Son las ocho de la mañana del jueves 6 de enero. Hay más de 400 personas afuera del Coliseo Perú-Japón, en el distrito de Independencia, en la zona norte de Lima, a la espera de una prueba de descarte de covid-19. “He estado con fiebre varios días”, dice Miguel, un joven de veinte años, que hace una pausa para toser. Durante las cinco horas siguientes, Miguel buscará la manera de sentarse porque tiene puntos en su pie izquierdo, producto de una reciente operación. Se apoyará sobre un ladrillo, un muro o la vereda, mientras la cola avanza lentamente. Luego entrará al establecimiento, en un grupo de veinte, y por fin encontrará una silla, pero pasarán dos horas más hasta que sea atendido por uno de los diez técnicos que toman las pruebas. “El resultado se lo darán en 72 horas. Por favor, manténganse en aislamiento durante estos días”, le dice uno de ellos. Ahora son las tres de la tarde y Miguel debe apresurarse, aún con su leve cojera, para volver a trabajar.
El Coliseo Perú Japón es uno de dieciséis puntos que el Ministerio de Salud (Minsa) ha implementado esta última semana para cubrir la gran demanda de personas que buscan un test para absolver la duda de si han sido infectadas por la covid-19. Una búsqueda que ha aumentado ante el anuncio de una tercera ola y por el reporte de cada vez más casos de la variante ómicron, considerada una de las más contagiosas.
Estos dieciséis puntos atienden alrededor de doce horas al día y disponen de cientos de pruebas moleculares. Ellos se suman a los 700 que ya existen en todo el país, en los centros de primer nivel de atención, que diariamente ofrecen un máximo de cuarenta cupos. El ministro de Salud, Hernando Cevallos, ha dicho que Perú cuenta con suficientes pruebas moleculares y antígenas, y que el aumento de puntos de descarte ayudará a que más personas accedan a alguna de manera gratuita.
Según el ministro Cevallos, contamos con más de un millón de pruebas moleculares y ocho millones de antígenas para el rastreo de casos covid-19, y se comprará un millón 200 mil pruebas moleculares más en el primer trimestre de este año. En efecto, Perú aceleró la compra de estas pruebas en el 2021. Salud con Lupa confirmó que en el año pasado se compraron 2 198 092 pruebas moleculares por un costo de 56 millones de soles. Esto representa casi el doble de las pruebas moleculares adquiridas en el 2020, año en que se dio prioridad a las pruebas serológicas, cuando se compraron 1 278 349 a un costo de 72 millones de soles.
Los gobiernos regionales también han comprado estas pruebas: unas 43 208 entre los años 2020 y 2021, a un costo unitario promedio de 90 soles, lo que da un total de casi 4 millones de soles.
Si contamos con pruebas suficientes, ¿por qué existen casos como los de Miguel, que deben esperar siete horas para obtener una prueba gratuita? ¿O el de María, una joven madre que acudió alrededor de las nueve de la mañana al Centro Materno Infantil del Rímac para obtener una prueba de descarte y ya no encontró un cupo? “Dicen que venga mañana, que hoy repartieron cincuenta y ya, pero si mañana ya estoy muy enferma, ¿quién va a cuidar de mi hija?”, se pregunta.
Para arreglar el problema no basta con aumentar los centros de descarte y comprar más pruebas. “Lo que pasa es que hay una visión reduccionista. No es solo comprar el test y ya. Podemos tener dos millones de pruebas en el almacén, pero esas pruebas se van a estancar si no son procesadas”, dice el exministro de Salud, Víctor Zamora, quien recuerda la necesidad de contratar más personal capacitado, tanto para tomar las pruebas como para procesarlas, y de más equipos especiales y laboratorios.
Incertidumbre sobre el aumento de personal
“Apresure la mano”, grita un señor al técnico que está tomando la prueba en el Coliseo Peruano Japonés. Al igual que Miguel, este hombre ya ha esperado cinco horas en el exterior del establecimiento. Pero ha llegado la hora del almuerzo y, de las diez personas que han estado tomando las pruebas, ahora solo quedan seis. Cuatro de ellas emplean media hora para almorzar. Su labor les impide demorarse más.
