Género

“Cuando obligas a una adolescente a continuar un embarazo por violación, la condenas a la enfermedad mental y la pobreza”

Martha Rondón, psiquiatra del Instituto Nacional Materno Perinatal, habla en esta entrevista sobre los efectos en salud mental de las mujeres que siguen embarazos no deseados y defiende el derecho a un aborto seguro en el Perú.

Martha Rondón
Composición: Rosa Alfaro Oré

En debates televisivos en los que se ha enfrentado a médicos de organizaciones ultraconservadoras, en mesas redondas con colectivos feministas y desde su trabajo como psiquiatra en el Instituto Nacional Materno Perinatal, Martha Rondón ha aportado valioso conocimiento que permite comprender la importancia del acceso al aborto seguro en el Perú.

La doctora Rondón es una de las más importantes investigadoras peruanas que ha estudiado la relación entre la depresión y los eventos del ciclo reproductivo de las mujeres, especialmente, el riesgo que supone el embarazo no deseado para la depresión posparto, un problema validado por diversas investigaciones en el mundo.

Rondón defiende el derecho al aborto por la causa de salud mental. Su práctica clínica y sus estudios epidemiológicos le han permitido conocer que las mujeres con factores de riesgo para depresión (trauma en la infancia, exposición a la violencia, la pobreza y falta de soporte social, y la mala salud del feto) deben recibir la información suficiente que les permita decidir si desean interrumpir la gestación.

Al cumplirse cien años de la vigencia del reconocimiento legal del aborto terapéutico en el país y una década de la guía del procedimiento que permitió su aplicación, Salud con lupa reflexiona con la doctora Rondón sobre el futuro del derecho al aborto en el país.

Desde su experiencia en la maternidad de Lima ¿Cómo ha evolucionado la atención del aborto terapéutico en Perú?

El Perú tiene una ley que permite el aborto terapéutico desde 1914, pero recién el Ministerio de Salud aprobó una guía del procedimiento en 2014. En la maternidad se había empezado a hacer abortos terapéuticos desde el 2009 con un protocolo que le costó el puesto al director, pero avanzamos pese a todo. La maternidad de Lima siempre ha estado dispuesta a responder a las demandas de la sociedad. (...) En 2014, ya con la guía aprobada por el Ministerio de Salud, la maternidad incorporó la causal de salud mental para aprobar el aborto terapéutico. Por esa época, yo llegué a trabajar y empecé a atender a pacientes por diversas causas: mujeres embarazadas por violencia sexual, con fetos malformados, sin posibilidades de vida extrauterina o con trastornos mentales muy difíciles en situación de discapacidad mental. Estas mujeres eran evaluadas por una junta médica que aprobaba el aborto terapéutico. Ahora es una práctica que se hace sobre la base de un protocolo con tiempos definidos. La maternidad ha tenido un liderazgo en la forma cómo han respondido los servicios de salud. Por ejemplo, cuando conocimos los casos de niñas de 11 años que resultaron embarazadas por violencia sexual en regiones donde no hubo capacidad de resolución, sobre todo por falta de liderazgo, la maternidad hizo el procedimiento de una manera protectora de la confidencialidad de estas criaturas.

Lo vimos en 2023 con el caso de la niña Mila, de 11 años...

En ese caso hubo una voluntad de proteger no solamente el derecho de Mila, sino la obligación del Ministerio de Salud de responder a este tipo de situaciones. Cuando el congresista Jorge Montoya (Renovación Popular) vino a increpar al director de la maternidad por la aplicación del aborto terapéutico, se le expuso que las cosas estaban muy claras basadas en la ley y sus procedimientos. De modo que el personal de salud que participó se sintió protegido y respaldado por la institución. Eso es muy importante. El liderazgo de la maternidad ha servido también para que desarrolle un programa de capacitación a personal de salud en diversas regiones del país, donde un equipo explica los aspectos éticos, técnicos, normativos del aborto terapéutico y el tema de la inclusión del componente de salud mental. Antes de la vigencia del protocolo, era más difícil hablar de estos temas y de capacitar. Ahora, equipos de la maternidad son enviados por el Ministerio de Salud con un mandato expreso del Estado de capacitar en aborto terapéutico. Es una evolución importante.

¿Es la maternidad de Lima una isla frente a una gran mayoría de servicios de salud que niegan el derecho al aborto terapéutico a las miñas y mujeres? Ustedes no han cambiado la atención por el mayor o menor conservadurismo de un ministro de Salud.

Independientemente del contexto político, la maternidad ha ido avanzando en la aplicación del aborto terapéutico. En ningún momento se retrocedió porque la ministra cambió y entró una más conservadora o porque hubo más o menos apoyo a la dirección ejecutiva de la maternidad. Hay médicos dentro de la maternidad que no quieren participar en los procedimientos, pero no pueden objetar a la institución. Eso ha quedado claro.

