La construcción de un hospital no debería tardar más de tres años, desde que se elabora el proyecto hasta su inauguración. Sin embargo, el Ministerio de Salud tiene 23 obras hospitalarias que llevan un promedio de seis años sin terminarse por varios motivos: incumplimientos de las empresas constructoras, corrupción, conflictos sociales y fenómenos climáticos que el Gobierno central y los gobiernos regionales no han podido manejar. El Poder Ejecutivo ha ofrecido resolver los obstáculos para retomar los trabajos, pero por ahora solo 13 hospitales tienen rutas para el reinicio de obras.
El Hospital de Tingo María, ubicado en la región de Huánuco, es una de estas obras con más demoras. Su construcción lleva once años, a pesar de que debió terminar el 2018. Un año después de haberse vencido este plazo, en diciembre de 2019, el Gobierno Regional de Huánuco anuló el contrato tras asegurar que el Consorcio Ejecutor Tingo María incumplió varias de sus obligaciones. Hoy, este hospital, en el que se ha invertido 220 millones de soles, más del doble del presupuesto inicial, se encuentra al 76% de avance. Durante su construcción, la Contraloría General de la República ha detectado deficiencias que podrían poner en riesgo la atención de los pacientes, como el uso de paredes de drywall en las áreas críticas de cuidados intensivos y en los quirófanos.
Las 23 obras demoradas están ubicadas en 15 regiones del país: Amazonas, Apurímac, Arequipa, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Junín, Lima, Loreto, Pasco, Piura, Puno, San Martín, Tacna y Ucayali con una inversión total que supera los 4 mil millones de soles, según el Banco de Inversiones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Piura, la región más afectada este año por las lluvias y la epidemia de dengue, tiene cinco obras que apenas tienen entre el 37% y 55% de avances. Se trata de los hospitales de Ayabaca, Huarmaca, Los Algarrobos, Huancabamba y Santa Rosa que llevan unos cuatro años sin ser terminados.
El Hospital Subregional de Andahuaylas, en Apurímac, lleva una década a mitad de camino, pese a que su construcción debía finalizar en tan sólo un año para beneficiar a más de 200 mil pacientes. Con una inversión que supera los 160 millones de soles, el Gobierno Regional de Apurímac anuló en 2019 el contrato con el Consorcio Hospital Andahuaylas ante el incumplimiento de los plazos y fallas en la infraestructura: la Contraloría había advertido fisuras en los muros y columnas. En marzo de este año, el gobernador Percy Godoy adelantó que la obra está en fase de destrabe y a la espera de reiniciar su construcción que quedó al 54% de avance.
En el grupo de hospitales con mayor tiempo en fase de construcción también se encuentra el Hospital Regional de Cañete, cuya obra inició hace doce años y tuvo constantes paralizaciones. La más reciente ocurrió en febrero de 2022, cuando el edificio estaba avanzado al 97.6% y mientras se resolvía un arbitraje entre el Consorcio Hospital Cañete y el Gobierno Regional de Lima.
Para entonces, se habían entregado algunas áreas, como la de cuidados intensivos, pero no podían ser utilizadas por los pacientes ante los problemas técnicos que persistían y la carencia de agua potable y desagüe. En mayo pasado, con la presencia de la presidenta Dina Boluarte, recién se inauguró este establecimiento donde se estima atender a más de 300 mil personas de las provincias de Cañete, Yauyos y Huarochirí.
El destrabe de obras
En los últimos cinco meses, el Ministerio de Salud, y ahora la presidenta Dina Boluarte durante su mensaje a la Nación por Fiestas Patrias, han destacado que entre marzo y julio de este año al menos trece obras en hospitales han sido destrabadas o están en camino a serlo, a más tardar en un año.
Sin embargo, la espera de más de 2.5 millones de pacientes seguirá porque siete de los hospitales no tienen ni la mitad de su infraestructura prevista construida y se requiere elaborar expedientes técnicos de los saldos de obras que dejaron las anteriores constructoras. Se tratan de los hospitales María Auxiliadora en Amazonas; Espinar en Cusco; Castrovirreyna en Huancavelica; San Martín de Pongoa en Junín; y Ayabaca, Huarmaca y Los Algarrobos en Piura.
El caso más crítico ocurre en el Hospital Castrovirreyna, en el que se hizo una inversión de más de 60 millones de soles. En noviembre de 2021, el entonces presidente Pedro Castillo viajó al distrito de Castrovirreyna para el inicio de la obra, pero está solo tenía un 4% de avance a julio de 2022 y luego se suspendió por una disputa entre el Consorcio Ejecutor Salud Castrovirreyna y el Gobierno Regional de Huancavelica. Las partes no llegaron a un acuerdo para incrementar el presupuesto del hospital ante la presencia de aguas subterráneas en el terreno.
En la lista de servicios médicos con más bajos porcentajes de avances de obra también se encuentran los hospitales María Auxiliadora de Amazonas y Espinar de Cusco, ambos con menos del 30%.