El Ministerio de Salud no ha indicado qué cantidad de personal le hace falta para cerrar la brecha en la detección de casos de covid-19 ni cuándo podrá contratarlo. Consultado por este medio, Óscar Escalante, director de Enfermedades Transmisibles del Instituto Nacional de Salud (INS), vocero del ministerio para este tema, aseguró que el sector contará pronto con el presupuesto necesario para contratar personal dedicado a la toma y el procesamiento de muestras, pero no dio mayores precisiones. Dijo que conversó con el equipo encargado de contrataciones y que “aún se están afinando” algunos detalles.
Hace unos días, el ministro Cevallos se refirió también al incremento de personal para procesar las pruebas moleculares y antigénicas en los laboratorios. Él dijo que “se ha dispuesto la contratación de cientos de trabajadores para el Instituto Nacional de Salud”. Sin embargo, Escalante señala que para este instituto se contratarán 54 profesionales, entre biólogos y técnicos de laboratorio, lo que permitirá implementar un turno de trabajo adicional. Actualmente, el INS cuenta con 154 empleados que procesan muestras.
Mientras tanto, en los centros de salud de primer nivel de atención también se avanza a paso lento. En dichos establecimientos, no se atiende a más de treinta o cuarenta pacientes al día para las pruebas de descarte, lo que Óscar Escalante atribuye a una confusión: según él, los responsables de los centros de salud entendieron, por error, que debían tomar solo esa cantidad de muestras, algo que ya ha sido aclarado. Cualquier persona que desee una prueba de descarte puede acudir al centro de salud más cercano o a alguno de los dieciséis puntos covid-19 recientemente habilitados. No es necesario pasar antes por un examen clínico, ya que muchos contagiados pueden ser asintomáticos, según ha explicado el ministro Zevallos.
De todos modos, la falta de personal es un problema que también afecta a los centros de salud de primer nivel de atención. En el de Mirones, en el Cercado de Lima, un solo trabajador debe realizar el hisopado para el descarte de covid-19 a más de treinta personas.
En otros establecimientos, ni siquiera se aplican pruebas. Salud con Lupa visitó el centro de salud Valdiviezo, en el distrito de San Martín de Porres, que figura todavía en la lista de los 700 puntos de descarte indicados por el Ministerio de Salud pero que ya no aparece en una relación proporcionada por la Dirección de Redes Integradas de Salud Lima Norte. En este establecimiento, la puerta de atención para casos covid-19 estaba cerrada. Un vigilante nos comentó que solo los viernes de 7 a 8 a.m. se toman pruebas. En el centro de salud Virgen del Pilar de Naranjal, también en el referido distrito, nos indicaron que no tienen pruebas “hasta el nuevo aviso”.
El procesamiento de pruebas
En lo que va de la pandemia, los 122 laboratorios que operan en el Perú, entre el sector público y privado, han procesado 6 964 744 pruebas moleculares, según el portal del Instituto Nacional de Salud. En los últimos seis días, se han procesado 100 753, lo que equivaldría a un promedio de 16 mil pruebas moleculares diarias.
De todas estas pruebas, el 60% son procesadas por los laboratorios privados. La red de laboratorios afiliados al Minsa, que suman 44, solo procesan el 35% de las pruebas. El resto se reparte entre universidades, las Fuerzas Armadas y el Seguro Social de Salud (EsSalud).
La capacidad de procesamiento de pruebas moleculares y el número de laboratorios ha aumentado en los últimos dos años. Al inicio de la pandemia, solo el INS estaba facultado para la detección molecular del SARS-CoV-2 y contaba con capacidad para procesar quinientas muestras diarias. Ahora, en los laboratorios del INS, se pueden realizar seis mil pruebas diarias y su meta es llegar a diez mil. En las regiones, que ahora cuentan con un laboratorio cada una, aunque con menor capacidad de procesamiento, se realizan 14 mil pruebas diarias, y la meta es llegar a veinte mil.
