Por tercera semana consecutiva, los casos registrados de Covid-19 en el mundo disminuyen, lo que hace pensar a muchos especialistas que en algunos meses podríamos ver una estabilidad que permita replantear qué tanto -y cuándo- se requerirán nuevas dosis de refuerzo. Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de nuevos casos y muertes del 14 al 20 de febrero de 2022 registraron una reducción del 21% y 8%, respectivamente, respecto a la semana anterior.
La región de las Américas registró una disminución de casos del 9%. En Sudamérica, después de un pico de 902 infecciones registradas por cada millón de habitantes el 25 de enero de 2022, según datos de Our World in Data, el número ha ido disminuyendo a menos de la mitad hasta el 24 de febrero. Esta disminución sostenida es, claramente, una buena noticia, y también es la posibilidad de que la pandemia se convierta en endemia. “Endemia quiere decir que va a tener un patrón de circulación regular, más o menos predecible”, dijo en una conferencia Mauricio Rodríguez, vocero sobre Covid-19 de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Para Aris Katzourakis, profesor de evolución viral y genómica de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, el término endemia suele entenderse como fin de la pandemia, lo cual es incorrecto. En epidemiología “una infección endémica es aquella en la que las tasas globales son estáticas, no aumentan ni disminuyen. Más concretamente, significa que la proporción de personas que pueden enfermar equilibra el ‘número básico de reproducción’ del virus, el número de individuos que un individuo infectado infectaría”, explica en un artículo de Nature.
Probablemente, lo más importante es que el hecho de que una enfermedad sea endémica no significa que una persona que se infecta (especialmente, si tiene comorbilidades y no ha sida vacunada) pueda desarrollar un estado menos grave. Ejemplos de enfermedades endémicas van desde una leve como la gripe común, hasta la poliomielitis, la tuberculosis o la malaria, que producen un importante número de casos de discapacidad o muerte.
Por eso conviene entender qué significa que la Covid-19 se vuelva una enfermedad endémica. “La pandemia se refiere a una sorpresa, un momento de tensión en un momento extraordinario. Cuando tiene elementos para dejar de ser extraordinario, dejar de ser la novedad, dejar de ser la sorpresa (…) entonces ya no es una situación de emergencia y pasa al compartimiento de la ‘endemia’”, explicó Rodríguez.
Pero eso no es un proceso natural. Si tenemos esta disminución de casos es por un conjunto de buenas prácticas que incluyen la vacunación (en esquema completo y dosis de refuerzo), así como mejores pruebas de diagnóstico, vigilancia virológica, un mejor manejo de pacientes en los hospitales y, por supuesto, las medidas que han probado que logran disminuir la propagación del virus: mascarillas, sana distancia y ventilación.
Todo esto nos acerca a un escenario endémico, que exige una evaluación por parte de especialistas y autoridades de salud para determinar qué tan necesaria es la revacunación de la población.
¿Es necesaria una dosis más?
El aspecto más importante para determinar si es necesario revacunar -o no- a una población es determinar qué tan protegida está. Para ello, comúnmente se realizan estudios para evaluar el nivel de anticuerpos tras la infección o tras la vacunación. Pero otro elemento que hasta hace unos meses había sido desestimado son las células T, cuyo papel es muy probablemente lo que explicaría que la mayoría de las personas logre sobrevivir al Covid-19.
Tras una extensa revisión bibliográfica publicada en Nature, el investigador de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, Paul Moss, reporta que la memoria de las células T abarca un amplio reconocimiento de las proteínas virales, lo cual “limita el impacto de las mutaciones virales individuales y es probable que sustente la protección contra la enfermedad grave de las variantes virales, incluida la ómicron”.
Esta inmunidad celular se fortalece con las vacunas. De acuerdo con Moss, las vacunas actuales contra el Covid-19 “suscitan respuestas robustas de las células T que probablemente contribuyen a una notable protección contra la hospitalización o la muerte, y los regímenes novedosos o heterólogos [la combinación de vacunas] ofrecen la posibilidad de mejorar aún más las respuestas celulares”.
