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La lucha de los estudiantes de ciencias de la salud por un internado en condiciones dignas

Son estudiantes, pero también parte clave de la fuerza laboral en el sistema de salud. A pesar de ello, no tienen garantizado un sueldo, horarios de trabajo justos y tampoco una adecuada formación. Sin una ley que los ampare, los internos de ciencias de la salud luchan hoy por derechos que les han sido negados por décadas.

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Estando a mitad de mayo, el Ministerio de Salud aún no emite los lineamientos para el internado 2022. Estudiantes de ciencias de la salud han salido a las calles para reclamar por condiciones justas de trabajo y aprendizaje sin maltratos.
Foto: Internos

El miércoles 11 de mayo, los estudiantes de ciencias de la salud realizaron su quinta marcha nacional, la segunda de este mes. Sus pancartas y sus arengas expresan la misma exigencia: un internado digno. Esta etapa, obligatoria en su último año de la carrera, implica que trabajen en establecimientos de salud públicos o privados como parte de su formación. Se trata de prácticas preprofesionales, pero no son reconocidas como tales. Tienen más responsabilidades que practicantes de otras carreras, pero ningún derecho garantizado por ley.

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Durante las protestas, los estudiantes reclaman por un sueldo mínimo, equipos de bioseguridad, horarios justos, alimentación en las guardias, seguros de vida y de salud, una formación académica adecuada y un alto a los malos tratos y abusos durante el internado. Sin una ley que los ampare, estas condiciones son normadas por el Ministerio de Salud (Minsa) a través de lineamientos que pueden cambiar para cada nueva generación de internos. Este año, ese importante documento técnico aún no existe.

—Nos llegó un oficio circular en el cual el Minsa menciona que el inicio [del internado] va a ser el primero de junio. Sin embargo, un oficio circular no tiene el peso de un lineamiento, en el cual se establece el inicio y el fin del proceso del internado —indica María Elena Ascanio, presidenta de la Asociación Nacional de Estudiantes de Enfermería del Perú. Como explica, el internado 2022 no puede iniciar sin lineamientos; pero el retraso en la publicación de estos no es la única preocupación de los futuros internos.

La emergencia por la covid-19 demostró la necesidad de contar con los internos para cerrar la brecha de recursos humanos en un sistema de salud que estaba colapsando. Por ese motivo, en agosto del 2020, el Gobierno aprobó un decreto de urgencia que estipulaba —por primera vez— que todos los internos de ciencias de la salud tenían derecho a una remuneración mínima vital, seguro de EsSalud y seguro de vida. En 2021, nuevos decretos fijaron para los internos un estipendio de S/ 770, además de los seguros de salud y de vida. No era mucho, pero representaba una mejora inmensa respecto a las condiciones que habían estado vigentes por 18 años, por un decreto supremo del 2002 que establecía un pago de S/ 400 solo para los internos de Medicina y Odontología, sin mención a ningún seguro. Ahora, esas condiciones podrían regresar.

El 29 de abril, la Dirección General de Personal del Ministerio de Salud emitió un oficio circular que anunció el fin de la vigencia de los decretos emitidos en 2021 sobre el internado de ciencias de la salud. De esa manera, volvió a quedar vigente el decreto del 2002. Es decir, menos derechos, y solo para estudiantes de dos carreras.

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Oficio Circular 072-2022-DG-DIGEP/MINSA

—Es una problemática fuerte, no somos pocas las personas que estamos siendo perjudicadas. Son nueve carreras, aproximadamente 15 mil internos, y esto también afecta a las personas que van a recibir nuestra atención —dice Alexandra Junco, delegada de internos de la Unión Nacional de Estudiantes de Psicología, a Salud con lupa.

Se trata de una observación para resaltar: el trabajo de los médicos no está desconectado de las condiciones en que laboran, y en este caso, las condiciones en las que aprenden. Si los estudiantes no duermen ni comen bien, no reciben beneficios laborales pero sí maltratos y carga laboral excesiva, ¿realmente pueden aprender a brindar la mejor atención posible?

