En Perú, muchos pacientes que pagan los planes más altos de Oncosalud, como el OncoPlus, se enfrentan a un abuso: a pesar de que sus contratos prometen cobertura total, el acceso a ciertas terapias —las más avanzadas— queda restringido por criterios internos de la empresa. Esta semana, decenas de usuarios que confiaron en Oncosalud durante años denunciaron en redes sociales que se les negó atención, pese a las recomendaciones médicas y el respaldo de las guías internacionales. Así, tuvieron que luchar no solo contra el cáncer, sino también contra un sistema privado que, con letras pequeñas o disposiciones internas, les cierra las puertas a los tratamientos que realmente necesitan.
Uno de los casos que originó que varias personas más se atrevieran a hablar públicamente fue el de la familia Denegri. Los hermanos Talia y Juan Luis Denegri denunciaron que Oncosalud negó a su padre la cobertura de Pembrolizumab (Keytruda), un medicamento de inmunoterapia crucial para tratar el cáncer de pulmón avanzado. Aunque su contrato indicaba que cubría inmunoterapia al 100%, sin copagos, la empresa argumentó que el medicamento no estaba en su lista interna de fármacos aprobados, una lista que no se actualiza desde hace más de cinco años. Esta negativa deja en evidencia que Oncosalud no cumple con lo prometido, y que los pacientes se ven atrapados por restricciones arbitrarias basadas en documentos obsoletos que no reflejan las necesidades reales de tratamiento.
El dolor de estas situaciones se agrava aún más cuando los pacientes descubren que la letra pequeña de los contratos de Oncosalud incluye exclusiones y restricciones que no siempre son comunicadas de manera transparente al momento de la contratación. Esta práctica persiste en 2025, a pesar de la vigencia de la Ley Nacional contra el Cáncer y su reglamento, que deberían garantizar el acceso a tratamientos esenciales. Esto evidencia que, a pesar de las normas, el sistema privado continúa eludiendo sus responsabilidades y poniendo en riesgo la vida de los pacientes. En una próxima columna, abordaremos lo que sucede en el sistema de seguridad social y en el sector público.
Es fundamental entender que Oncosalud no es una aseguradora tradicional: legalmente funciona como una Institución Administradora de Fondos de Aseguramiento en Salud (IAFAS) privada prepaga. Por eso no la supervisa la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), sino SuSalud, el regulador del sector salud. ¿Qué implica para el afiliado? Que las condiciones de cobertura y las exclusiones se rigen por contratos y reglamentos internos aprobados en el ámbito sanitario, no por la normativa de pólizas que aplica la SBS a las aseguradoras. En la práctica, esto puede traducirse en listas propias de medicamentos y procedimientos y en criterios de autorización que no siempre coinciden con lo que un paciente entiende cuando lee “cobertura total”. Además, Oncosalud opera sobre todo en una red cerrada de clínicas y servicios vinculada a su grupo empresarial, lo que condiciona dónde y cómo se recibe la atención.
Oncosalud es propiedad de Auna, un conglomerado de empresas fundado en 2008 tras la alianza entre el Grupo Enfoca —dueño mayoritario del canal de televisión Latina— y Oncosalud. Con 900,000 afiliados, según su página web, el historial de Oncosalud está marcado por numerosas quejas de pacientes que denuncian incumplimientos en la cobertura ofrecida. En 2015, el Indecopi le impuso una multa de S/ 57,000 por negarse a entregar a un paciente el medicamento Erlotinib, pese a que su publicidad ofrecía “cobertura integral e ilimitada”. El organismo ordenó que entregara el fármaco si volvía a ser recetado y que precisara mejor las exclusiones en sus contratos. Sin embargo, los reclamos posteriores y las restricciones actuales muestran que este tipo de prácticas no han desaparecido.
La compañía también ha sido cuestionada por su agresiva estrategia comercial, que incluye llamadas insistentes para vender programas oncológicos sin informar con suficiente claridad que los datos de los usuarios pueden ser compartidos con cerca de sesenta empresas con las que mantiene convenios.
Este panorama revela un sistema que deja a los pacientes atrapados en promesas incumplidas, y que expone a personas vulnerables a un modelo de negocio que, en lugar de priorizar la vida y el bienestar de sus afiliados, prioriza sus propios intereses comerciales.
En un país como Perú, con una alta tasa de cáncer y miles de pacientes que necesitan acceso urgente a tratamientos, el caso de Oncosalud refleja un sistema que no garantiza acceso integral a la salud. El cáncer no espera, y cuando Oncosalud decide no cubrir un tratamiento esencial, la vida de los pacientes está en juego. Esto golpea no solo a quienes ya han sido diagnosticados, sino también a familias enteras que deben luchar por conseguir lo que el sistema no les da.
Oncosalud ha demostrado que sus planes no siempre cumplen lo que prometen. No es justo que, en un país donde el cáncer es una de las principales causas de muerte, los pacientes que pagan el plan más caro no tengan acceso a los tratamientos que les corresponden. Debe responder por no cumplir sus compromisos y por dejar a los pacientes en situación de vulnerabilidad.
¿Qué hacer si Oncosalud te niega un tratamiento?
Si tu plan ofrece cobertura y aun así Oncosalud rechaza autorizar un tratamiento, tienes herramientas para defender tus derechos:
- Pide la negativa por escrito. No aceptes un “no” verbal; exige un documento que explique las razones.
- Revisa tu contrato. Si el plan —por ejemplo, OncoPlus— indica que cubre inmunoterapia al 100 %, esa promesa es legalmente exigible.
- Registra un reclamo formal. Hazlo en el libro de reclamaciones de Oncosalud y guarda una copia sellada.
- Denuncia ante SuSalud. Este organismo puede sancionar y ordenar que se cumpla la cobertura.
- Evalúa una acción de amparo. Si la negativa pone en riesgo tu vida o salud, un juez puede ordenar el inicio inmediato del tratamiento mediante una medida cautelar.