Comprueba

Razones por las que debes tomar tus medicamentos a tiempo

Cuando el médico nos receta medicamentos siempre indica tomar una dosis cada cierto tiempo. Es común que, en el ajetreo de la cotidianidad, olvidemos tomarlos según lo prescrito. ¿Qué sucede si hacemos esto?

doctor-writing-down-prescription-patient
Freepik

Aunque no es lo correcto, es bastante común que las personas no tomen sus medicamentos en la dosis y frecuencia que prescribe el médico. Pero si bien olvidarlo por unas horas puede ser poco riesgoso, el pausar medicamentos durante días o semanas, o cambiar asiduamente la frecuencia para tomarlos, sí puede propiciar riesgos para el paciente y para el sistema de salud.

De acuerdo con información de la Asociación Médica Americana (AMA) de Estados Unidos, la adherencia a los medicamentos, significa que las personas deben tomar, como mínimo, el 80% de ellos, tal y como fueron prescritos. Pero de acuerdo con un informe de la Organización Panamericana de la Salud (PAHO), la adherencia al tratamiento a largo plazo en los países desarrollados es de 50%, y en los países en desarrollo, las tasas son menores, especialmente si se trata de enfermedades crónicas.

Esto tiene consecuencias. “La falta de adherencia a la medicación puede llevar a hospitalización innecesaria y visitas a la sala de emergencias (ER), mayores costos para el paciente y el sistema de atención médica, además de daño potencial para el paciente y trabajo innecesario por parte de la práctica durante la visita”, describe la AMA.

¿Por qué importa el tiempo cuando tomamos medicamentos? Básicamente porque es fundamental para tener mayor efectividad terapéutica. “El tiempo es un factor que debe ser considerado para entender el comportamiento de un fármaco dentro del organismo, pues dependiendo del tiempo transcurrido entre el inicio de la sintomatología o de la enfermedad y el inicio de la acción farmacológica, puede llevar a que en el lapso sin tratamiento se complique el cuadro”, explica el médico farmacólogo Daniel Ricardo Torres, director de Investigación Farmacoepidemiológica de Audifarma, en Bogotá.

A pesar de ello, muchas personas dejan de tomar sus medicamentos por muchas razones, una de las más persistentes es cuando consideran que no los necesitan. “Los pacientes que no se sienten diferentes cuando comienzan o suspenden su medicamento pueden no ver ninguna razón para tomarlo. Además, una vez que se controla la condición de un paciente, pueden pensar que el problema se ha resuelto y pueden dejar de usar el medicamento”, dice la AMA.

Es importante aclarar que no se puede reducir la falta de adherencia únicamente a culpar al paciente. La PAHO, en un informe sobre adherencia a medicamentos de 2004, establece que el personal sanitario y los determinantes de salud relacionados con el sistema son factores esenciales para que una persona siga o no las prescripciones médicas. Y, por lo tanto, “las intervenciones dirigidas a la adherencia terapéutica deben adaptarse a las exigencias particulares relacionadas con la enfermedad experimentada por el paciente”, dice la PAHO.

De manera que, cuando se trata del momento para tomar medicamentos, está claro que no hay un tiempo adecuado para todos. La frecuencia para tomar cada medicamento dependerá de cada persona, la enfermedad que padece y el medicamento.

Así funcionan los fármacos

Si el médico receta medicamentos es porque hay algo en nuestro organismo que está intentando arreglar con ellos. Por lo tanto, lo importante de consumirlos es que se mantengan en el cuerpo el tiempo suficiente para que logren su objetivo. De no hacerlo, la enfermedad que pretenden atacar puede manifestarse de nuevo o pueden aparecer nuevos síntomas producto de la falta de tratamiento.

Para entender la importancia del tiempo es necesario saber la lógica de acción de los medicamentos. Básicamente, cuando tomamos un fármaco, su ingrediente activo entra en la sangre y se distribuye en los tejidos para llegar a las células objetivo. Las células tienen receptores en su superficie que hacen que el fármaco se adhiera a ellos, muy parecido a una llave que abre una cerradura. Y una vez dentro de ellas, se produce una respuesta: se estimula o se inhibe una actividad celular. Ese proceso lleva su tiempo porque el ingrediente activo no ingresa a los tejidos de manera homogénea, habrá algunos en los que entre más rápido que en otros.

Ahora bien, esa acción de estimular o inhibir una actividad en las células tiene un límite de tiempo. La farmacóloga de la Columbia Southern University, Abimbola Farinde, explica que “la mayoría de las interacciones de un fármaco y un receptor, o de un fármaco y una enzima, son reversibles: pasado un tiempo, el fármaco pierde su fijación y el receptor o la enzima recupera su funcionamiento normal”. Entonces si la persona no toma la siguiente dosis, la fijación del medicamento se perderá y la acción de ellos sobre las células también.

¿En cuánto tiempo se puede perder ese efecto? No hay una respuesta unívoca porque dependerá de cada medicamento. Para el tema particular de los antibióticos, lo que sucede cuando la persona deja de tomarlos es que aumenta la posibilidad de que el tratamiento pierda efectividad. Puede pasar que “la bacteria no se elimine del cuerpo, con la consecuente complicación del cuadro infeccioso, y adicionalmente con riesgo de que se genere resistencia al antibiótico. En síntesis, sí hay repercusión en cuanto a la toma tardía de un medicamento, y entre más tiempo de demora sería peor”, explica Torres.