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Martha Rondón y el equipo del Instituto Nacional Materno Perinatal capacitado en aborto terapéutico.
Foto: Andina

¿Cuánto afecta a la salud mental de una mujer un embarazo no deseado?

Varios estudios epidemiológicos muestran que entre las causas de la depresión puerperal se encuentra el embarazo no deseado. Esto pone en riesgo la supervivencia del recién nacido porque la madre no está en condiciones de brindarle los cuidados que necesita. No le dará de lactar bien, no lo escuchará bien, no le pondrá todas las vacunas, no lo llevará a sus controles. Eso da lugar a que los hijos de las mujeres con depresión puerperal se enfermen más y tengan niveles nutricionales más precarios que los de otras mujeres que no están enfermas. Hay un estudio de cohorte, que es un grupo de 5000 mujeres que estamos siguiendo desde el 2012 y a quienes se les siguió la BDNF, una sustancia neurotrófica derivada del cerebro que te protege de la depresión y de la demencia. Hemos encontrado que en los casos de mujeres con embarazos no deseados, esta sustancia tenía niveles menores que en mujeres que sí habían deseado el embarazo. Entonces, hay una causa bioquímica para que la mujer que tiene un embarazo no deseado tenga más riesgo de depresión. No se puede decir, ay, pobrecita, se ha puesto triste, sino que hay cambios claros en su sistema nervioso central.

En el caso de las niñas que son madres, muchos de esos embarazos son por abuso sexual, una experiencia traumática mayor.

Por supuesto, porque el abuso sexual en sí mismo es una experiencia traumática. Sabemos que es la experiencia traumática más grave que le puede ocurrir a una niña o una adolescente. Va a ser una criatura más ansiosa, depresiva, impulsiva, con mayores riesgos de dependencia del alcohol, con trastorno de estrés postraumático y conducta suicida por el resto de la vida. Si a esa violación tú le agregas la obligación de llevar a término el embarazo del violador, hay una prolongación del estrés.

Es como una forma de tortura…

Claro. Hay una pérdida de su proyecto de vida debido a las propias lesiones del cerebro por el trauma continuado. Hay una disminución del coeficiente intelectual y del rendimiento académico con un abandono de la escolaridad e incapacidad para tener un buen empleo. Hay dificultades en las relaciones interpersonales porque son personas más irritables e impulsivas. No pueden mantener un empleo ni hacer una contribución a su comunidad y están en mayor riesgo de maltratar al recién nacido o al niño. Tienen más conductas de riesgo, conductas suicidas por el resto de su vida. Cuando obligas a una adolescente a llevar al término el embarazo fruto de la violación, la estás condenando a la enfermedad mental, a la pobreza y a la marginalidad para siempre.

Hay una reciente encuesta de Ipsos que refleja que el 65% de peruanos está de acuerdo en que debe aprobarse la causal de aborto por violación. Se reconoce ese daño como una justificación para ampliar el acceso al procedimiento. ¿Hemos avanzado?

Definitivamente. Ahora, una niña o adolescente violada tiene que someterse a una evaluación psiquiátrica que demuestre que tiene una afectación mental. En nuestro contexto, esto es altamente estigmatizante para poder acceder a lo que debería ser una intervención de salud. Entonces, si aceptáramos la violación como una causal para aborto terapéutico evitaríamos a muchas mujeres tener que pasar por esa demostración psiquiátrica. Sin embargo, en un país tan misógino como el Perú, todavía pensamos que las mujeres son como ‘Evas’ que van por el mundo viendo como le sacan provecho a los hombres o les arruinan la vida. Estoy segura que los legisladores exigirán a las mujeres una sentencia de que fueron víctimas de violación. Miremos cómo se comportan actualmente. Por ejemplo, en Perú la indemnidad sexual es hasta los 14 años. Entonces, cualquier mujer que resulte embarazada antes de esa edad, ha sido violada por definición de la ley. Eso que a ti te parece tan claro, a algunos colegas les resulta difícil de entender. Y no se acuerdan que la ley no le reconoce a la niña de menos de 14 años la decisión de querer o no querer una relación sexual.

Es lo que dijo el ministro de Educación hace unos meses cuando se refirió a la situación de las niñas awajún.

Claro, porque no se percibe como abuso sexual, sino que así son las mujeres de allá. A ellas les gusta, se prestan.

Muchos trabajadores de salud piensan de esa manera y a algunos les toca aprobar una solicitud de aborto terapéutico.

Acuérdate de dónde viene la medicina. La medicina viene de una tradición totalmente patriarcal. Los textos de anatomía, por ejemplo, describen el cuerpo del hombre como el patrón anatómico y, cuando hay diferencias con el cuerpo de la mujer, estas aparecen narradas abajo como pie de página.

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Los congresistas Alejandro Montoya y Jorge Muñante buscan impedir el acceso al aborto terapéutico en Perú.
Foto: Andina

Creo que algunas partes de la anatomía de las mujeres han sido bautizadas con los nombres de hombres.

