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Los futuros médicos del país podrían salir de facultades sin criterios básicos de calidad

Desde el 2019, la Sunedu se encarga de supervisar y dar licenciamiento a las facultades de Medicina Humana que reúnen estándares básicos. Ahora, un dictamen aprobado por el Congreso podría paralizar el proceso y eliminar la posibilidad de que estos programas sean evaluados, perjudicando tanto a los estudiantes como a la población que merece servicios de salud de calidad.

lucero
A la fecha, siete programas de Medicina Humana han sido licenciados por Sunedu, por cumplir todos los criterios de calidad.
Foto: Ministerio de Salud

Cuando la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) negó la licencia institucional a la Universidad Privada Telesup en mayo de 2019, uno de los motivos de sustento fueron las deficiencias en el área de investigación. Telesup no solo tenía pocos docentes dedicados a investigar; ocho proyectos de investigación desarrollados por estos docentes presentaban indicios de plagio.

En la Universidad Alas Peruanas, a la que también se negó la licencia ese año, solo 1% de los docentes se dedicaba a actividades de investigación. En la Universidad San Pedro, de Chimbote, tres de cada 10 docentes declarados como investigadores en realidad no contaban con disponibilidad para ello. Lo mismo se detectó en la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez con el 71% de docentes. Una situación parecida a la Universidad Particular de Chiclayo.

Estas universidades, hoy con licencia denegada, habían ofrecido la carrera de Medicina Humana en Perú por una o más décadas. Hoy ya no tienen autorización para convocar ni recibir nuevos alumnos, y pronto dejarán de funcionar de forma definitiva.

La Sunedu, que realizó la evaluación de los criterios básicos de calidad de 145 universidades públicas y privadas, ahora está en medio de un proceso similar —pero con reglas más específicas— para evaluar y licenciar los programas de Medicina Humana a nivel nacional.

Sin embargo, este proceso, así como todas las acciones realizadas como parte de la reforma universitaria, están en peligro por la aprobación en el Congreso de una ley “que restablece la autonomía de las universidades peruanas”. La norma, impulsada por el congresista conservador Esdras Medina (Renovación Popular), elimina de las funciones de la Sunedu el aprobar o negar las solicitudes de licenciamiento de facultades, escuelas y programas de estudios. Es decir, impediría que esta entidad continúe con la evaluación de los programas de Medicina Humana.

“Es un riesgo muy grande para la educación superior. Sunedu estableció que había carreras que debían priorizarse para poder ser licenciadas y empezamos por Medicina porque se trata de profesionales que tienen que ver con la salud y la vida, no solo individual, sino colectiva”, dijo a Salud con lupa el superintendente de la Sunedu, Oswaldo Zegarra.

Además, la ley de contrarreforma universitaria —pendiente de una segunda votación en el Pleno— plantea que el consejo directivo de la Sunedu esté conformado por representantes de universidades públicas y privadas, lo que afectaría la independencia de sus decisiones.

Para Mariano Cuentas, director ejecutivo del Sistema de Certificación y Recertificación del Médico Cirujano y Médicos Especialistas del Colegio Médico del Perú (CMP), esto representaría un retroceso. “Así no va a ser imparcial la evaluación. No se puede ser juez y parte”, señala. Es la misma posición que tiene Ethel Rodríguez, representante del Centro de Estudiantes de Medicina de San Marcos. “Hay cosas que criticar a Sunedu, la Ley Universitaria es perfectible. Pero volver a que otros organismos que buscan sus propios beneficios evalúen (como era antes la Asamblea Nacional de Rectores), es retroceder, no avanzar”, dice a Salud con lupa.

Una apuesta por la calidad

En 2016, Cuentas publicó junto a otros autores un artículo donde exploraba las estrategias necesarias para reducir el número de escuelas de medicina y mejorar la calidad educativa. Una de ellas era justamente el licenciamiento. “Antes salían universidades y formaban médicos sin ningún tipo de regulación. Ahora Sunedu intenta poner orden y esa función se va a ver limitada”, plantea. Y como recuerda el médico, la evaluación de la Sunedu está centrada en las condiciones mínimas que deben cumplir las universidades para dar una formación de calidad. Una valla que, para ciertas instituciones, pareciera ser muy alta.

A la Universidad Privada Telesup, propiedad del congresista José Luna (Podemos Perú), se le denegó la licencia institucional, entre otros motivos, porque los locales donde ofrecía la carrera de Medicina no contaban con un sistema adecuado de gestión de residuos sólidos y líquidos peligrosos. Esto fue identificado por la Sunedu como un riesgo latente de seguridad y de salud pública para la comunidad. Por su parte, la Universidad San Pedro no contaba con laboratorios y equipamiento para 30% de sus programas de pregrado. Los más afectados eran los estudiantes de Ciencias de la Salud e Ingeniería. Sus locales y laboratorios tampoco garantizaban estándares de seguridad.

