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No hay evidencia que justifique administrar doble dosis de vacuna al personal de salud

El Ministerio de Salud reconoció que se administró el doble de la dosis de refuerzo de la vacuna Moderna a más de 138 mil personas, de las cuales 96 mil son personal sanitario. Desde el sector, se buscó justificar la equivocación señalando que el personal de salud necesita una dosis mayor porque “está más expuesto”. Sin embargo, ello no tiene sustento.

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En las últimas semanas, decenas de profesionales de salud que recibieron una dosis de 100 microgramos en lugar de una de 50 microgramos, reportaron reacciones adversas más intensas que con las vacunaciones previas.
Foto: Minsa

El jueves 21 de abril por la mañana, Tania*, una tecnóloga médica, acudió junto a sus compañeros del laboratorio a aplicarse la segunda dosis de refuerzo de la vacuna contra la covid-19 del laboratorio Moderna. Después de ser inoculada, volvió a sus labores. Con el paso de las horas, Tania empezó a sentir picazón en el cuerpo y notó en su piel la aparición de urticaria, ronchas rojizas que alertan de una reacción alérgica. Tomó un antihistamínico, pero nada cambió.

—Estuve soportando la picazón hasta el final de mi turno, y cuando llego a mi casa, todo mi cuerpo estaba lleno de ronchas. Me vuelvo a tomar un antihistamínico y no paraba, me siguieron saliendo ronchas. Entonces decidí ir a que me atendieran por emergencias —cuenta.

Solo luego de recibir antihistamínico endovenoso y adrenalina, la urticaria cedió. Sus compañeros no habían tenido una reacción como la suya luego de vacunarse, pero sí dolores de cabeza, fiebre, náuseas y mareos que duraron al menos dos días y que no se aliviaban tomando pastillas.

La explicación a estos síntomas, que ninguno de ellos había experimentado en vacunaciones anteriores, se conoció el último fin de semana.

El sábado 23 de abril, a través de un confuso comunicado, el Ministerio de Salud (Minsa) dejó entrever que había estado aplicando dosis de 100 microgramos (0,5 ml) de la vacuna Moderna: el doble de la dosis indicada en la ficha técnica del producto. El domingo, en conferencia de prensa, la entidad confirmó que 138 mil personas habían recibido dosis de 100 microgramos en lugar de 50. Sin embargo, ninguna de las autoridades del sector reconoció que se había cometido un error.

Hay países que han aplicado 100 microgramos como tercera o cuarta dosis en algunas poblaciones especiales. Esta población [personal de salud] iba a estar más expuesta y tenemos población con comorbilidades que está regresando a trabajar. Es por ello que se ve la diferencia entre 50 y 100 microgramos, y se empieza la aplicación de 100 microgramos —declaró Alexis Holguín, director general de Intervenciones Estratégicas en Salud Pública del Minsa.

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Es importante precisar que los países que aplican 100 microgramos en lugar de 50 como dosis de refuerzo (Canadá, por ejemplo), solo consideran esa concentración para adultos mayores de 70 años a más y para pacientes severamente inmunocomprometidos, no para personal sanitario. Ello es entendible, ya que actualmente no existe evidencia científica que justifique aplicar una doble dosis al personal de salud.

—Es absurdo, no tiene sentido. ¿Le vas a poner 200, 800 microgramos si está más expuesto? Eso no resiste ningún análisis. La dosis vacunal debe ser la que se ha estudiado y se ha autorizado. Utilizar más o menos de lo que indica el protocolo es perjudicial —señala Juan More, virólogo y especialista en inmunología comparada.

Tanto el Colegio Médico del Perú como la Defensoría del Pueblo han pedido explicaciones al Minsa por la equivocación cometida, y han exigido sanciones para los responsables. Según se informó en la conferencia de prensa del domingo, son 138.400 las personas a las que se aplicó doble dosis del refuerzo de Moderna. De ellas, 96 mil son profesionales de salud, 39 mil son adultos mayores de 70 años y 3.400 son pacientes inmunocomprometidos.

Una decisión sin base

Las vacunas, como cualquier medicamento, pueden generar reacciones adversas, generalmente leves. Estas reacciones se conocen durante el proceso de elaboración de una vacuna, y son datos que luego se toman en cuenta para definir los criterios para su aplicación.

—En sus ensayos clínicos, Moderna ha probado distintas concentraciones. Cuando se hace ese análisis, se encuentra que en una mayor concentración, hay mayor frecuencia de eventos adversos leves de corto plazo. Es a partir de esos ensayos clínicos, que se define la dosis a ser utilizada: 100 microgramos en dosis primarias y 50 microgramos en dosis de refuerzo —explica Juan More.

Esa información aparece consignada en la ficha técnica de la vacuna de Moderna, que lleva el nombre de Spikevax. También figura en una resolución del Minsa del 27 de marzo, donde se listan las indicaciones de aplicación de todas las vacunas autorizadas en nuestro país. En el caso de Moderna, se precisa que la dosis de refuerzo para personas de 18 años a más (que no están gravemente inmunocomprometidas) es de 50 microgramos.

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En una resolución del 27 de marzo, el Ministerio de Salud publicó las indicaciones para la aplicación de la vacuna Spikevax de Moderna. Ahí se señaló que la dosis de refuerzo para personas de 18 años a más sería de 50 microgramos.

No queda claro, entonces, por qué se decidió ignorar esas indicaciones días después, cuando inició la aplicación de la segunda dosis de refuerzo (cuarta dosis). Para el personal de salud, dicho proceso de vacunación empezó el 7 de abril, pero los reportes de reacciones adversas no se difundieron hasta semanas más tarde.