Como fueron hombres quienes la estudiaron se recurre a los epónimos. Lo interesante es que muchos órganos de las mujeres se consideran como vestigios de los órganos masculinos. Por ejemplo, el clítoris, que en realidad es tan importante para la sexualidad de las mujeres, es considerado como si fuera un pene vestigial. O sea, lo que queda del pene.

El reconocimiento de las libertades sobre el cuerpo y los derechos sexuales y reproductivos ha avanzado, pero muy lentamente en Perú. Más aún su relación con el bienestar físico y emocional de una persona, con su proyecto de vida.

En eso nos falta trabajar muchísimo. Felizmente, desde la Organización Mundial de la Salud, hay un reconocimiento muy claro de cómo una buena salud sexual y reproductiva garantiza el estado de completo bienestar físico, mental y social de las personas. Todos lo reconocemos y los datos de violencia sexual nos muestran las terribles consecuencias que tiene en la salud mental de las mujeres. En la maternidad hemos encontrado mujeres que de niñas y adolescentes vivieron violencia sexual y que han mostrado mayor ideación suicida durante su embarazo.

Los suicidios están entre las principales causas de muerte de adolescentes embarazadas.

Sí. La huella que te deja la violencia sexual en la infancia o en la adolescencia se reactiva en el embarazo. Esto afecta la salud mental de la madre y el feto no va a tener un desarrollo cerebral ideal.

Pese al avance de posturas ultraconservadoras en puestos de poder en el Estado peruano, como en el Congreso, podemos decir que el aborto ha sido reconocido como una necesidad de salud pública y que ya no es solo una conversación de círculos feministas. ¿Usted cómo lo ve?

Totalmente, ya no es que las feministas organizan una charla para hablar de aborto terapéutico. Ahora hay equipos del Ministerio de Salud encargados de capacitar en todo el país sobre aborto terapéutico. Entonces ese es un paso gigantesco. Ahora, por otro lado, no hay ninguna vigilancia de si se cumple o no el protocolo en los hospitales y si se sanciona a quienes niegan esta atención.

No se conoce de ningún médico o personal de salud sancionado…

Es bien importante que si tú no haces tu trabajo en el hospital, recibas una sanción. O sea, es como si viene una señora con un ataque cardíaco y no la atiendes porque a ti te parece que está muy gorda y ya para qué. Los hospitales no están para hacer caridad o ser benevolentes. Están para proteger el derecho a la salud.

Tiene que reconocerse que el aborto terapéutico es parte del derecho a la salud.

Es un acto de salud al cual tienes derecho.

Las más afectadas con que se limite el acceso al aborto terapéutico son las mujeres más pobres, quienes son criminalizadas en los hospitales.

La criminalización es hacia mujeres que desgraciadamente vienen a los hospitales para una atención post aborto. Se han hecho un aborto con medicina sin sangre. Además se asustan, van al hospital y algunas de ellas han resultado criminalizadas. Eso es inaceptable.

¿Qué podemos hacer frente a ello?

Creo que hay un componente importante: educar a las mujeres porque el procedimiento del aborto terapéutico no es terriblemente burocrático. El único mérito que tiene el protocolo aprobado en 2014, que es bien restrictivo, es que pone fechas, pone límites. Entonces tú presentas una solicitud y te la tienen que responder dentro de las siguientes 72 horas. La solicitud está escrita en el protocolo. No tienes que escribirla. Pero muchas mujeres no lo saben y los hospitales no les informan adecuadamente. Entonces, una de las cosas que faltan es enseñarles a las mujeres cómo procede un aborto terapéutico antes de las 22 semanas.

Lo que pueden solicitar en un servicio de salud...

Con el procedimiento no tienen que deambular por todo el hospital. Van y lo presentan en la mesa de partes. Esperan 72 horas porque todo eso está en el protocolo.

Estamos viendo cómo desde el Congreso se están elaborando y aprobando proyectos de ley que buscan limitar los derechos sexuales y reproductivos. Iniciativas que buscan limitar el aborto terapéutico. Hay un silencio respecto a este tema desde el Minsa. ¿Será siempre una lucha cuesta arriba que la sociedad civil tendrá que asumir para defender estos derechos?

Siempre va a ser cuesta arriba en Perú porque somos un país ignorante y patriarcal. El Perú fue el penúltimo país de América Latina que aprobó el derecho a voto de las mujeres. El último fue Paraguay, pero por ahí nomás estamos. Entonces, el reconocimiento del derecho de las mujeres siempre nos va a costar mucho. Hay que mirar atrás y ver el camino que hemos recorrido a pesar de todos los obstáculos.

A pesar de todo, hemos avanzado...

Claro que sí. Hace diez años todavía estábamos pensando que de repente cualquier día se limita el aborto terapéutico. No, ahora ya no lo van a suspender porque hay sentencias de la Corte Suprema y fallos del Tribunal Constitucional.

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