Para el exministro Zamora, esta cifra es todavía muy reducida a comparación del número de pruebas moleculares que realizan otros países de la región. Por ejemplo, Argentina y Chile procesan un promedio de 200 mil pruebas diarias. En Perú, nuestra capacidad máxima por día ha sido de 22 mil.
“Estamos hablando de países con un avance en su sistema de salud desde hace muchos años. No podemos compararlos con el nuestro, cuyo sistema de salud ha sido desatendido”, dice Escalante. Él resalta que el Ministerio de Salud está aumentando su capacidad de procesamiento, pero aclara que no necesitamos llegar a las 200 mil pruebas diarias, como Argentina y Chile. Eso lo afirma considerando que el Ministerio de Salud proyecta un millón de casos en la tercera ola de covid-19. No obstante, en agosto del año pasado, el ministerio calculó que, en el peor escenario, los casos podrían llegar a 4 millones.
El tiempo del procesamiento de cada prueba molecular es otra barrera que debe solucionarse. Una prueba molecular covid-19 puede ser analizada en 24 horas, reconoce Escalante, pero por la alta demanda actual, la mayoría debe esperar unas 72 horas, aunque eso implique el riesgo de contagiar a más personas.
Según Escalante, en zonas alejadas, los resultados sí pueden demorar tres días por el tiempo que toma transportar las muestras hacia un laboratorio. Al respecto, aseguró —sin mayores precisiones— que se está trabajando por descentralizar el procesamiento de muestras con la instalación de nuevos laboratorios.
Si hacemos una comparación de la capacidad de procesamiento de cada región por cada cien mil habitantes, el primer lugar lo ocupa Moquegua, seguido de Lima y Arequipa. Llama la atención que tres regiones con baja cobertura de vacunación contra la covid-19, como Puno, Loreto y Ucayali, con menos del 60% de población con dos dosis, también figuran entre las que menos pruebas procesan.
Escalante afirmó que se está considerando implementar más laboratorios en las regiones donde se han registrado más casos covid-19. Pero hasta que eso ocurra, los pacientes deben seguir esperando varios días para obtener sus resultados. Algunos optan por acudir a un laboratorio privado que ofrezca una respuesta más rápida, pero para muchos es imposible pagar el precio que estos centros cobran.
Salud con Lupa corroboró que el costo de los insumos para un kit de detección molecular varía entre 20 y 30 soles. Sin embargo, el precio que piden los laboratorios privados oscila entre 150 y 300 soles.
Nuevos puntos de atención
De acuerdo con Óscar Escalante, el Ministerio de Salud priorizará las campañas de comunicación para que los ciudadanos sepan a qué lugares acudir para aplicarse las pruebas moleculares, un esfuerzo que rendiría frutos en las próximas semanas. También se ha contemplado implementar otros diez puntos covid-19, con cupos para 200 personas, para la toma de pruebas moleculares que deberán ofrecer resultados en 24 horas.
La posibilidad de llamar a la línea 113, opción 2, para solicitar una prueba de descarte continúa abierta, pero, como ya se ha comprobado, pueden pasar varios días para que el personal acuda a la vivienda a tomar la prueba.
El exministro Víctor Zamora recomienda que el seguro social (EsSalud) y las universidades se involucren más en el procesamiento de pruebas moleculares. Actualmente seis universidades tienen autorización para realizar esos tests. Desde EsSalud han indicado que sus asegurados pueden acudir a 17 establecimientos para el descarte de covid-19.
Perú cuenta actualmente con un 80% de población vacunada con dos dosis, pero el SARS-CoV2 sigue infectando y reinfectando a muchas personas. La solución, por eso, está en seguirle el rastro para cortar la transmisión de un virus que se resiste a irse.