Carmen* presentó la solicitud para que su hijo de cinco años pudiera recibir la pensión de orfandad por covid-19 en marzo. Cuatro meses después, por fin fue incluida en la lista de beneficiarios. “Es lo único que le pedía a Dios”, nos dice al teléfono.
Las familias a las que esta enfermedad arrebató uno o más miembros enfrentan dolor, pero también necesidad. Desde que su esposo falleció por el virus en mayo del año pasado, Carmen debe asumir sola el soporte económico de su hijo trabajando como comerciante en Independencia. Se mudó a casa de su suegra para poder reducir gastos, pero aún así resulta difícil cubrir alimentación, servicios y pensión del colegio.
Por eso, cuando supo que el Estado ofrecía una asistencia mensual de 200 soles para los niños y adolescentes en orfandad, sintió esperanza. “Nada va a devolverme a mi esposo, pero agradezco esta bendición que me están dando”, dijo Carmen más de una vez. Ella y su esposo estuvieron juntos por 20 años, desde que eran adolescentes. Ahora el mayor recuerdo de esa vida compartida es el pequeño al que Carmen trata de no privar de nada.
En abril, el Estado inició la entrega de la pensión para aquellos menores de edad que perdieron a uno o ambos padres por la covid-19. Según cálculos del gobierno, esta población era de 10 mil 900 niños, niñas y adolescentes. Unos meses después, cuando se actualizaron las cifras de fallecidos por causa del coronavirus, la cantidad estimada de huérfanos pasó a ser 34 mil.
Sin embargo, de acuerdo a un estudio global publicado en julio en la revista The Lancet, en Perú existirían más de 98 mil niños que perdieron a sus cuidadores primarios (padres, madres o abuelos custodios) debido a la pandemia. Los investigadores destacan que, incluso para los menores con padres sobrevivientes, la muerte por covid-19 de un abuelo que vivía con ellos resulta una pérdida importante.
El estudio establece que uno de cada cien menores en Perú perdió a sus cuidadores primarios. Es importante considerar que la investigación comprende el período de marzo 2020 a abril 2021, mes que presentó un pico de muertes en nuestro país en el contexto de la segunda ola. En los meses siguientes las cifras de fallecidos por covid-19 empezaron a bajar, pero aún en julio se registraba la pérdida de cien vidas cada día. Así, no es difícil imaginar que la cantidad total de niños y adolescentes que perdieron a padres o cuidadores actualmente sea mayor.
Entre abril y mayo, Salud con lupa conversó con decenas de familiares que solicitaron la pensión de orfandad para menores a su cuidado. La mayoría señaló que los niños y adolescentes habían experimentado malestares físicos o cambios de conducta luego del fallecimiento de sus padres, pero pocos recibieron acompañamiento psicológico.
A más de un año y medio del inicio de la pandemia, la niñez y adolescencia no solo está marcada por la orfandad, también por el distanciamiento social y las dificultades de acceso a la educación. En ese panorama, la asistencia económica resulta indispensable pero especialistas resaltan la urgencia de sumar otras medidas para atender las necesidades de esta población en duelo.
Una pensión que debe continuar
El jueves pasado, el primer ministro Guido Bellido señaló ante el Congreso de la República que era necesario asegurar la continuidad y permanencia de la pensión de orfandad por la covid-19 para menores de edad. “Este gobierno no será indiferente”, dijo, y solicitó la aprobación de un proyecto de ley que asegure los recursos necesarios para ese fin.
Como se recuerda, este año la entrega de la pensión de orfandad estaba proyectada para una población de 10 mil 900 niños y adolescentes. Ahora se conoce que el grupo afectado es diez veces mayor, lo que obliga a pensar en un incremento en el presupuesto para la asistencia económica. Al respecto, la titular del Ministerio de la Mujer, Anahí Durand, señaló a Salud con lupa que esta cartera viene trabajando para ampliar la cobertura de la pensión de orfandad para el 2022. En ese marco, indicó que el Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (Inabif), encargado de atender solicitudes de pensión de orfandad por covid-19 en el país, ha presentado una demanda presupuestal al Ministerio de Economía para el próximo año.
