La tarde del 6 de abril, un hombre de 47 años, internado por problemas respiratorios desde el 28 de marzo en el hospital Arzobispo Loayza de Lima, murió debido a un cuadro crítico de la infección respiratoria COVID-19. Fue atendido en el pabellón 1 porque no había una cama disponible en la Unidad de Cuidados Intensivos ni un ventilador mecánico para ayudarlo a respirar y evitar que tuviera una falla pulmonar. Días atrás, los médicos habían preparado un informe para que fuera derivado al nuevo hospital de Ate, habilitado para tratar a pacientes enfermos por el nuevo coronavirus, pero su vida se apagó antes de que la solicitud tuviera una respuesta.
Era el tercer paciente con COVID-19 que falleció en el hospital Loayza sin poder conectarse a un ventilador mecánico y sin pasar a una cama de cuidados intensivos. En el pabellón 1 de este nosocomio hay cuatro pacientes en estado grave por esta infección respiratoria que también requerirán de ventiladores mecánicos. Mientras que en el Hospital de Villa El Salvador hay más de 40 personas con esta enfermedad y tampoco se dispone de respiradores y camas en cuidados intensivos.
Ante la alta demanda y la escasez de equipos médicos, universidades, centros de investigación y las Fuerzas Armadas han presentado iniciativas para crear los insumos que se requieren para enfrentar la pandemia.
Ventiladores mecánicos
La Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) autorizó al Centro Médico Naval de la Marina de Guerra del Perú y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) a que fabriquen un prototipo de respirador mecánico. Según el anuncio realizado el 3 de abril, el objetivo es que construyan 100 equipos en 45 días.
Los respiradores peruanos cumplirán con todos los estándares internacionales de calidad y protección. Sin embargo, no serán usados para tratar a pacientes COVID-19. El presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva, Jesús Valverde, explicó que estos aparatos no son de tecnología avanzada como se requiere para este tipo de pacientes. Por eso, el objetivo es que puedan utilizarse en otros enfermos que los necesiten en las UCI.
Los respiradores artificiales de alta gama se han convertido en uno de los equipos más solicitados en todo el mundo. Se estima que un 5% de los enfermos de COVID-19 padecerá del síndrome de distrés respiratorio del adulto (SDRA), una afección pulmonar que impide la llegada del oxígeno a los pulmones y a la sangre, y que es potencialmente mortal. Esta condición no tiene tratamiento. La única alternativa es colocar al paciente ventilación artificial y esperar a que su organismo responda.
Usualmente, un respirador de alta gama cuesta entre 30 mil y 70 mil dólares. El costo de fabricación de cada equipo peruano será de aproximadamente 5 mil dólares.
El investigador y profesor de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), Manuel Luque, ha fabricado también el prototipo de un ventilador mecánico. Las piezas se pueden obtener a través de una impresora 3D. Luque requiere de 6 impresoras para fabricar dos ventiladores por día. Este proyecto aún necesita la validación del Ministerio de Salud para ponerse en marcha.
La Universidad de Piura (UDEP) también ha anunciado que fabricará 10 ventiladores mecánicos con profesionales de su Facultad de Ingeniería Mecánica y Electrónica. El Gobierno regional informó el 5 de abril que financiará el desarrollo de estos aparatos. El primer respirador estará listo en 10 días.
En Piura, una de las 10 regiones con más contagiados de COVID-19, había 14 ventiladores mecánicos malogrados cuando llegó la pandemia. Por eso, los ingenieros de la UDEP también se están encargando de repararlos. Ya han logrado poner en funcionamiento seis de estas máquinas: cuatro de hospitales de Essalud y dos del hospital Santa Rosa.
Protectores faciales
Un equipo interdisciplinario de la Pontificia Universidad Católica del Perú ha empezado a imprimir protectores faciales en 3D para abastecer al sector salud como una alternativa a la escasez de mascarillas. El lunes 6 de abril entregó las primeras 50 unidades al Instituto Nacional Cardiovascular (INCOR) de Essalud.
Los protectores, que están diseñados para proteger al personal médico de que ingresen gotículas de los pacientes enfermos de COVID-19 que atienden, se basan en el modelo desarrollado por la asociación española sin fines de lucro Maker Madrid.
El proyecto cuenta con el apoyo de tres empresas privadas: Inversiones San Gabriel, Corporación de Industrias Plásticas S.A. y Krear 3D, que han facilitado insumos y servicios. En los próximos días, el equipo liderado por la diseñadora industrial Jennifer Wong entregará 150 protectores más al INCOR.
“Las grandes crisis son grandes oportunidades. Ante la urgencia de la necesidad demostramos lo que somos capaces de hacer en el Perú con nuestros profesionales”, apuntó el presidente Martín Vizcarra en una de sus últimas conferencias en la que anunció con alivio esta alternativa.