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De centros deportivos a hospitales de campaña: el legado de los Juegos Panamericanos 2019

A un año de Lima 2019, la infraestructura construida para el evento competitivo juega hoy un papel totalmente distinto: las sedes deportivas se han convertido en hospitales de campaña, un centro científico y una gran villa de aislamiento. La enorme inversión en un proyecto que en algún momento despertó críticas, hoy socorre a un país con el sistema de salud colapsado.

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Foto: Minsa

En esta carrera de fondo contra el virus SARS-CoV-2, la infraestructura que nos dejó Lima 2019 ha acudido en auxilio de nuestro deficiente sistema de salud. Sedes que se construyeron o remodelaron expresamente para los Juegos Panamericanos, no son más el escenario de saltadores, velocistas o karatecas sino más bien de intensivistas, infectólogos y enfermeros. Protagonistas anónimos de una contienda en la que, más que el honor, está en juego la vida.

A mediados de mayo, en solo diez días, la Villa Panamericana —ese complejo en la zona sur de Lima, compuesto de siete edificios y más de mil viviendas que albergó a siete mil deportistas— pasó a ser un centro de atención para dos mil infectados de COVID-19. Pacientes con cuadros leves, pero con patologías crónicas como diabetes e hipertensión.

Luego, apenas en un mes, las estructuras temporales que en los Juegos Panamericanos sirvieron para instalar el comedor de los deportistas y las salas de prensa se transformaron en seis hospitales de campaña. Espacios temporales cuya superficie en conjunto suma 250 mil metros cuadrados y que están ubicados en distintos centros de salud, como el Sergio Bernales de Collique, el Cayetano Heredia de San Martín de Porres o el Carlos Lanfranco La Hoz de Puente Piedra.

"Hemos vuelto a sorprender al mundo con este gran recinto medicalizado. No hay otro igual en el país y creo que tampoco en Latinoamérica", declaró Alberto Valenzuela, director ejecutivo de Legado Lima 2019, la oficina encargada de gestionar y mantener cincuenta y seis campos deportivos agrupados en cinco grandes sedes construidos o remodelados para los Juegos. Estos hospitales están equipados con quinientas camas, cuarenta Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), así como oxígeno empotrado en cada cama y un sistema de ventilación que renueva el aire de sala hasta cinco veces por hora para eliminar la carga del virus. Próximamente, se sumarán hospitales temporales en la región Amazonas con un total de ciento cincuenta camas, otro en Puno con cincuenta camas y en la región Junín, también de cincuenta camas hospitalarias.

Por otro lado, el surf, que nos dio tres medallas de oro y tres de plata, puso al servicio de nuestro sistema de salud su Centro de Alto Rendimiento, en Punta Rocas. Allí, investigadores del Instituto Nacional de Salud (INS) procesan pruebas de coronavirus y planean distribuir la vacuna, una vez que ésta sea realidad.

A su vez, el mítico Estadio Nacional, escenario de la inauguración de Lima 2019, donde desfilaron las delegaciones de los países y se encendió la antorcha al ritmo de los valses de Chabuca Granda, es ahora el cuartel general de los equipos de respuesta rápida, unas brigadas que recorren Lima para perseguir al coronavirus casa por casa.

La pandemia ha removido al mundo y el deporte no ha sido ajeno a ello. Cuando el nuevo coronavirus brotó en el Perú, el Legado Lima 2019 tenía la tarea de mantener activas las sedes de los Juegos. Es más, Lima estaba llamada a consolidarse como un hub deportivo en el continente. Se habían pactado veinticinco competiciones internacionales solo para este año. Y aunque la crisis ha trastocado los planes y los calendarios de cada una de las federaciones, la enorme inversión que en algún momento despertó una ola de críticas hoy ha socorrido a un país que suma casi cuatrocientos mil personas contagiadas.


Con información de la Agencia EFE.

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