Según relata César Portella, presidente del Comité de Salud Pública del Colegio Médico, el miércoles 20 de abril se empezó a vacunar en este colegio profesional a médicos particulares y cesantes. Ese mismo día, por la noche, llegaron decenas de reportes de médicos con cefalea —dolores de cabeza recurrentes—, dolor muscular, náuseas y diarrea. Algunos tuvieron que pedir descanso, imposibilitados de realizar sus labores al día siguiente.

—Se comenzó a encender la alarma, nos reunimos para hacer las investigaciones del caso y descubrimos que la dosis aplicada era el doble de la recomendada por la FDA. Inmediatamente, el decano llamó a la encargada de Inmunizaciones del ministerio, haciéndole ver las manifestaciones clínicas que los médicos nos venían comunicando —indica Portella.

Así, el viernes 22 de abril, el comité de expertos que asesora al Minsa en materia de inmunizaciones se reunió y emitió un informe que reúne la evidencia disponible sobre la dosis de refuerzo de Moderna y precisa que la concentración que debe aplicarse es de 50 microgramos. Algo que debió hacer el Minsa desde el principio.

Ahora, ¿qué consecuencias tiene esta equivocación en el proceso de vacunación? Por un lado, se genera desconfianza. Tal como pasó con el destape del Vacunagate, circunstancias que no están relacionadas con la eficacia y seguridad de una vacuna, terminan comprometiendo su credibilidad. En ese sentido, tanto Portella como More coinciden en que la respuesta del Minsa no fue la correcta.

—Tratan de evadir responsabilidades y evadir lo evidente. Lo que debieron haber hecho es decir ‘se ha cometido este error’, que se investigue y se sancione, para seguir adelante. Si no se reconoce, el ciudadano termina desconfiando de todo —comenta Juan More.

Por otro lado, se alienta la desinformación. Teniendo en cuenta la alta cantidad de personas que ha reportado reacciones adversas luego de recibir la cuarta dosis, no es sorprendente que ello sea utilizado por grupos antivacunas. Sobre todo porque en un inicio no se explicó adecuadamente que las reacciones estaban vinculadas a la aplicación de una dosis mayor de la recomendada. Aun ahora, es posible que eso no haya quedado claro para gran parte de la población.

En ese sentido, una de las acciones necesarias para brindar seguridad a la población —sobre todo a quienes fueron afectados por el error— es atender y vigilar las reacciones adversas reportadas.

Seguimiento necesario

Según informó Julio Ruiz, director del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), las reacciones que se han reportado hasta el momento en la aplicación de la cuarta dosis han sido leves y no llegan al 0,04% por cada millón de dosis.

La vigilancia de Eventos Adversos Supuestamente Atribuidos a la Vacunación o Inmunización (Esavi) en nuestro país está a cargo de la Dirección General de Medicamentos Insumos y Drogas (Digemid). Las reacciones adversas son notificadas por profesionales de salud, quienes llenan fichas con datos del paciente, de su vacunación, de sus antecedentes clínicos y de sus síntomas. Ese reporte luego es analizado para determinar si la reacción adversa realmente fue consecuencia de la vacunación.

Ahora, es importante tener en cuenta que no todas las personas que recibieron la dosis de 100 microgramos de refuerzo de Moderna necesariamente han reportado sus reacciones a través de ese sistema. Tania, tecnóloga médica que experimentó urticaria horas después de vacunarse, fue atendida en un servicio de emergencia pero no tiene conocimiento de que su caso haya sido notificado como un Esavi.

También está el caso de quienes no acuden a un establecimiento de salud. Eso pasa con Samuel*, odontólogo que se vacunó el lunes 18 de abril. Horas después de recibir la dosis doble de Moderna, empezó a experimentar síntomas que no había tenido con las vacunaciones previas.

—Mover el brazo era imposible, era un dolor limitante. Horas después, tuve un malestar que me tumbó en la cama. Sueño, dolor de cuerpo. Para el viernes, había desaparecido el dolor y el malestar, pero dos días después se me bajó la presión, de ahí se elevó. A la semana de colocarme la vacuna, me dio arritmia y no lograba respirar con la mascarilla — cuenta.

Al trabajar en un policlínico, Samuel consultó con sus colegas sobre sus síntomas y se encargó él mismo de monitorearlos, pero no recibió atención médica de manera formal. Es decir, no habría posibilidad de que sus reacciones hayan sido notificadas al sistema nacional de vigilancia de Esavi.

Es importante precisar que el tipo de reacciones que experimentaron Tania y Samuel no son las más recurrentes y tampoco clasifican como graves, pero sigue siendo necesario que reciban un seguimiento.

—Desde el punto de vista inmunológico, a mí me gustaría conocer los títulos de anticuerpos que han producido estas personas, pero desde el punto de vista de la salud individual de las personas, se debe analizar su historial clínico y cómo van evolucionando —señala Juan More.

Después de esta nueva crisis en la vacunación, tomar acciones que den tranquilidad y seguridad a la ciudadanía parece clave. Como dice el médico César Portella, hay que evitar que el error cometido por el Minsa genere pánico en las personas, sobre todo en aquellas que tienen pendiente recibir su primera y segunda dosis contra la covid-19. “Es importante que la población sepa que las vacunas no son malas. Las que probablemente lo sean son las personas que dirigen la salud del país”, señaló.


*Sus nombres se mantienen en reserva.

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