A raíz del reportaje “Hospitales del Ministerio de Salud gastaron S/ 70 millones en robots quirúrgicos sin evidencia y con sobreprecio”, la congresista Norma Yarrow, de Renovación Popular, le envió un oficio al contralor de la República, César Aguilar, para que “informe sobre las acciones de control realizadas” y sus resultados. Salud con lupa reveló que el Hospital Dos de Mayo y el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) compraron en octubre de 2024 dos robots Da Vinci Xi por encima del precio en otros países y sin evidencia científica e independiente sobre los costos-beneficios.
Mientras que hospitales en Brasil, Ecuador y España pagaron entre S/ 7 millones y S/ 18 millones por sistemas similares, Perú pagó unos S/ 34 millones por cada Da Vinci Xi. Las compras incluyeron los robots y otras prestaciones como mantenimiento, capacitación de personal médico, instalación y accesorios.

Además de la parlamentaria, las asociaciones que integran el colectivo Los Pacientes Importan expresaron su preocupación por la compra de los dos robots quirúrgicos Da Vinci Xi “sin justificación técnica clara y con presuntos sobrecostos”. Mediante un comunicado en las redes sociales, el colectivo destacó que “esta adquisición ha postergado la compra de equipos médicos urgentes, como tomógrafos, necesarios para una mejor atención de pacientes oncológicos”.
“La modernización del equipamiento debe basarse en prioridades reales y en la capacidad del personal médico para utilizarlo adecuadamente”, señaló el colectivo, que también solicitó a la Contraloría investigar las adquisiciones.

Como revelamos en Salud con lupa, el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas compró en octubre de 2024 el sistema Da Vinci Xi a pesar de que no tenía presupuesto. Para pagarlo, postergó la adquisición de un tomógrafo, una cabina de flujo laminar horizontal y un angiógrafo valorizados en S/ 10 millones. Y como aún le faltaba dinero, tomó S/ 23 millones que estaban destinados a la adquisición de una unidad de cuidados intensivos, a mejorar la cocina y comedor para los pacientes hospitalizados, y a actividades de prevención y control del cáncer.
Durante la conferencia de prensa que dio el INEN el pasado 22 de mayo, le preguntamos a su director, el doctor Francisco Berrospi, por qué se priorizó la compra del robot sobre otros equipos urgentes para los pacientes oncológicos. “No se deja de comprar, de repente se posterga para el año siguiente, porque es una compra multianual, y se cumple”, respondió.

