El 27 de marzo del 2017, Piura soportó un diluvio: quince horas consecutivas de lluvias por el fenómeno El Niño Costero. Un desastre para una ciudad sin un sistema de drenaje pluvial: miles de familias quedaron aisladas en los techos de sus viviendas por las inundaciones que arrasaron con vías y campos de cultivo. Seis años después, la población teme que se repita esta tragedia al no haberse construido aún el drenaje prometido. Según los pronósticos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), las regiones de la costa norte tienen mayores probabilidades de registrar lluvias por encima de lo normal en los siguientes meses.
La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), creada para reconstruir la infraestructura dañada, prometió que se priorizaría el diseño de los drenajes pluviales de siete localidades que quedaron gravemente afectadas por las inundaciones: Talara, Piura, Sullana y Paita (Piura), Tumbes, Chiclayo (Lambayeque) y Trujillo (La Libertad). Este compromiso se hizo en 2018, pero hasta ahora no se han terminado de elaborar los estudios técnicos para la red de tuberías que deberán pasar debajo de las ciudades para canalizar el agua de las lluvias. Una vez terminados los expedientes, la construcción de los drenajes puede tomar entre 5 a 7 años, lo que significa que las regiones del norte no estarán preparadas para los eventos climáticos del verano de 2024.
Hay dos fenómenos climáticos que afectan actualmente al Perú: El Niño Global y el Niño Costero, los cuales provocan el calentamiento de las aguas del mar y contribuyen a que ocurran más lluvias. Como existen condiciones para que se repita un escenario como el del 2017, varias poblaciones del norte tendrán que desplazarse de manera forzosa para salvar sus vidas.
A las obras demoradas y un bajo nivel de ejecución presupuestal, se suma la transferencia de responsabilidades, un proceso burocrático que avanza lentamente sin tomar en cuenta los riesgos que ya viven las ciudades del norte del país. La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios sólo estará activa hasta el 31 de diciembre de este año y, a partir de esa fecha, todos sus proyectos, que incluyen los drenajes pluviales para Piura, Tumbes, Chiclayo y Trujillo, pasarán a manos de la Autoridad Nacional de Infraestructura, una entidad creada hace 5 meses por el Gobierno y que todavía no ejerce sus funciones.
¿Por qué no avanzaron los proyectos?
En 2018, la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios no tenía claro qué tipo de proyectos ayudarían a resolver el problema de las inundaciones en Piura, Lambayeque, Tumbes y La Libertad. Según su plan inicial, se necesitaba elaborar proyectos integrales que permitieran identificar las mejores soluciones a largo plazo para evitar el colapso de las principales ciudades del norte. Uno de ellos fueron los drenajes pluviales, como lo prometieron varios de los funcionarios que pasaron por esta entidad.
Hasta la segunda mitad del 2019, el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento estaba a cargo de elaborar los estudios técnicos para la construcción de los drenajes pluviales debido a que la ARCC no tenía esa función (la de ser “unidad ejecutora”, como se conoce técnicamente). Sin embargo, hacia fines de ese año el ministerio ni siquiera tenía lista la declaración de viabilidad, que era el paso previo para los estudios técnicos.
Para revertir esta situación, la ARCC se convirtió en unidad ejecutora y llegó a un acuerdo de cesión de posición contractual con el Ministerio de Vivienda para asumir por completo estos proyectos. Su siguiente decisión fue suscribir el convenio Gobierno a Gobierno (G2G) con Reino Unido para que ese país asesore técnicamente en la construcción de estos megaproyectos, explica Amalia Moreno, quien fue directora ejecutiva de la ARCC durante esa etapa.
El modelo G2G fue bien visto durante los Juegos Panamericanos “Lima 2019”, pues permitió construir obras en tiempo récord. Pero, en el caso de los drenajes pluviales, no se han logrado los mismos avances. Hasta ahora, solo se han firmado los contratos para que se diseñe cómo funcionarán estos sistemas subterráneos en las ciudades de Paita, Talara, Sullana, Chiclayo, Tumbes y Trujillo.
Los seis contratos que tiene la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios implican una inversión que supera los 2 mil millones de soles, siendo el diseño del drenaje pluvial de Chiclayo el más costoso hasta la fecha. Sin embargo, los expedientes finalizarán en 2024 y 2027, de acuerdo a los documentos que revisó Salud con Lupa. A ese tiempo se deberá sumar los 5 a 7 años que implica la construcción de estas obras, lo que significa que las ciudades recién podrían contar con un drenaje pluvial hacia el 2032.
El tiempo que ha tardado la ARCC en los proyectos de los drenajes pluviales perjudica a más de 900 mil personas que serían las beneficiarias directas de las obras. A las demoras administrativas se suma la irresponsabilidad de las municipalidades, ya que han otorgado permisos para que se construyan viviendas en zonas vulnerables, un problema que revela el desorden urbanístico que eleva los riesgos de las ciudades del norte frente a los desastres. Esto complica construir desde cero un sistema de drenaje pluvial, con todos los elementos que eso requiere como sistemas de bombeo, colectores, drenes, canaletas, etc.