Los últimos en el escalafón

Mientras caminaba hacia la salida del hospital, me ponía a pensar en nuestra situación de trabajadores. No teníamos horarios, estábamos bajo constante presión de los superiores y bajo nuestra responsabilidad estaba la salud y vida de muchas personas.

Diario de un interno de medicina (2018), de Daniel Rojas.

No es inusual que los estudiantes de ciencias de la salud sean objeto de actos de violencia durante el tiempo del internado. Estas situaciones no suelen denunciarse, pero incluso cuando esto ocurre, nada cambia.

A través de una reunión por Zoom, Salud con lupa pudo conversar con representantes de organizaciones estudiantiles de ciencias de la salud. La mayoría de ellos iniciará su internado este año, y tiene presente las advertencias de los compañeros que ya pasaron por esa experiencia.

—Algunos internos han recibido violencia de los pacientes o inclusive de médicos docentes. En el caso de un centro sí se llegó a denunciar, pero todavía está en trámites y este año, 2022, ese centro sigue abriendo, sigue recibiendo internos —señala Alexsandra Junco, de Psicología. La violencia suele manifestarse en humillaciones, insultos, hostigamiento. Para las mujeres, además, una de las formas comunes de agresión es el acoso sexual.

En el 2020, una estudiante de Nutrición empezó a sufrir el asedio de un residente médico, al punto que tenía miedo de irse a casa sola y esperaba a sus compañeros para poder salir del hospital.

—No hubo una denuncia formal, pero sí se presentó una queja a la tutora del hospital. No llegó a más porque ella no quería ganarse un problema. Tenía evidencia de los chats, mensajes y llamadas que el chico le hacía, pero no llegó a una denuncia formal. Hay comentarios de otro tipo de cosas que han pasado, pero mayormente mis compañeras no proceden a denunciar —cuenta Sudey Ñaupas, de la Federación de Estudiantes de Nutrición del Perú.

En nuestro país, distintas investigaciones han abordado la percepción de violencia que tienen los internos durante esta etapa laboral y académica. A raíz de una encuesta realizada a médicos egresados de una universidad privada, un estudio publicado en 2016 muestra que de 117 profesionales, 47,9% reportaron haber sufrido violencia verbal alguna vez durante su internado. La mayoría de veces este tipo de agresiones venían de pacientes o familiares de pacientes. Al tratarse de acoso sexual, sin embargo, el 64,3% de casos tuvo como agresor a un profesional de salud.

—Muchas veces no se ve al interno como alguien que estuviera contratado, como alguien que tenga derechos. Está en un lugar en que recibe agresión de varios frentes —comenta el epidemiólogo Álvaro Taype-Rondán, quien participó en dicho estudio.

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Las estudiantes experimentan mayor vulnerabilidad durante el internado, particularmente frente al acoso sexual por parte del personal de salud.
Foto: Minsa

La posición en que se encuentran los internos, los últimos en la cadena de mando de un hospital, tiene impactos en su salud mental y, por ende, en su aprendizaje y la atención que brindan a otros pacientes. La doctora Jennifer Vílchez-Cornejo, participó en diversos estudios multicéntricos sobre el tema cuando era estudiante de Medicina.

—Encontramos que en los ámbitos quirúrgicos, las salas de operaciones por ejemplo, eran donde más ocurría acoso sexual o algún tipo de maltrato. Esto predisponía a que la persona sufriera depresión —explica Vílchez-Cornejo.

Los resultados de un análisis realizado en 2016 por Jennifer Vílchez-Cornejo y otros investigadores muestran que de 402 internos médicos encuestados en 18 hospitales del Perú, 25,4% sufría depresión: 8,5% depresión moderada y 16,9%, depresión leve. La percepción de algún tipo de maltrato durante el internado médico fue uno de los factores que se encontró asociado a la depresión.

Los gritos, los comentarios negativos o peyorativos, las humillaciones, el trato apático y la excesiva carga de trabajo fueron algunas de las percepciones más frecuentes entre los médicos respecto a la etapa del internado. “Es importante considerar que una organización jerárquica, como la que uno encuentra en hospitales, facilita la perpetración de actos de maltrato, especialmente cuando las cabezas del hospital consideran estos actos como irrelevantes o ‘normales’”, precisa la investigación .

