Con la llegada de las vacunas también llega un asunto normal y esperado cuando se aplica cualquier tipo de medicamento: las reacciones alérgicas. Y aunque no han aparecido reportes de consecuencias letales -ni siquiera en los casos de reacciones severas- estos eventos esporádicos han dado pie a noticias alarmistas que pueden hacer pensar que el riesgo de la vacuna es mayor que su beneficio.
Sin embargo, los datos muestran lo contrario. En el caso la vacuna Pfizer/BioNTech, que tiene una eficacia del 95%, los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) reportaron que, hasta el 23 de diciembre, se habían aplicado 1,893,360 dosis y solo habían aparecido 21 casos de anafilaxis.
La anafilaxis es el nombre con el que se conoce a las reacciones alérgicas graves. “Puede incluir síntomas respiratorios (tos, falta de aire, presión en el pecho, escurrimiento nasal, congestión); cutáneos (inflamación de ojos o labios, ronchas); digestivos (nauseas, vómito, diarrea); hasta el desmayo o la pérdida del estado de alerta”, explica el alergólogo Rafael Pérez Vanzzini. En la mayoría de los casos, son síntomas tratables con medicamentos como la epinefrina (o adrenalina).
Además, estos eventos ocurren con muy poca frecuencia. “En general, las reacciones alérgicas a las vacunas son muy raras. Por cada millón de personas que se vacunan, 1.31 personas tendrán una reacción alérgica”, dice Vanzzini. Según la evidencia reportada hasta ahora para la vacuna Pfizer/BioNTech, las reacciones aparecen en 11.1 casos por cada millón de dosis aplicadas, que sigue siendo una cantidad mínima.
En cuanto a la vacuna de Astra Zeneca, hasta el 27 de diciembre se habían aplicado 800,000 dosis en el Reino Unidos y solo había reportes de tres personas con reacciones alérgicas que no tuvieron mayores complicaciones. Dos de ellos fueron trabajadores de salud que respondieron bien a la epinefrina y otro más fue menos severo por lo tanto no requirió del medicamento.
Por otro lado, de las 40,000 personas que recibieron la vacuna rusa Sputnik en Argentina solo 2.75% presentaron efectos adversos, según datos del periódico La Nación. De ese porcentaje (que corresponde a 1,088 personas), la mayoría manifestó dolores musculares, de cabeza o fiebre y el 99.3% fueron casos leves o moderados.
Estos datos muestran que, a pesar de su eficacia, cualquier vacuna, independientemente del país que la haya producido o la tecnología utilizada, puede producir algún tipo de reacción alérgica pero también queda claro que esos eventos son esporádicos y sin ninguna consecuencia letal.
¿Por qué ocurren?
En realidad se sabe poco sobre el origen de estas reacciones. Es así porque primero se debe aplicar un buen número de dosis para observar las consecuencias y luego investigarlas. Para eso es necesario comprobar que, en efecto, se trata de una anafilaxis y, después, que esta fue provocada por la vacuna (puede ocurrir, por ejemplo, que sea causada por otros objetos como el látex o algún desinfectante). Esa línea de comprobaciones toma tiempo y por eso resulta difícil explicar las causas de las reacciones alérgicas en los primeros meses de vacunación.
A pesar de ello, ya hay hipótesis. Según un artículo de la revista Science, algunos de estos eventos están relacionados con un polímero llamado polietilenglicol (PEG) o macrogol.Este polímero forma parte de la envoltura que recubre el ARN mensajero (ARNm) -como la de Moderna o la de Pfizer/BioNTech- necesario para que ese contenido genético entre fácilmente a la célula humana. Así que el polietilenglicol se encarga de dar la estabilidad que la vacuna requiere.
“Lo que se sabe hasta ahora es que algunas personas rechazan este compuesto, pero no como una reacción alérgica sino pseudo alérgica, porque el PEG desencadena una reacción por parte de anticuerpos (IgM e IgG) distintos a los que normalmente encienden una reacción alérgica (IgE)”, explica la pediatra Patricia Bautista, maestra en salud pública con entrenamiento en alergia.
El PEG está presente en algunos medicamentos como penicilina, laxantes y antiácidos, también en procedimientos estéticos y algunas vacunas para la rabia y el Zica. Como hay registros que puede provocar algunas reacciones alérgicas, las sospechas de que también sea el responsable de estas reacciones en las vacunas para COVID-19 aumentan. Por eso la recomendación es que, si alguna persona experimentó una anafilaxis a esta sustancia previamente, evite la aplicación de vacunas con base en ARNm.