En respuesta a un cuestionario enviado por Salud con lupa, la ministra Anahí Durand también precisó que actualmente se tiene identificados a 11 mil 288 beneficiarios de la pensión de orfandad, con un total de 7 mil 346 administradores. Ello se explica por la existencia de familias con más de un niño, niña o adolescente a quien le corresponde la asistencia.
En base a los cinco padrones de beneficiarios publicados entre abril y julio, Salud con lupa identificó que casi 10% de las familias cuentan con tres o más menores de edad en situación de orfandad. Cabe apuntar que estos documentos consignan una cifra de beneficiarios menor a la señalada por la ministra.
Tal como se evidenció desde que inició la entrega de esta pensión, la mayoría de beneficiarios está en Lima. Más específicamente, Lima Metropolitana, donde se concentra el 40% de solicitudes de la pensión de acuerdo con la ministra Anahí Durand.
Para acceder a esta asistencia económica, los familiares o tutores del menor deben presentar principalmente tres documentos: un formato de solicitud; la copia simple del acta de nacimiento, certificado de nacido vivo o resolución judicial de adopción del menor; y una declaración jurada señalando que el niño, niña o adolescente no recibe otro tipo de pensión del Estado, no es parte del programa Contigo ni se encuentra en un Centro de Acogida Residencial. Cuando la persona a cargo del menor no es su papá o su mamá, también tiene que presentar alguna resolución que la identifique como tutora legal.
Esa documentación puede ser presentada en cualquier oficina del Inabif o del Ministerio de la Mujer. Además, existe la opción de presentar la solicitud en la mesa de partes virtual del Inabif. Actualmente, esa sería la opción donde se recibe la mayor cantidad de solicitudes. “Se viene dando asistencia telefónica para que los ciudadanos y ciudadanas puedan realizar de manera correcta la solicitud. Asimismo, es importante mencionar que no hemos tenido reportes de algún incidente vinculado al uso de la plataforma virtual”, indicó Durand en respuesta a nuestro cuestionario.
Sin embargo, en un anterior informe, Salud con lupa reveló las dificultades de familiares para poder realizar las solicitudes de la pensión de orfandad de manera virtual. En muchos casos, según nos indicaron, eran los niños y adolescentes quienes se encargaban de descargar documentos, escanear, enviar correos y mensajes de WhatsApp a Inabif, ya que sus madres o abuelas no sabían cómo hacerlo.
Un cambio positivo en el último mes han sido las mejoras en la plataforma para solicitar la pensión de orfandad. Antes era necesario crearse una cuenta en la mesa de partes virtual de Inabif para poder iniciar el trámite de solicitud. La suma de pasos alejaba a la población adulta no acostumbrada a los medios digitales de la posibilidad de hacer la solicitud. Ahora todo el trámite para pedir la pensión de orfandad se realiza en la página https://facilita.gob.pe/t/717 que permite, en una sola ventana, ingresar los datos y documentos necesarios.
En el caso de Carmen, quien solicitó la pensión en marzo, tuvo que pedir apoyo a su hijo de cinco años y a su cuñado pues la anterior plataforma no le parecía accesible. Además, preocupada por saber si había hecho bien el trámite, escribía y llamaba a los números de teléfono brindados por Inabif para consultas, pero no siempre recibía respuesta. Según información del Ministerio de la Mujer, a la fecha se han recibido 11 mil 180 consultas por teléfono, WhatsApp y correo, sobre los requisitos para acceder a esta asistencia económica. Pero representantes de esta entidad admiten que la alta demanda de información también genera congestión de llamadas.
En un país que a la fecha sobrepasa los 200 mil fallecidos por coronavirus, es de esperar que la búsqueda de asistencia económica para menores en orfandad siga siendo motivo de incesantes llamadas.