Hay fármacos sensibles al tiempo

Hay otra razón por la que importa tomar los fármacos en el momento que nos dice el médico, y es porque hay medicamentos cuya efectividad puede cambiar en función del tiempo. La doctora Linda Shultz explica en un texto de AllazoHealth que hay varios medicamentos que son sensibles al tiempo y, por lo tanto, “tomarlos de manera oportuna cada día es esencial para garantizar la efectividad y minimizar los efectos secundarios negativos”. Algunos de ellos son los anticonceptivos y también los que se utilizan para tratar afecciones como: hipertensión, depresión, diabetes, epilepsia, alergias, Parkinson, colesterol, osteoartritis, la tiroides o ciertos tipos de cáncer.

Esto significa que no es lo mismo tomarlos en la mañana que en la noche. “Hay momentos del día en los cuales los riesgos de complicaciones de las patologías pueden tener mayor probabilidad de ocurrencia, y el uso de un medicamento previo a dichos momentos del día, pudieran reducir el riesgo de ocurrencia de la complicación. De forma similar, hay momentos del día en que las células pueden ser más sensibles al fármaco y favorecer la efectividad”, explica Torres.

Por ejemplo, se recomienda tomar los bifosfonatos, que son medicamentos que se usan para tratar enfermedades de los huesos como la osteoporosis o el cáncer con metástasis ósea, por las mañanas una vez que el paciente está despierto y a punto de minimizar el riesgo de ulceración esofágica. Otros fármacos que tienen sedantes son mucho más recomendables por la noche, para evitar que la persona tenga sueño durante el día.

Hay medicamentos cuya frecuencia está relacionada con las características de la enfermedad que pretenden atacar. Es el caso del asma o la artritis reumatoide que tienen patrones circadianos de intensidad, es decir, disminuyen por la noche y se activan por el día, por lo que tomarlos en función de esos ciclos mejora la eficacia y minimiza los efectos adversos.

También ocurre con la presión arterial: un estudio publicado en el European Heart Journal en 2020, mostró que los medicamentos para pacientes con hipertensión tienen mucho mejor resultados si se toman a la hora de acostarse, en lugar de al despertar, porque no solo disminuyen la presión arterial, sino que reducen significativamente del riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV).

Y en el caso de los antibióticos, el tiempo ideal para tomarlos también varía. Un artículo publicado en 2019 en la revista Australian Prescriber contiene varias recomendaciones sobre cuándo tomar antibióticos. “La dosis apropiada y la frecuencia de un antibiótico se determinan clínicamente en función de la indicación, la gravedad de la infección y la función renal o hepática (…) Así que mientras que es mejor tomar trimetoprima antes de acostarse para maximizar las concentraciones urinarias durante la noche, otros como la doxiciclina, es mejor tomarla por la mañana con alimentos y un vaso grande de agua o leche para reducir el riesgo de úlceras esofágicas”, explican los autores.

Algunos riesgos de no tomar medicamentos a tiempo

Como ya vimos, los riesgos dependerán de cada medicamento, cada enfermedad y cada persona. Habrá casos en los que, si no se respetan los tiempos a cabalidad, no habrá consecuencias importantes, pero hay otros casos en los que la falta de constancia puede hacer que la enfermedad progrese y propicie menor calidad de vida para las personas.

“Más que daños, lo importante es que el medicamento no logrará su efecto”, dice el alergólogo Néstor Meneses. “Por ejemplo, todos los medicamentos que usamos en enfermedades alérgicas son medicamentos que necesitan acumularse en el cuerpo para lograr un mayor beneficio. Entonces, por ejemplo, si yo le mando a un paciente asmático un inhalador que es medicamento esteroideo para desinflamar los bronquios o la vía aérea, y no lo hacen a las horas que se los receto, puede que no haya riesgos, pero no tendrían el efecto acumulativo, no tendrían el beneficio y no mejorarían los síntomas”.

En el caso de las alergias hay medicamentos con frecuencia de consumo más estricta que otros. “En el caso de la inmunoterapia, como se hacen concentraciones personalizadas y determinadas por cada alergólogo, si el paciente deja de tomar esos medicamentos, o si lo retrasan, si se van de vacaciones y olvidan su medicamento o dejan pasar más de cuatro semanas, entonces la concentración que tiene ese frasco, si la quiere retomar, ya no le va a funcionar. Y ahí sí puede haber un riesgo de que desencadene una reacción alérgica más grave”, explica Meneses.

Hay riesgos más graves si se trata pacientes con comorbilidades. Un estudio del 2011, publicado en el Oman Medical Journal, reporta que “el riesgo de hospitalización era más del doble en pacientes con diabetes mellitus, hipercolesterolemia, hipertensión o insuficiencia cardíaca congestiva que no se adherían a las terapias prescritas en comparación con una población general”. Otros estudios que se realizaron en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica mostraron que la mala adherencia a la terapia farmacológica y el manejo de la enfermedad condujo a la hospitalización de emergencia.

Además, hay otras consecuencias que no solo afectan al paciente, sino al sistema de salud en su conjunto. Ese mismo estudio del Oman Medical Journal muestra que entre las consecuencias para el sistema destacan el desperdicio de medicamentos, el aumento del uso de recursos médicos como hogares de ancianos, así como visitas al hospital e ingresos hospitalarios.

Es difícil saber el efecto de no tomar medicamentos a tiempo que tendrá en cada persona porque depende de muchos factores, pero la comunidad médica coincide en que no hay mejor razón para adherirse correctamente a un fármaco que la misma causa que lleva a los pacientes a las consultas médicas: disminuir sus síntomas. No hacerlo puede que no sea mortal en la mayoría de los casos, pero sí representa un gasto de tiempo, recursos y medicamentos claramente innecesario.

Más en Comprueba

Más en Salud con lupa