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Un muralista retrata en paredes del Cerro San Cristóbal a víctimas de la pandemia

El artista Daniel Manrique pinta retratos de sus vecinos fallecidos por la pandemia en las paredes el Cerro San Cristóbal, donde vive desde niño y es dirigente comunal. Sólo en su barrio murieron al menos 45 personas en los últimos meses.

Murales contra el olvido le ponen cara a la muerte durante cuarentena en Perú. EFE
El muralista Daniel Manrique y su pareja Carla Magán pintan el retrato de Eustacia Julca, una mujer de 72 años víctima de la COVID-19, en una pared del Cerro San Cristobal en Lima.
Foto: EFE/ Paolo Aguilar

El muralista Daniel Manrique se ha propuesto pintar las paredes de las calles del cerro San Cristóbal, una de las zonas más pobres de Lima, con rostros de las víctimas de la pandemia. Su iniciativa es una forma de despedir y recordar a varios de sus vecinos que el coronavirus mató en los últimos meses. Manrique vive desde niño en este cerro y es uno de los dirigentes comunales que ha podido contar al menos 45 personas fallecidas por COVID-19, la mayoría adultos mayores, en esta zona.

Después de entregar a las familias retratos dibujados sobre papel de sus parientes fallecidos y de recibir su aprobación, este muralista elige los espacios públicos del empinado cerro, ubicado en el distrito del Rímac, para recordarlos. "Creo que nos hará sentir bien verlos cuando estén inmortalizados en un mural", dice Manrique, que para esta labor cuenta con la ayuda de su esposa, la también artista Carla Magán.

"No son números, son personas que han muerto en este espacio donde todos convivimos", dice Daniel Manrique, brocha en mano mientras perfila las facciones de Eustacia Julca, una mujer de 72 años a la que el COVID-19 mató solo un día después de hacer lo mismo con su sobrina. Ahora 'Tachita', como la conocían en forma cariñosa en su barrio, volvió a San Cristóbal en forma de un colorido y floreado mural que Manrique pintó en una de las partes más altas del cerro.

Apenas le tomó tres horas plasmar la cálida expresión de Eustacia a base de rápidos pero precisos brochazos y un cálculo veloz para mezclar con tino su paleta de colores. Para guiarse, Manrique tenía una foto de ella en su celular, aunque poca falta le hizo, pues tenía muy presente su rostro ya que, como otros vecinos, se cruzaba con ella todos los días en su puesto callejero donde vendía maíz tostado.

Daniel Manrique. EFE/Paolo Aguilar
El muralista Daniel Manrique vive desde niño en el Cerro San Cristóbal y es uno de sus dirigentes comunales.
Foto: EFE/ Paolo Aguilar

El caso de Eustacia es emblemático en el barrio, pues se trataba de una mujer que, a pesar de su avanzada edad, no podía respetar la cuarentena y debía salir a la calle a vender cualquier cosa para comprar su menú del día en un comedor popular. Así sospechan que pudo haberse contagiado del coronavirus. Su muerte golpeó al barrio tras divulgarse un vídeo donde se la veía agonizar en la puerta de su casa. Su familia tardó más de un mes en recibir sus cenizas.

Eustacia Julca se unió así a Lutz Sherlock, un joven de 20 años con habilidades especiales al que Manrique ya retrató escaleras más abajo tras haber fallecido por cáncer de estómago en plena pandemia. Si bien este joven no fue víctima del virus SARS-CoV-2, sí lo fue de manera colateral, pues el colapso de los hospitales le impidió recibir el tratamiento adecuado para su enfermedad.

Pronto formará parte de esta colección de murales Lizardo Jiménes, uno de los dirigentes del barrio más longevos, que murió a los 83 años por COVID-19. Se contagió luego de ayudar con sus conocimientos de enfermería a otros vecinos que se habían infectado del virus. Su boceto ya está en el cuaderno de Manrique.


Con información de la Agencia EFE.

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