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La esterilización de perros y gatos también beneficia la salud de las personas

Los perros y gatos no solo transmiten la rabia, sino diversas enfermedades. Para prevenir el contagio, es necesario poner atención en los animales que viven en abandono, porque pueden ser focos de infecciones. Por eso, la esterilización se ha convertido en una medida ética para controlar su población. Hace dos semanas, en el Perú se aprobó considerarla como una política de salud pública.

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La matanza masiva de animales, aplicada por algunos gobiernos regionales, no evita que sigan naciendo cachorros susceptibles a convertirse en focos de enfermedades. La esterilización es una medida ética para frenar el problema.
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La rabia canina, una enfermedad que puede ser mortal, aún no está completamente erradicada en el Perú. En Arequipa y Puno, se siguen contabilizando decenas de casos cada semana, de acuerdo al Centro de Epidemiología y Control de Enfermedades del Ministerio de Salud (Minsa). Para prevenirla y evitar la transmisión a los humanos, a través de mordidas o del contacto con la saliva infectada, existe una vacuna que debe ser aplicada en los animales que la hospedan. Sin embargo, muchos de ellos viven y sufren en las calles en situación de abandono y nadie se responsabiliza por ofrecerles un adecuado estado de salud.

Según una estimación de la Coalición por los Animales del Perú (COLPA), existen dos millones de animales sin hogar y otros cuatro millones y medio que tienen un dueño pero no son criados dentro de una vivienda. A fin de controlar esta sobrepoblación y evitar que más animales sean un foco de diversas enfermedades zoonóticas se aprobó en el país hace unos días la Ley 1644, que prioriza la esterilización como parte de la política nacional de salud pública.

La esterilización en animales es un proceso quirúrgico en el que se extraen las glándulas sexuales, a fin de eliminar el celo y la capacidad reproductiva, razón por la que su implementación contribuye a reducir su población de manera ética, en contraste del sacrificio a través del envenenamiento. Al ser una política de salud pública, el Minsa, los gobiernos regionales, locales y organizaciones privadas y públicas se unirán para fomentar su promoción. “El objetivo es que se evite que haya más animales abandonados y, de esta manera, un mayor riesgo de contagio de enfermedades zoonóticas”, explica Heidi Paiva, fundadora de la asociación Proyecto Libertad y quien participó en la elaboración y presentación del proyecto de ley en el 2019.

Pero la rabia canina no es la única enfermedad que los perros y gatos pueden transmitir a los humanos. Para el médico veterinario Carlos Calvo, la toxoplasmosis es una enfermedad muy común en áreas urbanas, es decir, en las grandes ciudades, que puede ser transmitida al entrar en contacto con las heces de los gatos infectados. En las zonas rurales también hay peligro: la equinococosis es una afección causada por unos gusanos que se hospedan en los perros y gatos, y también se transmiten por las heces o a través del agua contaminada. “Esta enfermedad perjudica la vida de quien la contrae. Vemos niños a los que se les debe extraer el pulmón para ser salvados. Y en las regiones muchas veces tienen poco acceso a los hospitales”, advierte el también especialista en ecología de enfermedades.

Otra afección zoonótica es la erliquiosis que, además de causar la muerte en los perros y gatos que no reciben a tiempo el tratamiento, se transmite a los humanos, a través de las garrapatas, y causa síntomas como fiebre, dolores musculares y de cabeza.

Pese a lo peligrosas que resultan estas enfermedades, todas pueden ser prevenidas con una adecuada y continua desparasitación interna y externa de los perros y gatos. Sin embargo, los animales que viven sin dueños y sobreviven diariamente de sobras y de comida cruda regada en la basura, carecen de estos cuidados.

La leptospirosis es otro ejemplo de una enfermedad que se contagia a través de la orina de animales infectados y puede ser mortal. En Madre de Dios, Ayacucho y Loreto se han registrado cientos de infectados en lo que va del 2021, de acuerdo con el Centro Nacional de Epidemiología del Minsa. En este caso, su prevención se da a través de la vacunación de los animales.

Es por ello que, si bien la esterilización puede ser capaz de disminuir la existencia de más animales en situación de abandono y con un olvidado estado de salud, esta medida debe complementarse con otras actividades de tenencia responsable, como la vacunación y la desparasitación interna y externa, indica el especialista Calvo.

¿Qué dice la ley?

En el artículo 5° de la también llamada “Ley Cuatro Patas” se prioriza la esterilización, vacunación y otras medidas como parte de una tenencia responsable de los animales. Además, se indica que las campañas de esterilización masivas y gratuitas o a costo humanitario se darán en las regiones con mayor presencia de rabia canina, con altos niveles de población de canes y felinos abandonados, sin hogar o ferales (salvajes y desconfiados con los humanos), en situación de pobreza y pobreza extrema y en zonas que hayan sido declaradas en estado de emergencia por desastres naturales.

De esta manera, se entiende que esta ley no contempla que una persona pueda acudir con su mascota a cualquier centro veterinario a solicitar una esterilización gratuita, sino que deberá acudir a las campañas previamente anunciadas por el Minsa o por los gobiernos regionales. Lo que sí indica la norma es que la persona que no está en la posibilidad de cuidar a las crías de su mascota tiene el deber de esterilizarla. Los centros veterinarios también deben fomentar la promoción del beneficio de la esterilización en sus clientes.