Una generación marcada por la pérdida
Además de estimaciones en cifras, el estudio global sobre niñez afectada por la covid-19 aborda los retos que plantean la orfandad y la pérdida de los cuidadores primarios para esta población. “La evidencia de anteriores epidemias muestra que respuestas ineficaces a la muerte de un padre o cuidador, incluso cuando hay un padre o cuidador sobreviviente, puede tener resultados psicosociales, neurocognitivos, socioeconómicos y biomédicos perjudiciales para los niños”, plantean los investigadores.
Para la psicóloga María Pease, la pérdida de los padres en la etapa de la niñez y adolescencia es un evento que puede minar la estructura en la identidad de una persona. Particularmente porque puede venir seguido de situaciones de estrés posteriores a ese trauma: vivir con nuevas personas, en un nuevo espacio, entre otras. “Es importante desde el Estado preguntarse qué se va a hacer con ese proceso de despedida que los niños no han tenido, porque no ha habido un espacio que facilite los rituales que para los vivos facilitan lidiar con el sufrimiento”, señala.
En el estudio publicado en The Lancet, los investigadores resaltan que la situación de orfandad y pérdida puede tornarse más grave por el aislamiento como parte de políticas de mitigación del contagio, el cierre de las escuelas y la incapacidad de los menores de participar en prácticas de duelo. Lamentablemente, esas condiciones son una realidad para niños y adolescentes en Perú.
“El soporte social que supone la escuela es particularmente importante cuanto mayor es el grado de exclusión. En hogares con padres con jornadas de trabajo muy largas, dificultades económicas, ahí la escuela suele cumplir un rol más importante. Todo eso no lo han tenido. Eso ya genera un riesgo de deserción, y si le añadimos una situación de desestructuración dentro de la familia, de pasar a vivir en otro espacio, probablemente de mayor empobrecimiento, lo que tenemos es que hay una trayectoria educativa que cuidar”, explica Pease.
De acuerdo con el Ministerio de Educación, 705 mil niños, niñas y adolescentes dejaron o estuvieron en riesgo de dejar sus estudios en el marco de la pandemia. El gobierno también calcula que 319 mil estudiantes están en riesgo de abandonar la escuela para el 2022.
Para los menores de edad, la escuela representa un espacio de crecimiento y aprendizaje, además de los vínculos que desarrollan en ella. Todo lo cual resulta limitado en un contexto de educación virtual. Según un estudio elaborado por el Ministerio de Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), entre los estudiantes que reportaron que no se acostumbraron a las clases por internet y tuvieron problemas académicos, siete de cada diez presentaron también dificultades emocionales.
Por ese motivo, la respuesta del Estado a las necesidades de niños y adolescentes huérfanos tiene que ser integral, señala Verónica Valdivieso, directora de la organización Save the Children en Perú. “La asistencia económica es un componente, pero también es sumamente importante incluir la atención psicosocial y el acompañamiento para cada niño y su familia”, indica. Aún cuando la escuela no pueda brindar soporte presencial en este ámbito, Valdivieso considera que debe ofrecerlo de manera virtual, además de las acciones que emprendan otras entidades como las defensorías municipales del niño, niña y adolescente (Demuna).
¿Cómo incidir desde la escuela en la situación de los menores en orfandad por la covid-19? La psicóloga María Pease considera importante que se incorpore el duelo en la currícula escolar. “Tengo la impresión de que lamentablemente la manera como la escuela viene pensando el tema es desde esta tradición evitativa de la muerte. Este tema no se lleva al aula, sacamos el sufrimiento fuera”, comenta. Y en un panorama en el que la cantidad de muertes por la pandemia ya supera la cantidad de muertes del conflicto armado interno, este resulta un punto clave a trabajar.
Teniendo en cuenta eso, Pease considera incluso que el Estado debería plantear una política nacional de duelo o recuperación, que incluya una respuesta multisectorial a la infancia y adolescencia huérfana. “Pensar por ejemplo: ¿a qué lugar irían a llorar estos niños a sus padres? Algo que resulta importante para situaciones de trauma colectivo son los lugares de memoria. Un lugar donde recordar que ese padre o madre que perdí los perdí como parte de un proceso histórico en el que muchos perdimos, y me acompaño de ese sufrimiento colectivo”, explica.
