicos y la Unidad de Conocimiento y Evidencia. En Concytec, Málaga tiene el estado de investigador Nivel I, el más alto. Y en el 2019 recibió la instrucción de velar por la investigación en el país y lo reconoció por tener “conducta responsable en investigación”.
Málaga también era popular en el mundo periodístico. Con frecuencia era invitado de televisión en calidad de experto para abordar temas relacionados a la pandemia y, por supuesto, a la vacunación. Sin embargo, el galeno también obtenía algunos otros espacios de notoriedad gracias a una asociación que fundó: Médicos Solidarios, cuyo propósito era “generar apoyo a colegas y al personal de salud en la lucha contra el nuevo coronavirus”. Así era protagonista de numerosas donaciones a hospitales y otros centros de salud, que provienen del sector privado, organizaciones y embajadas.
Tras el escándalo desatado, muchos galenos que apoyaban Germán Málaga se manifestaron en las redes sociales indicando que él “ha hecho mucho más que tres ministros en esta pandemia” en alusión a sus obras de caridad. Málaga fundó esta organización –que aún no tiene categoría de ONG– junto otros cuatro colegas: Dra. Elsa Neira, Dr. Juan Carrasco, Ximena Delgado y Mirella Morales. En esta empresa trabajaba también su esposa y sus dos cuñadas. Gloria y minería Buenaventura, por ejemplo, han sido los principales benefactores de Médicos Solidarios.
Germán Málaga ayer ha terminado por confesar que el expresidente Martín Vizcarra sí sabía que la dosis de la vacuna era activa. “Como parte de la conversación surgió que teníamos este lote de vacunas activas para protección del personal que iba a trabajar en el proyecto y se mostró interesado. Me pide ante ello dos vacunas, para lo cual al día siguiente voy (a Palacio)”, dijo el médico.
Hace menos de dos semanas, el 28 de enero —con la vacuna aún oculta ya en su organismo— Germán Málaga sostuvo que, de no inmunizarse a un 70% de la población, el Perú atravesaría por una tercera y hasta una cuarta ola. Y es cierto. No solo en el campo ético, sino que en materia penal podría ser considerado un agravante, dado que Málaga era plenamente consciente de cuánto daño generaría una mala distribución de estos insumos.
Málaga mostrando un presente de agradecimiento en donde lo califican de ‘ángel’ (Foto: Facebook Médicos Solidarios) “No se puede develar sin la autorización de un Comité de Ética”, decía Málaga cuando se le preguntaba por los nombres de los voluntarios. Tras la revelación de la lista de los 487, se pudo conocer lo que yacía detrás de la supuesta confidencialidad: su esposa, su hija y su cuñada estaban en la lista de vacunados. Ariana Sofía Málaga Zuñiga, de 22 años, recibió las dosis en diciembre y enero; su cuñada, la ingeniera Pamela Zuñiga Rivera, también recibió la vacuna en octubre del 2020; mientras que su esposa, Ana Francisca Zuñiga Rivera, fue vacunada en setiembre, octubre y noviembre, es decir, recibió tres dosis.
“Me he equivocado, pero de buena fe” es la frase que, ayer martes 16, dijo Málaga en su citación ante el Congreso. Sin embargo, esta falacia terminó por desconcertar a la comunidad médica. Y es que el médico que en su momento fue capacitador en Ética en la Investigación por el Collaborative Institutional Training Initiative Program, hoy será investigado por el propio Colegio Médico del Perú por malas prácticas.
“Todo acto médico es secreto”, decía Málaga. Sin embargo, tras casi una semana, al fin dio los detalles del ofrecimiento en la Comisión de Fiscalización. Pero, lo cierto es que ha entrado en contradicciones. Ante el Congreso Málaga dijo que no era dealer de vacunas, pero solo cinco días antes dijo exactamente lo contrario en una entrevista con El Comercio, donde ante la pregunta de si él ofreció la vacuna al expresidente, respondió: “La verdad no lo recuerdo… en esa época le ofrecía a todas las personas con las que conversaba… Conversé con él en las ceremonias de inauguración en Cayetano y San Marcos, pero no lo recuerdo”.
“Se está haciendo un show innecesario” sostuvo Málaga ante la Comisión de Fiscalización del Congreso. (Foto: Captura)
Málaga, quien ahora asegura que “hasta el 31 de diciembre no sabían que estas vacunas funcionaban”, vacunó a toda su familia. Si bien a la fecha el doctor ha eliminado todas sus redes sociales, en noviembre —días después de inocular la segunda dosis a Martín Vizcarra— Málaga protestó en todas sus plataformas por la salida de expresidente del cargo y justificó la crisis generada a raíz de su deposición. “Mi único interés fue tener una cortesía con el mandatario y brindarle una potencial protección al presidente, sin ningún cálculo político”, sostiene ahora.
A la fecha la Fiscalía de la Nación ha decidido abrir una investigación preliminar contra Málaga por los presuntos delitos de concusión y negociación incompatible. “El COVID nos está destrozando como sociedad. Si queremos al Perú y somos ciudadanos de bien, deberíamos apostar por las vacunas. Si una persona es antivacuna, es tremendamente ignorante o es antipatriota”, sostenía Málaga hace dos semanas. Tras todo lo acontecido cabe preguntarse ¿quiénes son los verdaderos «ciudadanos de bien»?