A menos de un mes de finalizar el 2021, el Perú ha alcanzado el 72% de personas vacunadas con dos dosis contra la covid-19. Este avance ha evitado que los casos se disparen y ha retrasado una posible tercera ola, pero parece hacernos olvidar que el virus sigue entre nosotros. La medicina más importante para el tratamiento de los pacientes hospitalizados por covid-19 es el oxígeno y actualmente en nuestro país está cubierta la demanda. Sin embargo, de presentarse una emergencia, como una eventual tercera ola de covid-19 y en la que se haga necesario usar todas las fuentes de oxígeno que dispone el Perú (tanques, cilindros, concentradores y plantas), nuestras reservas se agotarían en dos semanas como máximo.
Este escenario se presenta desde inicios de diciembre, de acuerdo al Registro Nacional de Oxígeno Medicinal (Renoxi) del Ministerio de Salud, plataforma que actualiza diariamente la situación del oxígeno medicinal de más de 400 establecimientos de salud del país. Si analizamos la información por regiones, de acuerdo a la actualización de esta plataforma al 18 de diciembre, en nueve de ellas sus reservas de oxígeno se encuentran en un riesgo mediano, es decir, para un máximo de 15 días. En las restantes, el riesgo es bajo: entre 15 a 70 días.
Sin embargo, la mayor parte de las reservas de oxígeno procede de cilindros y tanques, que son llenados gracias a contratos con diversos proveedores. Si solo tomamos en cuenta las plantas de oxígeno, el riesgo de desabastecimiento se agrava a tal punto de que, a nivel nacional, solo quedaría oxígeno para un máximo de tres días. En trece regiones, la disponibilidad alcanzará para un máximo de 24 horas. En Cusco, Madre de Dios y Tacna, sus reservas están agotadas.
Que cada hospital cuente con al menos una planta de oxígeno fue una medida recomendada por Indecopi desde noviembre del 2020, tras la primera ola de covid-19 en Perú, al Ministerio de Salud. Las plantas permiten distribuir el oxígeno a cada paciente a través de tuberías.
Sin embargo, después de más de un año desde esta recomendación, seguimos dependiendo del oxígeno que se compra a empresas privadas, dice Liliana Bobadilla, de la Adjuntía de la Administración Estatal de la Defensoría del Pueblo.
Según las últimas declaraciones del ministro de Salud, Hernando Cevallos, en todo el país hay actualmente 390 plantas de oxígeno, una cantidad muy superior a la que teníamos antes de la pandemia, cuando nuestro sistema de salud solo contaba con nueve plantas a nivel nacional. Sin embargo, ahora surge otro problema: no todas están funcionando de manera adecuada.
Inoperativas
En julio de este año, la Defensoría del Pueblo supervisó 66 hospitales y detectó que 23 plantas de oxígeno se encontraban inoperativas. Envió esta evaluación al Ministerio de Salud, pero recién el mes pasado obtuvo una respuesta del sector: 17 plantas se encontraban inoperativas. Siete de ellas corresponden a cinco de las regiones en las que el oxígeno solo alcanzará para un máximo de 24 horas.
Esta situación se da pese a que el mismo mes de la supervisión de la Defensoría se aprobó un decreto de urgencia que ofrecía cinco millones de soles a los gobiernos regionales para el mantenimiento de las plantas de oxígeno, precisamente para prevenir alguna falla.
Entre los principales motivos que mantenían inoperativas a las plantas se encontraba la avería en el booster (pieza que permite la compresión del oxígeno y el llenado de los balones) y la falta de un equipo electrógeno que le permitiera al hospital hacer funcionar la planta. En regiones de la sierra y la selva, la lluvia suele cortar el fluido eléctrico, lo que detendría el funcionamiento de las plantas y pondría en peligro a los pacientes, quienes se quedarían sin el oxígeno que necesitan.
El Ministerio de Salud ha reconocido otro problema: las plantas de oxígeno no estarían entregando su capacidad máxima diaria: 350 plantas deberían entregar 248 toneladas al día, pero solo entregan el 70% de su capacidad (174 toneladas diarias). En febrero de este año, la exministra de Salud, Pilar Mazzetti, indicó que necesitábamos 510 toneladas diarias, una cantidad muy superior a la que hoy tenemos.
Salud con Lupa solicitó una entrevista al Ministerio de Salud, pero no hubo respuesta.
Irregularidades
Uno de los hospitales que mantiene una planta inoperativa es el Hospital Subregional de Andahuaylas, en Apurímac. En este establecimiento, la Contraloría ha alertado un posible caso de corrupción. En octubre de 2020, la empresa FAPECA Hydraulic SAC entregó a este hospital una planta de oxígeno valorizada en 1 800 000 soles tras un contrato con el Ministerio de Salud. Sin embargo, esta planta no suministraba ni la calidad ni la cantidad de oxígeno requeridas para la atención de los pacientes.