Demasiado temprano para otro refuerzo
A pesar de que algunos estudios sugieren que la efectividad de la dosis de refuerzo podría decaer a los cuatro o cinco meses, el consenso hasta ahora es que no hay suficiente información que permita evaluar si esto realmente ocurre y si es una razón suficiente para pensar -en estos momentos- en una cuarta dosis.
Para determinar si la revacunación es necesaria, los países necesitan monitorear cómo se comporta la protección tras la dosis de refuerzo: si disminuye o no, así como qué tanto y a qué ritmo lo hace. Actualmente “es muy temprano para pensar en una cuarta vacunación”, aseguró la investigadora mexicana Yolanda López Vidal. “Habrá que ver cómo se presentan las nuevas variantes, si es que las hay, cuál va a ser el comportamiento de las poblaciones afectadas. Y con todo ello, tendrán que irse evaluando los diferentes escenarios que permitan tomar estas decisiones”.
Algunos países, sin embargo, como Israel, han decidido aplicar una cuarta dosis (o una segunda dosis de refuerzo) a personal de salud. En ese país, algunos pocos estudios muestran que “una cuarta dosis de la vacuna Covid-19 restablece los anticuerpos a los niveles observados tras la tercera dosis, pero sólo proporciona un modesto aumento de la protección contra la infección”. De manera que la cuarta dosis puede funcionar para recuperar la protección inicial en personas inmunodeprimidas o con mayor riesgo de infección, pero no hace una diferencia abismal entre personas sanas.
“La necesidad de revacunación la vamos a determinar conforme avance el tiempo”, explicó en conferencia el investigador y especialista en infectología de la UNAM, Samuel Ponce de León. “Hay estudios sobre la inmunidad celular que hacen énfasis en que quizás después de ya tener un refuerzo, una tercera o segunda dosis dependiendo del esquema inicial, quizás no sea necesario revacunar en el corto tiempo, porque ya se armó una muy robusta respuesta inmunológica y la inmunidad celular está ahí para dar cuenta de las respuestas que sean necesarias para más adelante, así que esto lo vamos a determinar realmente solo con el tiempo”, explicó.
Entonces, ¿será necesaria una cuarta dosis? Hasta ahora, nadie lo sabe. Y aunque la falta de respuestas puede resultar frustrante para algunas personas, probablemente esta frustración puede disminuir si pensamos que la razón por la que no se sabe es, precisamente, porque los datos disponibles muestran que las vacunas funcionan lo suficientemente bien para no tener la urgencia inmediata de más dosis.
¿Esto significa que la Covid-19 está por desaparecer?
Aunque durante un tiempo no sea necesaria la revacunación, hay que tener claro que la enfermedad de la Covid-19 seguirá existiendo. “Va a seguir habiendo casos, probablemente también hospitalizaciones y muertes”, dice el investigador Mauricio Rodríguez. Por ello “se tiene que continuar vigilando. Y la población tiene que seguir pendiente de cómo está la actividad epidémica en sus localidades para, en función de eso, hacer o dejar de hacer algunas actividades o modificar ciertas conductas”.
Si el número de casos continúa decayendo, y si no aparece una nueva variante de preocupación, es muy probable que la pandemia se convierte en endemia. “Pero por ningún motivo hay que pensar que ya porque sea endemia va a ser un problema menor”, explica Rodríguez. “Quizás no vamos a ver un problema tan grande ni tan explosivo como la pandemia, pero vamos a seguir con la enfermedad presente, como tenemos influenza, dengue y muchas otras enfermedades que ahí están y que cada año causan daño, que hay que hacer acciones específicas para prevenirlas”.
Así que, mientras se esclarece la necesidad de nuevas dosis de refuerzo, lo que se sabe claramente es lo que sí ha funcionado: que las vacunas y las medidas sanitarias disminuyen la posibilidad de morir de Covid-19.