¿Hay personas que no deberían vacunarse?
El 9 de diciembre, después de que surgieron los dos trabajadores de salud con reacciones alérgicas en el Reino Unido, la agencia regulatoria de ese país lanzó un comunicado que encendió las alarmas porque recomendaba que las personas con cualquier tipo de alergia evitara vacunarse hasta que hubiera mayor información sobre estos casos.
“Cualquier persona con antecedentes de anafilaxia a una vacuna, medicamento o alimento no debe recibir la vacuna Pfizer/BioNTech”, declaraba el documento.
Sin embargo, semanas después los CDC de los Estados Unidos tomaron un camino distinto: “Los CDC recomiendan que las personas con antecedentes de reacciones alérgicas graves no relacionadas con vacunas o medicamentos inyectables, como alergias a alimentos, mascotas, veneno, ambientales o al látex, se vacunen. Las personas con antecedentes de alergias a medicamentos orales o antecedentes familiares de reacciones alérgicas graves también pueden vacunarse”.
Según lo que marcan los CDC, no se recomienda la vacuna únicamente si la persona es alérgica a alguno de sus componentes -como el polietilenglicol-o similares -como el polisorbato-; y tampoco se recomienda una segunda dosis a quienes ya tuvieron una reacción alérgica severa tras la primera aplicación.
Para Pérez Vanzzini, la posición de los CDC es la más razonable. “Incluso las personas que han tenido anafilaxis a medicamentos inyectables o vacunas pueden vacunarse. Pero es importante que sea aprobado por un médico especialista, un médico alergólogo en este caso, y que la aplicación se haga en un centro hospitalario con todas las medidas y medicamentos para tratar una posible anafilaxis”.
¿Qué debo hacer antes de vacunarme?
A pesar de que la vacuna puede aplicarse a prácticamente cualquier persona, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos recomienda informar sobre elementos importantes de tu salud. Por ejemplo: si la persona tiene alguna alergia, fiebre, algún trastorno hemorrágico o si está tomando un anticoagulante; si está inmunodeprimido o si está tomando un medicamento que afecta su sistema inmunológico; si está embarazada, si planea hacerlo, o si está amamantando; y también si ha recibido otra vacuna COVID-19.
Lo más probable es que nada de esto será una razón para excluir automáticamente a las personas de ser vacunadas, pero sí puede ser información importante para que los profesionales de la salud hagan un monitoreo más riguroso y estén atentos ante cualquier señal de alarma.
¿Qué debería hacer después de vacunarme?
Lo primero es no alarmarse por reacciones locales que son totalmente normales, es decir, síntomas secundarios que no implican una reacción alérgica. Por ejemplo, es previsible que haya inflamación, dolor, o incremento de temperatura en el sitio donde se aplicó la vacuna.
También puede haber síntomas sistémicos, algo parecido a una gripe leve: malestar general, dolor de cabeza, dolor articular, cansancio e incluso fiebre. “Estos síntomas pueden presentarse durante 2 o 3 días máximo después de la aplicación, pero serán pasajeros”; explica Pérez Vanzzini.
Si sucediera una anafilaxia, esta aparecerá unos minutos después de la aplicación. Por lo tanto, es recomendable que se vigile al paciente entre 15 y 30 minutos después de recibir la dosis y tener a la mano la inyección de adrenalina en caso de shock anafiláctico.
Lo más importante, según el especialista, es que aumente el conocimiento de las alergias entre la población. “No podemos predecir qué persona tendrá una reacción alérgica a alguna vacuna, nos damos cuenta hasta que ocurre (…) Pero la recomendación es que toda persona que sospeche que tuvo una reacción alérgica a cualquier sustancia en el pasado acuda con un especialista. En esos casos, un alergólogo es quien puede dar una recomendación confiable para la aplicación de la vacuna”, afirma Vanzzini.
“Veremos reacciones alérgicas, sí. Pero eso no significa que tengamos que evitar vacunarnos. Tenemos que sopesar el riesgo de la vacuna contra el riesgo de la enfermedad. Y muy importante: aún vacunados, hay que seguir usando cubrebocas, lavándonos las manos y cuidándonos entre todos”, concluye Bautista.