Cuando las pruebas de la planta iniciaron, en enero de este año, se advirtió que no suministraba los cincuenta metros cúbicos por hora que necesitaba el hospital, sino solo quince metros cúbicos, ni tampoco entregaba el oxígeno con la pureza requerida.
La empresa FAPECA Hydraulic tampoco contaba con experiencia en la venta y mantenimiento de plantas de oxígeno y entregó una planta sin registro sanitario, pese a que en la Ley de Productos Farmacéuticos se indica que las plantas deben cumplir con este requisito para funcionar.
En este hospital, según el Renoxi, no existe ninguna planta de oxígeno, y la disponibilidad que tienen, para un máximo de 29 días, proviene solo de cilindros de oxígeno. Salud con Lupa solicitó una entrevista a la administración del establecimiento sobre la situación actual de la planta, pero se negaron a dar una respuesta.
Aunque Apurímac no es una región con una producción insuficiente de oxígeno, la Contraloría halló irregularidades en hospitales de regiones que sí padecen problemas para suministrarlo.
Por ejemplo, en Puno, donde las plantas de oxígeno apenas producen lo suficiente para unas 24 horas, la Municipalidad Provincial de San Román, en Juliaca, contrató los servicios de Jorge Alberto Silva Bertolotti para la venta e instalación de plantas generadores de oxígeno medicinal para el Hospital Carlos Monje Medrano. Esta planta tampoco cuenta con autorización de la Dirección General de Medicamentos (Digemid). Según la Contraloría, esto supone el riesgo de no garantizar la calidad adecuada para los pacientes. Silva Bertolotti tampoco acreditó ninguna experiencia en venta e instalación de plantas.
También se observan hospitales donde las plantas fueron instaladas en un ambiente que ni siquiera está techado, y que carece de energía eléctrica. En otros casos, no se exigió la documentación necesaria al proveedor de la planta de oxígeno.
Las irregularidades en torno a las plantas de oxígeno tienen antecedentes en nuestro país. En octubre del 2020, un par de meses antes de iniciarse la segunda ola de covid-19, el Ministerio de Salud firmó un convenio con la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) para la fabricación de 47 plantas de oxígeno que serían distribuidas a varias regiones del país. El proyecto fue denominado Oxigena 47. En diciembre de ese año, la UNI debió entregar las primeras 18 plantas de oxígeno, pero entregó solo cinco luego de dos meses de haberse cumplido ese plazo. Tres de ellas aún permanecen en estado inoperativo.
Salud con Lupa reveló que el proyecto denominado Oxigena 47, que claramente se convirtió en un fracaso, fue encargado a Elizabeth Chahuares, una persona que no es ingeniera mecatrónica como decía ser, y que se desempeñaba como subgerente de una empresa de reciclaje fundada en Ilo, Moquegua. El portal Sudaca también indicó que Chahuares carecía en experiencia en el rubro y que era una persona de confianza del expresidente Martín Vizcarra.
Más problemas
En abril, el único tanque de oxígeno del Hospital II de Talara, en Piura, se quedó sin reservas. Doce pacientes con covid-19 que no pudieron ser conectados a otro sistema de oxigenación de manera oportuna fallecieron pocas horas después. Ocho meses después, la Defensoría ha alertado que 17 hospitales del país aún no cuentan con un sistema alternativo de suministro de oxígeno ante un posible desabastecimiento.
Otros 45 establecimientos no cuentan con un plan de contingencia y, hace solo un mes, la respuesta del Ministerio de Salud a este problema fue que la Dirección General de Riesgo de Desastre y Defensa Nacional en Salud deberá brindar asistencia técnica para que más hospitales cuenten con este plan. No mencionó ninguna otra acción concreta.
La tercera parte de los hospitales visitados por la Defensoría del Pueblo tampoco contaba con una alarma de gases medicinales, es decir, una que advierta cuando el oxígeno medicinal está a punto de acabarse, pese a que desde setiembre de 2014 existe una norma que exige su implementación.
Sobre los concentradores de oxígeno, dispositivos médicos que obtienen este gas del ambiente, el ministro Cevallos ha indicado que contamos con alrededor de seis mil. Sin embargo, la Defensoría alertó que 279 presentan fallas eléctricas, saturación de filtros y problemas con el compresor de aire. Según el Renoxi, los concentradores de oxígeno de todo el país solo cuentan con disponibilidad de oxígeno para un máximo de 24 horas, ante la ausencia de otros suministros.