Otro inconveniente son las antiguas redes de alcantarillado de las ciudades donde se planea construir los drenajes pluviales. Algunos estudios hechos por la Universidad de Piura indican que, tanto el drenaje pluvial como el sistema de alcantarillado, deben funcionar correctamente para evitar que las ciudades se inunden. “Si los colectores de las alcantarillas están desgastados o en mal estado, se necesita cambiarlos y eso lleva tiempo”, explica Amalia Moreno. Cuando se producen intensas lluvias en la costa norte, el sistema de alcantarillado colapsa y genera que las aguas residuales salgan a la superficie, lo que expone a la población a enfermedades infecciosas como la leptospirosis.
Piura, el caso más complejo
Piura siempre corre el riesgo de sufrir inundaciones al estar ubicada sobre las márgenes del río del mismo nombre, que no desemboca en el mar sino en una laguna ubicada en el desierto de Sechura. En períodos de lluvias extremas, como ocurrió con los fenómenos El Niño de 1997-1998 y 1982-1983, el nivel del agua se incrementa y se desborda.
Para evitar que se repitan estos desastres, la ARCC presentó un plan en el 2022 que propuso diferentes soluciones, entre las cuales está la construcción de nueve embalses en la parte alta del río, que funcionen como grandes depósitos de agua, y diques en la parte media y baja para direccionar el paso del agua del río y que no llegue a las poblaciones que viven cerca. Se tenía previsto también la reforestación de la parte alta y media para que cuando llueva, el agua no arrastre arena o piedras que luego se acumulen en el fondo del río.
Todos estos proyectos son importantes para mantener bajo control el caudal del río Piura, pero también para que el sistema de drenaje pluvial pueda eliminar allí el agua de las lluvias, pero ninguno estará listo en 2024. “Seguiremos igual de vulnerables como ahora”, reconoce el decano del Colegio de Ingenieros de Piura, Hermer Alzamora Román.
La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios planteó dos alternativas para el diseño del drenaje de la ciudad de Piura que desembocan el agua de las lluvias en el río. Se tiene ahora que contratar a una empresa para elaborar los estudios de preinversión y otra para que ejecute la obra. El problema está en que la ARCC solo estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2023 y el proyecto tendrá que ser transferido a la Autoridad Nacional de Infraestructura, según pudo conocer Salud con lupa. Un proceso similar seguirán los proyectos de drenajes pluviales para Lambayeque, La Libertad y Tumbes.
Esta transferencia retrasa aún más el inicio de las obras. Aunque se destinen recursos a la limpieza de ríos y quebradas, será inevitable que muchas personas estén expuestas a posibles inundaciones ante la falta de drenaje de las ciudades. “El cambio de funcionarios, reglamentos y procedimientos administrativos suele afectarnos porque se pierde tiempo”, dice el decano Alzamora.
Mientras los procesos burocráticos avanzan lentamente, la situación de la región Piura es crítica, ya que algunas obras para evitar los daños de El Niño se están haciendo a última hora y han coincidido con cortes de agua y cierres de calles, lo que ha generado un escenario caótico en este último mes del año.
Aún no concluye la descolmatación del río Piura y hay 120 cuencas ubicadas alrededor de urbanizaciones y asentamientos humanos de la ciudad que pueden sufrir inundaciones. Hasta el momento, solo se ha atendido a ocho con la habilitación de pequeños estanques -de unos 9 metros de profundidad- con cisternas para captar el agua de la lluvia y llevarla hasta ríos o lagunas. Las demás cuencas y las poblaciones que viven cerca están altamente vulnerables a los eventos climáticos.
Empresas elegidas para obras de drenaje pluvial acumulan sanciones
Tres de las cinco empresas que han sido contratadas para el diseño de los drenajes pluviales han sido sancionadas por el Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado (OSCE). Uno de los casos corresponde a Técnica y Proyectos S.A. (TYPSA), una empresa de origen español que está inhabilitada hasta el 2026 de participar en procesos de contratación con el Estado peruano. De acuerdo a la resolución del Tribunal de OSCE, la compañía presentó documentación falsa cuando fue contratada para elaborar el estudio de preinversión para el represamiento Yarascay, ubicado en la región Tacna.
Otra de las empresas, la española Meta Engineering, fue inhabilitada por un período de 7 meses por brindar información inexacta al momento de tramitar su inscripción como proveedor del Estado en 2018. Esta empresa está a cargo del diseño del drenaje pluvial de la ciudad de Tumbes en consorcio con la surcoreana Dohwa Engineering que suma, entre 2019 y 20202, 26 penalidades por diferentes causas que incluyen la ausencia de personal en obra y retrasos en la entrega de informes mensuales y planes de trabajo.