A lo largo de la emergencia sanitaria, las acciones del Estado no han tenido a los menores como prioridad, concuerdan las especialistas. Pero las altas cifras en cuanto a orfandad y deserción escolar ya han obligado a pensar en respuestas urgentes, tanto desde el gobierno como desde la sociedad civil.
Políticas para la infancia y la adolescencia
De acuerdo a la ministra de la Mujer, Anahí Durand, además de la supervisión y seguimiento del uso de la pensión de orfandad en las familias beneficiadas con esta asistencia, se está elaborando un modelo de acompañamiento. Este contará con los servicios de acompañamiento psicológico, acompañamiento social y asistencia legal. Los tres ejes ponen énfasis en los niños, niñas y adolescentes en orfandad, así como en personas con discapacidad y adultos mayores en situación de vulnerabilidad. También contemplan el fortalecimiento de las competencias parentales y el soporte necesario para que los menores puedan identificar maltratos y ejercer plenamente sus derechos.
En respuesta a un cuestionario enviado por Salud con lupa, la ministra precisó que este modelo de acompañamiento será implementado con un piloto en la zona rural y otro en la zona urbana, “lo que nos va a permitir hacer los ajustes necesarios para que se brinde un servicio adecuado a esta población tan vulnerable”, señaló. Además de ello, Durand indicó que está en planes un trabajo en conjunto con el Ministerio de Salud para que los niños, niñas, adolescentes y sus cuidadores puedan tener soporte emocional accediendo a centros de salud mental cercanos a sus domicilios.
Para todas estas medidas, identificar a la población en orfandad resulta vital. Hasta el momento, solo se tiene ubicados a quienes están recibiendo la pensión de orfandad, algo a lo que el gobierno estaría tratando de responder. “Se está estudiando el marco normativo para la creación de un registro único de niños, niñas y adolescentes en situación de orfandad, lo que nos permitirá identificar quiénes son, dónde están y en qué situación, para así brindar servicios diferenciados de acuerdo a las necesidades y particularidades de cada territorio”, apuntó la ministra de la Mujer.
Verónica Valdivieso, de Save the Children, considera que para esas acciones el trabajo parlamentario puede resultar un apoyo. Este mes, más de cuarenta organizaciones e instituciones de la sociedad civil expresaron su respaldo a la propuesta de conformar una comisión especial multipartidaria de protección a la infancia en el Congreso. “Identificar a los niños y niñas en situación de orfandad es una de las funciones que puede cumplir. Otro tema muy importante es que muchos niños en la pandemia han sufrido violencia. En las escuelas los docentes tienen un rol de identificar niños en riesgo y responder a esas situaciones. Sin ese apoyo muchos niños están teniendo dificultades”, explica Valdivieso.
Como parte de la atención integral que esta población requiere, también está la alimentación y nutrición. En nuestro país, las acciones de respuesta a la pandemia no le han dado la prioridad necesaria a estos puntos. Organizaciones ciudadanas como las ollas comunes han contribuido a que la población con menos recursos pueda resistir el hambre, pero sin un presupuesto continuo, los grupos más vulnerables son los principales afectados.
“Si un niño está bien alimentado, puede aprender mejor. Es una base importante para muchas cosas. ¿Cómo garantizamos que un niño pueda llegar a su potencial? Educación, alimentación, un ambiente seguro donde se respeten sus derechos son elementos para que logre lo que quiera lograr”, indica la directora de Save the Children Perú.
Nuestro país, que no se caracteriza por respuestas rápidas, tiene ahora una oportunidad de enmendar sus errores empezando con una población postergada: niños, niñas y adolescentes. En dieciocho meses de pandemia, todos hemos perdido algo, pero sin duda, son ellos quienes han perdido más.
*Se mantiene su verdadero nombre en reserva