La idea de que los practicantes pagan derecho de piso y que su aprendizaje debe incluir situaciones duras o abusivas porque “todos pasan por eso” está bastante arraigada en el campo de la salud.

—Se ha normalizado tanto que aquellos internos que han recibido estos tipos de violencia, cuando ya son residentes o asistentes jefes, buscan perpetuarla. Creen que de esta manera están aprendiendo a ser médicos —señala Taype-Rondán.

De esa manera, la violencia pasa de una generación a otra: el internado es el primer espacio profesional donde se validan estas prácticas como parte de la educación de ciencias de la salud.

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En un análisis realizado en 2016 a 402 internos de medicina, 25,4% presentó señales de depresión. La percepción de haber sido maltratados fue un factor asociado.
Foto: Andina.

Por un internado digno

Si bien la pandemia no cambió los problemas de fondo en la violencia que experimentan los internos e internas, sí trajo para los estudiantes mejoras en lo que respecta a sueldo y seguridad social. Sin embargo, los lineamientos del 2020 y 2021 tampoco se cumplieron a cabalidad. Los equipos de protección personal se entregaban unas veces sí y otras no, en ocasiones a destiempo y de forma incompleta. Lo mismo sucedió con las remuneraciones.

—Un tema era el tamizaje de covid-19. Muchas veces eso era asumido por los propios estudiantes y en el tiempo de mayor auge de la pandemia, estos costos eran elevados —comenta María Elena, quien realizó su internado durante el 2021 en Junín.

Como apunta la estudiante de enfermería, hay cosas que los lineamientos tampoco contemplaron. Por ejemplo, la lejanía que puede tener el interno o la interna respecto a su centro de trabajo. Esto implica mayores gastos de pasaje o incluso el pago de un alojamiento cerca al establecimiento de salud; todo lo cual es cubierto por los estudiantes. Esto se torna más grave para aquellos internos que, pese a lo anunciado por el Gobierno, no recibieron pago por su trabajo, o recibieron un pago incompleto.

—Para este internado, muchos internos tuvieron que mudarse cerca a la sede, porque de su vivienda a la sede son aproximadamente cuatro horas. Eso les afecta mucho porque además de no recibir estipendio, tienen que pagar alquiler. Años anteriores también han tenido ese problema, que se da sobre todo en las regiones —cuenta Cristhian Tineo, de la Asociación Peruana de Estudiantes de Farmacia y Bioquímica.

Todas esas circunstancias justifican, para los estudiantes de ciencias de la salud, que exista una norma permanente con las condiciones básicas que debe tener cada internado para que ellos realicen su labor con dignidad. Este es un pendiente de más de 20 años, que pronto podría hacerse realidad.

El 11 de mayo, la comisión de Salud del Congreso aprobó el dictamen del proyecto de ley N° 1669, que crea un régimen especial para el internado de Medicina Humana. Esta iniciativa establece el pago de una remuneración mínima vital —que actualmente es de S/ 1025— para los estudiantes, un límite de 150 horas mensuales de trabajo, alimentación durante las guardias, entrega de equipos de protección personal, y supervisión del cumplimiento de los convenios por parte de la Sunafil y las universidades. Si bien el proyecto apunta a mejorar las condiciones de los internos de una carrera, resulta importante para todos.

—La idea es que esta iniciativa pueda servir como antecedente, como aval, para futuros proyectos de ley respecto a internado de ciencias de la salud —dice Raffo Chira, secretario del internado 2022 de la Federación de Estudiantes de Medicina Humana.

Efectivamente, mientras el proyecto de ley N° 1669 está listo para debatirse en el Pleno del Congreso, ya existe otro que busca ampliar los beneficios para todas las carreras de ciencias de la salud. Se trata del proyecto N° 1938, que se presentó este mes y está pendiente de ser derivado a comisiones.

Los estudiantes que iniciarán su internado este año saben que esos beneficios ya no los alcanzarán a ellos, pero sí a las siguientes generaciones. Saben también que garantizar prácticas preprofesionales seguras y dignas para los internos es una meta que vale la pena. Sería el cambio de un sistema históricamente abusivo.

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