Ahora, para que un programa de Medicina Humana obtenga la licencia de Sunedu, es evaluado en siete criterios: propuesta académica, gestión de la investigación, gestión administrativa del programa de estudios, desarrollo del programa de estudios, infraestructura y equipamiento, seguridad y bienestar, y transparencia. Para recibir la licencia, las universidades deben cumplir con todos los criterios. Hasta el momento siete programas de Medicina Humana lo han hecho, mientras que diez están en proceso de adecuación.

Según explica el jefe de la Sunedu, Oswaldo Zegarra, algunas de las observaciones más frecuentes que las universidades tienen que subsanar se refieren a contar con suficientes docentes a tiempo completo, con líneas de investigación y con una infraestructura apropiada para una carrera de Medicina. “Esas tres [condiciones] son las que las universidades están demorando más en demostrar. Una vez cumplan con las observaciones que hemos hecho a su documentación, pasamos a la verificación. Y cuando esto termina, la universidad puede pasar a licenciarse, a un proceso más largo de adecuación o a su denegatoria”, indica Zegarra.

Es claro que la investigación es un punto débil para muchas de las universidades que hoy ya no tienen autorización para funcionar. De acuerdo con un estudio publicado en 2015, de 32 escuelas de medicina en Perú, solo cinco tenían al menos un docente que había publicado como mínimo un artículo original como autor corresponsal en Scopus. Además, apenas la mitad de estas escuelas tenían un curso donde se le pedía al estudiante presentar el informe final de un informe de investigación, lo que luego se reflejaba en dificultades del estudiante para redactar este tipo de informes y más aún para llevar a cabo un proceso de publicación científica.

Además, otro estudio publicado en la revista Acta Médica Peruana destaca que un gran porcentaje de médicos desaprobaba el Examen Nacional de Medicina (ENAM), una evaluación organizada por la Asociación Peruana de Facultades de Medicina (Aspefam) que se lleva a cabo en el último año de la carrera. Estos resultados sugerían que los médicos iniciaban su ejercicio profesional sin estar debidamente capacitados, al menos en el aspecto teórico.

Mariano Cuentas apunta que si bien un examen escrito como el ENAM no es la mejor forma de evaluación, sigue siendo un indicador. “Es importante porque ahora tenemos médicos que están ejerciendo, dando los servicios, habiendo sacado notas reprobatorias”, señala. Para responder a esa situación, el Colegio Médico dispuso que desde 2020 la aprobación del ENAM fuera un requisito para colegiarse, y por lo tanto, para ejercer Medicina. Sin embargo, esa medida fue calificada por el Indecopi como una barrera burocrática en el 2021, argumentando que la suficiencia profesional del médico es acreditada por el título que les dan sus universidades.

De cualquier forma, se hace evidente la importancia de elevar la calidad en la formación de las y los futuros médicos que brindarán servicios de salud en nuestro país. Por eso mismo, como señalan los especialistas entrevistados por Salud con lupa, la decisión del Congreso de quitar facultades a la Sunedu pone en riesgo no solo a los estudiantes, sino a toda la población.

El golpe de la pandemia

La posible victoria de la contrarreforma universitaria llega en plena emergencia sanitaria, que ya había perjudicado la formación de los estudiantes en general, y más aún los de Medicina. Carla*, estudiante de la Universidad San Martín de Porres, acaba de finalizar su rotación del internado en servicios de gineco-obstetricia, después de haber llevado el año pasado el curso de Ginecología de manera virtual. “Llegué a mi establecimiento sin estar preparada, sin haber aprendido cosas básicas que se ven en la práctica”, cuenta.

Es una sensación generalizada. La pandemia significó para los estudiantes retraso en sus estudios, la falta del componente práctico en su formación, la pérdida de docentes, entre otros. Ethel Rodríguez, del Centro de Estudiantes de Medicina de San Marcos, explica que además, en el 2020, hubo una importante deserción estudiantil. “Aproximadamente 20%-30% de internos dejó la carrera”, indica.

De acuerdo al superintendente Oswaldo Zegarra, las universidades se han ido adaptando a la situación de emergencia, firmando convenios para que sus estudiantes puedan irse incorporando progresivamente a los servicios hospitalarios para recibir clases.

Las mismas funciones de la Sunedu se han visto retrasadas por la pandemia. “Tuvimos que implementar la verificación remota. A través de vídeos, fotografías y otros soportes enviados por las universidades, se iba verificando lo que estaba en el papel”, comenta Zegarra.

Todo ese trabajo podría haber sido en vano si el Congreso decide confirmar la aprobación de la ley de contrarreforma universitaria. Tanto la Sunedu, como el Colegio Médico y los estudiantes han expresado su rechazo a la norma. Estos últimos proyectan salir una vez más a las calles en defensa de su educación.


*Se mantiene en reserva el nombre de la estudiante.

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