El primero inició su construcción en el 2020 hasta que en marzo de 2023 fue paralizado por el incremento de las lluvias y deficiencias en el expediente técnico. Un equipo de funcionarios de la Contraloría General de la República detectó pagos no autorizados a los contratistas; fisuras y filtraciones de agua en los muros, vigas y columnas; y también tuberías de agua y desagüe dobladas y cubiertas de desmonte. Al mes siguiente, el gobernador regional, Gilmer Horna, aseguró que los trabajos a cargo del Consorcio San Nicolás se habían reiniciado con una inversión que asciende a más de 113 millones de soles para construir consultorios externos, un centro obstétrico y quirúrgico, áreas de hospitalización, laboratorio, entre otros ambientes.
La segunda obra con menos del 30% de construcción es el hospital cusqueño de Espinar en el que se hizo una inversión que supera los 130 millones de soles. Los trabajos empezaron hace casi seis años. Sin embargo, la Contraloría advirtió en abril de 2022 que la obra tenía un avance de 23% cuando debería estar por encima del 40%, y que había demoras en las reformulaciones del expediente técnico. De acuerdo con Karla Gaviño, docente de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico, la principal razón de las paralizaciones de obras es la deficiencia en la elaboración de la propuesta para la construcción que luego se refleja en los expedientes técnicos.
Los “nuevos” hospitales
Además de la promesa de la presidenta Dina Boluarte de reiniciar las obras de hospitales estancadas en un plazo máximo de un año, sus ofrecimientos incluyeron la construcción de hospitales de alta complejidad en seis regiones del país a través del mecanismo gobierno a gobierno con una inversión de más de 7 mil millones de soles.
Se trata del Hospital de Alta Complejidad en Piura; el Hospital Guillermo Díaz de la Vega en Apurímac; el Hospital Regional Docente de Trujillo en La Libertad; el Hospital Subregional de Andahuaylas; el Hospital Goyeneche de Arequipa; y el Hospital Regional Manuel Núñez Butrón de Puno. Sin embargo, solo el de Piura es un anuncio nuevo.
La construcción del Hospital de Alta Complejidad en la región norteña fue declarada de interés nacional un día antes de que la presidenta diera su mensaje a la Nación, mediante un decreto supremo suscrito por ella y por el ministro César Vásquez. Esta obra busca atender a más de dos millones de pacientes de Piura y otras regiones como Tumbes, Lambayeque y Cajamarca con una inversión de 939 millones de soles. El hospital se ubicará en el distrito Veintiséis de Octubre donde actualmente las obras de construcción del Hospital Santa Rosa están paralizadas desde enero del año pasado.
El otro establecimiento que se construirá, según mencionó la presidenta Boluarte, es el Hospital Guillermo Díaz de la Vega en Apurímac, con una inversión estimada de 847 millones de soles y en beneficio de más de 480 mil pacientes. Desde hace cuatro meses se viene planeando su ejecución luego de que el Ministerio de Salud y el Gobierno Regional de Apurímac firmaron un convenio de cooperación interinstitucional por dos años. La institución encargada de elaborar y supervisar el expediente técnico es el Programa Nacional de Inversiones en Salud (Pronis).
Los otros dos hospitales anunciados se ubican en la Libertad y Arequipa. En febrero pasado, la entonces ministra de Salud, Rosa Gutiérrez, y el gobernador de la Libertad y excandidato presidencial, César Acuña, firmaron un acuerdo para construir el nuevo Hospital Regional Docente de Trujillo con una inversión que supera los 1.500 millones de soles. La obra deberá culminar a finales de 2026 para atender no solo a pacientes de La Libertad, sino de las regiones de Tumbes, Piura, Cajamarca y Lambayeque.
En Arequipa, en tanto, el nuevo Hospital Goyeneche es una promesa incumplida de varios gobernadores regionales. Se trata de uno de los hospitales más antiguos del sur del Perú que atiende a cientos de personas cada día; sin embargo, su infraestructura está en condiciones precarias. Durante las lluvias intensas de febrero, los ambientes de este establecimiento se llenaron de agua filtrada por las paredes y techo, y también de aguas servidas luego de que los desagües colapsaron. La construcción de este hospital demandará unos 900 millones de soles.
Los dos últimos servicios de alta complejidad son el Hospital Subregional de Andahuaylas, que tiene obras de infraestructura paralizadas, y el Hospital Regional Manuel Núñez de Puno. Este último establecimiento fue suspendido en diciembre de 2021, con menos del 1% de ejecución a pesar de que debió finalizar en enero de este año. Funcionarios de la Contraloría detectaron irregularidades y supuestos actos de corrupción, por parte de más de 40 funcionarios y exfuncionarios, en la licitación y en otras fases de la obra.
Los anuncios de grandes complejos hospitalarios monopolizaron el mensaje de la presidenta Boluarte y apenas hizo mención a una inversión de importante envergadura para fortalecer los servicios del primer nivel de atención en el país.