La tarde del 9 de enero, cuando la violencia estalló en Juliaca, Marco Antonio Samillán Sanga, estudiante de Medicina de 31 años que empezaba su internado en el hospital Carlos Monge Medrano, decidió salir a la calle con otro grupo de voluntarios para auxiliar a los heridos, tanto civiles como policías que se enfrentaban en las inmediaciones del aeropuerto de la ciudad, en el sur del Perú. Sin embargo, se convirtió en una víctima mortal de la represión de la Policía.
"Mi hermano amaba su profesión y solo quería ayudar. Estaba con otro grupo de voluntarios intentando atender a los heridos y entonces recibieron el ataque de los policías. Corrieron para resguardarse y mi hermano se dio cuenta de que había otra persona herida. Cuando se agachó para atenderla, recibió el primer impacto de bala. Quiso pararse y avanzar y le dieron otro disparo en el pecho", cuenta su hermana Milagros.
Aunque la familia no ha tenido aún acceso a los resultados de la necropsia que se le practicó, Milagros Samillarán vio el cuerpo de su hermano en el hospital y asegura que su cadáver mostraba un impacto de proyectil a la altura de los riñones y otro en el pecho.
"Dicen que los que murieron eran delincuentes. Mi hermano no era ningún delincuente, es un héroe que murió tratando de salvar a los demás", asegura Milagros, quien responsabiliza a la Policía y al gobierno de Dina Boluarte por la muerte de Marco, a quien dispararon pese a que estaba vestido como personal de salud.
Con 27 años, Milagros trabaja como vendedora para costear sus estudios de Psicología en la Universidad Andina de Juliaca. Aunque ahora se le hará más difícil porque no estará el hermano en el que encontraba aliento.
"Aunque no era el mayor de los hermanos, él era la fuerza de la familia, y cuando mi mamá y una hermanita murieron en un accidente de auto hace seis años él se convirtió en un papá para todos nosotros", dice Milagros.
Su sueño era ser neurocirujano
Junto a varias personas heridas por armas de fuego, Marco Samillán tuvo que ser llevado en estado grave al mismo hospital Monge Medrano, donde empezaría pronto su internado de Medicina. Lamentablemente, allí colegas confirmaron su muerte.
Marco había estudiado Biología, pero, por vocación, decidió ingresar a la carrera de Medicina en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno (UNAP). Víctor Villar, profesor y presidente de la Federación Médica de Puno, lo recuerda como “una persona muy comprometida, sensible con los problemas de salud de la región”. En el 2022 compartieron casi cuatro meses juntos durante la rotación en el área de Ginecología.
Varios compañeros de Marco Samillán han recordado también que uno de sus sueños era convertirse en neurocirujano. “Qué tristeza más inmensa me da saber que hubieses continuado salvando vidas, pero te la quitaron a ti. Eres un héroe, un gran héroe médico”, escribió Liz, una de sus compañeras de estudios.
Marco era conocido por ser una persona sensible y solidaria. Le gustaba tocar y bailar el sikuri (una música folklórica local) y jugar al fútbol. Era hincha de Universitario de Deportes. "No militaba en un partido político, pero como peruano le dolía lo que está pasando el país", dicen sus colegas.
La Universidad Nacional del Altiplano de Puno emitió un comunicado en el que lamentó la muerte de Marco Samillan. Esta semana también expresaron sus condolencias la Federación Peruana de Estudiantes de Medicina Humana y el Colegio de Biólogos de Puno. Todos señalaron que fue un joven que “ofreció su vida en cumplimiento de las funciones propias de su carrera”.
Su familia enterró a Marco el viernes en un espacio cedido por la beneficencia municipal en Juliaca. "Me da paz pensar que ahora estás junto a mi mamá y mi hermanita que ya se fueron. Pero, la verdad es que no sé cómo voy a poder seguir adelante sin ti”, lamenta Milagros.