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La regla y las vacunas covid: estudio indica más sangrado, pero temporal y no peligroso

Una encuesta con más de 39 mil participantes observó las alteraciones en la menstruación después de recibir la vacuna. El 42 % de los participantes –mujeres y personas no binarias– con un ciclo regular declaró haber tenido un flujo más abundante de lo normal. Estas variaciones son eventuales, no son peligrosas y están asociadas a determinados factores desencadenantes.

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Los datos del estudio muestran que estas alteraciones son temporales y que están asociadas a factores desencadenantes.
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No es la primera vez que se habla de la relación entre el la menstruación y las vacunas contra la covid-19. Aunque los expertos sostienen que aún es necesaria más evidencia al respecto, hasta ahora los resultados son tranquilizadores. El 15 de julio se difundieron los resultados del mayor estudio observacional realizado hasta la fecha con 39.129 participantes de entre 18 y 80 años —mujeres y personas no binarias—, publicado en la revista Science Advances.

El trabajo, llevado a cabo por investigadores de las universidades estadounidenses de Illinois,  Harvard y la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, revela que el 42 % de quienes participaron tenían un ciclo menstrual regular y experimentaron un aumento del sangrado de su regla en las dos semanas siguientes a ponerse la dosis, mientras que otro 44 % no refirió cambios.

Además, la investigación describe por primera vez la aparición de sangrado menstrual espontáneo en un alto número de personas que no tenían la menstruación -porque tenían la menopausia o porque seguían un tratamiento hormonal anticonceptivo o para el cambio de género-, después de recibir la vacuna contra el SARS-CoV-2. Las conclusiones confirman la tendencia de un efecto secundario que había sido reportado por mujeres en varios países del mundo.

No obstante, los datos del estudio muestran que estas alteraciones son temporales, no son peligrosas y están asociadas a determinados factores desencadenantes como la edad, el padecimiento de efectos secundarios sistémicos asociados a la vacuna (fiebre o fatiga), o el historial de embarazos y partos, entre otros.

De esta forma, la investigación observacional indica que ciertos grupos son más propensos a experimentar un flujo abundante después de la vacunación. Entre ellos, las mujeres premenopáusicas, las hispanas o latinas, las que habían estado embarazadas o habían dado a luz antes de recibir la vacuna y aquellas que tienen afecciones como endometriosis y síndrome de ovario poliquístico.

En los ensayos de vacunas no se preguntó por los ciclos menstruales o las hemorragias, por lo que este efecto secundario fue ignorado o descartado de los estudios, pese a que algunas vacunas, como las de la fiebre tifoidea, la hepatitis B y el VPH, pueden alterar la menstruación.

Para hacer la muestra observacional, las autoras usaron una encuesta en la que preguntaban a las personas sobre sus experiencias después de recibir la vacuna de la covid-19.

Las investigadoras solo incluyeron los datos de las personas que no se habían enfermado de la covid-19 (porque la enfermedad puede provocar cambios menstruales) y excluyeron los datos de las personas de entre 45 y 55 años para evitar que los resultados se confundieran con la menopausia o los cambios previos. Así, el estudio se centró en personas con la menstruación, mujeres menopausicas y personas con terapias hormonales que suprimen el ciclo.

Generar confianza en el sistema de salud

En declaraciones independientes, Judy Ormandy, profesora de Obstetricia, Ginecología y Salud de la Mujer de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), apunta que “las alteraciones menstruales fueron comunes tras la vacunación por covid-19. Esto es plausible, ya que sabemos que la menstruación se ve afectada por la enfermedad y el estrés. Sin embargo, hay que tener cuidado porque puede existir un sesgo de selección: es más probable que respondan las personas que han notado cambios menstruales”, ha señalado al SMC de Reino Unido.

“En general, los cambios en el sangrado menstrual no son infrecuentes ni peligrosos, pero es necesario prestar atención a estas experiencias para generar confianza en la medicina”, escriben los autores, y señalan la larga historia de misoginia médica sufrida por las personas que menstrúan. 

“Muchas de nuestras participantes señalan que habrían preferido ser informadas de los cambios en el sangrado menstrual antes de vacunarse, porque así no se habrían asustado”, cuenta a Sinc Kathryn Clancy, autora de la Universidad de Illinois.

Los protocolos de ensayos de vacunas generalmente no monitorean más allá de los siete días posteriores a la inoculación y las labores de seguimiento no suelen preguntar sobre la menstruación. Por eso, los fabricantes de vacunas contra el SARS-CoV-2 no han abordado el fenómeno del sangrado menstrual inesperado.

“Uno de los grandes factores que produce dudas y rechazo hacia las vacunas es la desconfianza en el sector médico”, afirma Clancy. “Todas las personas merecen saber qué efectos secundarios pueden presentarse con un tratamiento determinado. Informar a los pacientes ayuda a que se sientan más cómodos y seguros cuando acuden al sistema sanitario y que confíen en que lo médicos, las compañías farmacéuticas y el gobierno se preocupan por su salud”, prosigue.

Clancy señala que con el estudio querían “demostrar a los pacientes que merecen ser escuchados. Muchas personas de género diverso participaron en el estudio y, para ellas, tener la regla en un período en el que estaban tomando un tratamiento que debería haberles impedido menstruar fue realmente angustioso”.

Sin relación causa-efecto

Si bien los expertos están de acuerdo en la importancia de medir cualquier cambio, señalan la importancia de que se haga con estudios de calidad que se puedan extrapolar. En este caso, los autores describen que la muestra evaluada con la encuesta no es representativa de la población general. Tampoco las asociaciones descritas son causales, pero brindan evidencia para estudiar mejor estas tendencias. 

Eso sí, el mensaje que los científicos quieren dejar claro es que la vacuna no tiene efectos adversos sobre la fertilidad o el embarazo. “Las pruebas demuestran que recibir el fármaco no tiene un impacto negativo y es importante para proteger a las mujeres embarazadas y a sus bebés. Estos nuevos hallazgos no son una sorpresa y, desde luego, no son una razón para retrasar o evitar la vacuna contra la covid-19”, afirma por su parte Helen Petousis-Harris, de la Universidad de Auckland, al SMC Australia.


Con información de Agencia Sinc

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