El doctor Berrospi no dio más detalles a pesar de que, con esta reasignación presupuestal, el INEN desatendió mejoras clave en su infraestructura y servicios. Un informe interno del instituto, revisado por Salud con lupa, advierte que la infraestructura es regular en al menos 10 salas de ecografía, mamografía y tomografía, entre otras, algunas con hasta 30 años de antigüedad.
Pero uno de los casos más preocupante es el del tomógrafo, indispensable para diagnosticar el cáncer. Aunque el INEN cuenta con tres de estos equipos, solo dos funcionan y por eso es urgente su reposición, que quedó postergada con la compra del Da Vinci Xi. Por ejemplo, los pacientes ambulatorios esperan hasta 40 días por una cita de tomografía y otros 10 días por los resultados. Mientras tanto, muchos deben pagar hasta S/ 750 por una tomografía en servicios privados, un costo inaccesible para la mayoría.
La respuesta de los hospitales
Antes de publicar nuestra investigación, le pedimos una entrevista al Ministerio de Salud para conocer por qué sus hospitales compraron los sistemas Da Vinci Xi a precios muy por encima de la referencia internacional y cuáles son las evidencias científicas e independientes de los costos-beneficios que sustentan las compras. Nuestra solicitud fue rechazada y no fue hasta que la denuncia se hizo pública que los hospitales emitieron comunicados sobre las adquisiciones, aunque sin abordar los temas clave.
El sábado pasado, los doctores Víctor Gonzales y Francisco Berrospi, directores del Hospital Dos de Mayo y del INEN, respectivamente, fueron entrevistados en RPP. En relación con los costos del sistema Da Vinci Xi muy por encima de lo que pagaron hospitales en Brasil, España y Ecuador, el médico Berrospi indicó que “es el mercado el que pone el precio”. Aunque realmente es la empresa Álvarez Larrea Equipos Médicos (ALEM) al tener la exclusividad para comercializar este sistema en el Perú.
El doctor Gonzales afirmó que el Hospital Dos de Mayo pagó S/ 17.4 millones por el robot -una cifra similar a la del INEN- que incluye dos consolas, cinco años de garantía, actualización de software y mantenimiento. Y que los otros S/ 17.7 millones restantes se destinaron a la capacitación de 47 profesionales de la salud, un simulador robótico, instalación, IGV, e instrumentos y accesorios para realizar 500 cirugías este año. Pero incluso desagregando los costos, el monto total de la adquisición supera lo que han pagado hospitales internacionales.
No mencionó que solo la compra de accesorios para la operatividad del robot podría costar S/ 77.5 millones en los próximos nueve años, casi el doble de lo que se pagó por este sistema quirúrgico. Y que los accesorios e instrumentos, como pinzas, grapas y suturas, deberán ser adquiridos a ALEM, por ser la única empresa que los vende en el país.
Cuando la conductora Diana Falcón le consultó al doctor Francisco Berrospi qué dice el informe de costo-beneficio que justifica una compra de tal relevancia, no dio detalles ni proyecciones. Mencionó que hay varios informes en la literatura mundial y que eso “es bien difícil de calcular”.
“Lo que sí se habla es que el costo de la operación puede ser mayor porque tienes un equipo más caro, pero el costo-beneficio se puede estudiar de diferentes formas”, señaló. Una de esas formas, dijo, es la calidad de vida: los pacientes con cáncer de próstata, operados con cirugía abierta, tienen el alta en 4 a 5 días. Con la laparoscopía se acortó el tiempo, pero no se disminuyó la incidencia del uso de sonda e inconsistencia urinaria, que sí se logra con el robot.
EsSalud insiste por su robot quirúrgico
El Seguro Social de Salud ha mostrado su interés en adquirir un robot quirúrgico, aunque en el proceso para conseguirlo han habido irregularidades. En su caso, para efectura una compra de este tipo debe tener la autorización de su Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI).
Este instituto publicó en enero de 2025 dos informes preliminares para cirugías de próstata y colorrectales que alertaban la falta de evidencia de superioridad del robot frente a la cirugía laparoscópica y que su uso, incluso, podría poner en riesgo la sostenibilidad financiera del seguro social. Ese mismo día, como reveló Salud con lupa, la entonces presidenta ejecutiva de EsSalud, María Elena Aguilar, destituyó a la directora del IETSI, Joshi Acosta, y la reemplazó por Daysi Díaz.
Con una nueva dirección, y también con otro equipo de profesionales, el IETSI publicó tres meses después, en abril de 2025, dos nuevos informes sobre la cirugía robótica que esta vez sí resultaron favorables. ¿Qué cambió? Los nuevos documentos incluyeron variables de costo-beneficio social como calidad de vida futura y menor fatiga del cirujano.
“El nuevo informe es hasta cierto punto una copia del anterior, ya que concluye que no hay beneficios clínicos claros, pero luego introduce un análisis económico que asume que sí hay una menor tasa de conversión a cirugía abierta (cuando hojas atrás el mismo informe había dicho que no). Además, estima un costo altísimo para esas conversiones, sin respaldo, y concluye que el robot generaría ahorros”, señaló el médico epidemiólogo Álvaro Taype Rondán en una reciente columna de opinión.
La presión por adquirir este equipo data de mayo de 2022 cuando EsSalud recibió el primer pedido formal para incorporar el robot. En febrero de 2023, bajo la dirección del médico Juan Santillana, se aprobó su ficha técnica sin contar con dictamen previo, situación que alertó la Contraloría. Dos meses antes, se publicó un informe con deficiencias metodológicas que fue retirado. Señalaba que el uso del robot podía aprobarse por seguridad y eficacia, pero requería un análisis de costo-efectividad que no se había realizado.