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Las esterilizaciones son procesos quirúrgicos con las que se elimina el celo y la capacidad reproductiva del animal. Se realiza con anestesia para evitar el dolor.

Sin embargo, es el Estado el que, a través del presupuesto destinado para el control de enfermedades zoonóticas y metaxénicas, debe fomentar las campañas de esterilización y la capacitación del personal para estos fines. También, debe coordinar con el Ministerio de Educación (Minedu) para incorporar contenidos educativos sobre la esterilización y su importancia en el manejo poblacional humanitario.

Según se observa en el Portal de Transparencia del Gobierno, la partida presupuestal para la vacunación de animales domésticos se ha ejecutado en apenas el 34% en los primeros seis meses del año. Para el médico veterinario Carlos Calvo, es necesario que exista un presupuesto aparte para la esterilización y tenencia responsable, porque lo invertido en vacunación es insuficiente.

Otro importante punto de la ley indica la formación de una Comisión Multisectorial, liderada por el Minsa, direcciones regionales de Salud, sociedades protectoras de animales y el Colegio Veterinario del Perú, en un plazo no mayor de 180 días calendario, para fiscalizar la ejecución de la ley.

La ley se aprobó por mayoría en el Congreso la noche del 30 de junio, dos años después de que se presentara el proyecto, en cuya elaboración intervinieron diversas organizaciones en defensa de los animales, como COLPA.

La solución no es matar

Aunque los perros y gatos pueden transmitirnos algunas enfermedades, la solución para evitar el contagio no es sacrificarlos masivamente. Así lo demuestran los estudios de Ricardo Castillo-Neira (2016) y Taylor (2017), quienes dicen que la matanza de animales no soluciona el problema de los nuevos nacimientos de cachorros, que a su vez son más susceptibles al contagio de enfermedades. Ambos autores han sido citados en el proyecto de ley. “Matar animales no ataca una causa inmediata o mediata del problema. Por cada animal sacrificado, se reproducen muchos más. Esto genera un gasto ineficiente para el Estado”, argumenta la norma.

Para Heidi Paiva, el Estado usa métodos dolorosos como el envenenamiento para matar a los animales. La médica veterinaria Inés Nole, que también contribuyó en la elaboración del proyecto, confirma esta información y recuerda que la Ley de Protección y Bienestar Animal, promulgada en el 2016, indica que no se debe aplicar eutanasia que cause sufrimiento. “Lamentablemente, se ha normalizado el envenenamiento como control poblacional”, indica Nole.

Paiva también dice que en ningún país se ha demostrado que sacrificar animales haya funcionado para reducir su población. En cambio, sí hay casos exitosos de esterilización, como el de la provincia argentina Almirante Brown, que hace dos décadas inició campañas masivas de esta medida. En Países Bajos, declarado un territorio sin ningún animal callejero desde el 2017, se pudo controlar la población de perros y gatos con la esterilización masiva y obligatoria, acompañada de leyes contra el abandono animal, impuestos a la venta de animales de raza y campañas de concientización a la ciudadanía sobre el cuidado de animales abandonados.

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Los mitos de la esterilización

A Sol la encontraron en el 2015 en una pequeña caja, de esas que se usan para colocar frutas en los mercados, en medio de una concurrida avenida del distrito de San Martín de Porres, en Lima. Su cuerpo extremadamente delgado que se ubicaba en posición fetal le permitía compartir ese espacio con sus seis crías. De esos cachorros, la mitad murió por el frío al que estuvieron expuestos. Otros dos encontraron hogares. Y la última cría se perdió por el descuido de las personas que habían prometido cuidarla. Mientras, Sol, quien vive en un albergue desde hace seis años, fue esterilizada para que su historia no vuelva a repetirse.

Sin embargo, Sol nunca encontró un hogar. Tal vez, si a ella se le hubiera esterilizado antes, también se habría evitado la mala suerte de sus cachorros.

Es por eso que la esterilización, además del beneficio a la salud pública, ayuda a que menos animales sufran en las calles. Y este proceso quirúrgico es rápido (entre cinco a 20 minutos), sencillo y no ocasiona riesgo al animal, si previamente se evalúa que esté en buenas condiciones, indica la médica veterinaria Inés Nole.

En el caso de las hembras, la esterilización evita las infecciones urinarias, quistes y miomas, y en el caso de los machos, tumores relacionados a los testículos. Además, como las hembras ya no entran en celo, se evita que sangren; de esa forma, los machos pierden la ansiedad o el estrés por querer pisar alguna perra. Esto también evita escapes y pérdidas, sobre todo en los gatos machos.

“Muchos piensan que cuando se castra a un perro o gato macho, pierde su masculinidad. Sin embargo, la testosterona no solo se produce en los testículos, sino en otras glándulas, como las renales, por ejemplo”, dice Nole para romper los mitos generados alrededor de este procedimiento.

En una reciente encuesta de COLPA, realizada entre julio y agosto de 2020, en plena pandemia, el 67% de entrevistados señaló que el abandono de perros y gatos aumentó en sus distritos. Vivir en la calle significa sufrimiento, buscar entre la basura para comer al menos una vez al día, pasar frío, exponerse al maltrato y contraer enfermedades. Las organizaciones que protegen a los animales exigen ahora la pronta promulgación de la “Ley Cuatro Patas” para que esta situación termine.

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