Cuando Celia Terrones entró al cuarto de su hijo y lo vio pálido, supo que algo malo estaba pasando. Eran las siete de la mañana y Nicolás, de cinco años, debía estar preparándose para ir al colegio, pero en lugar de eso continuaba en su cama. Cansado como si no durmiera en tres días, el niño apenas tuvo fuerzas para levantarse y abrazar a su mamá. De inmediato fueron al hospital más cercano, cerca a la avenida Tomás Valle, en San Martin de Porres. Allí le confirmaron a Celia que su hijo padecía de anemia.
“Me dijeron que su hemoglobina estaba muy baja, que estaba en nueve y lo normal es doce. Yo no pensaba que [mi hijo] Nico estuviera así porque él come bastante, pero ahí me dijeron que le faltaba hierro y que era urgente cambiar su dieta”, recuerda Celia.
Nicolás es uno de los 1441 niños que, durante 2021, fueron diagnosticados con anemia en el distrito de San Martin de Porres. Allí, más del 20% de la población infantil fue diagnosticada con esta enfermedad el año pasado, según datos del Centro Nacional de Alimentación y Nutrición del Instituto Nacional de Salud (INS).
La situación no es muy distinta en el conjunto de la capital. De 144 564 niños que fueron examinados en hospitales de Lima, más de 28 mil tuvieron anemia en 2021. Es decir, de cada cinco niños evaluados, uno sufría la enfermedad.
La nutricionista Faviola Jiménez explica que la principal causa de anemia es la falta de hierro. Por ello, son las personas en riesgo de desnutrición quienes están más expuestas a padecer anemia. Si bien los índices de desnutrición se redujeron en la última década, el contexto de la pandemia recrudeció el problema, precisa. Ahora, con una crisis alimentaria encima, es difícil pensar que estamos preparados para hacer frente a las enfermedades ligadas al hambre.
La obesidad: otra cara de la mala alimentación
De acuerdo al Colegio de Nutricionistas del Perú (CNP), en la actualidad, uno de cada cuatro peruanos mayores de quince años padecen obesidad, una enfermedad que, así como la anemia, tiene como origen una mala alimentación. Por desgracia, la población infantil también se encuentra vulnerable ante ella.
Un informe de EsSalud, publicado en 2021, señala que la pandemia de coronavirus duplicó los índices de sobrepeso y obesidad en niños. De 2,5 millones de niños menores de cinco años afectados por estos males en 2019, la cifra pasó a más de 4 millones. La razón: los malos hábitos alimenticios agudizados con el confinamiento.
Muchas veces, se asocia al hambre con estar muy flaco o no poder comer, y entonces se piensa que, para no sufrir enfermedades, basta con comer regular o mucho, pero no es así, explica Jiménez. Para la especialista, es muy importante que las personas sepan qué están comiendo y cómo la dieta que siguen podría afectar su salud.
Doña Celia relata que le sorprendió el diagnóstico de su hijo, porque desde muy pequeño “ha sido de buen filo”. El problema, según le dijeron los doctores, es que Nicolás no estaba comiendo lo que debía. Tenía una dieta altísima en azúcares y casi nula en proteínas y verduras. Así, no tenía cómo elevar o mantener niveles adecuados de hemoglobina en la sangre.
Un estudio del año 2020 publicado en la revista médica Nutrición clínica y dietética hospitalaria, concluyó que, en el Perú, la pobreza y la ubicación geográfica son factores clave en las malas prácticas de alimentación. La investigación halló que buena parte de la población estudiada, y en especial los más pobres, presentan una dieta alta en carbohidratos y escasa en proteínas y grasa. Una situación que afecta también, y de manera más dura, a sectores rurales.
La principal deficiencia que arrojó la investigación, liderada por la nutricionista Haydeé Cárdenas, de la Universidad Nacional Agraria La Molina, fue que el consumo promedio de carbohidratos supera lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Los que están más en peligro
Según el INS, más de un tercio de la población infantil (34,5%) se encuentra en riesgo de desnutrición crónica en todo el país. Las regiones con mayor incidencia de esta amenaza son Huancavelica, Cajamarca, Ayacucho y Apurímac. En la primera, incluso, uno de cada dos niños están en riesgo.
¿Cómo enfrentar una crisis alimentaria en estas condiciones? La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ya ha señalado que los problemas que enfrenta la agricultura y el alza de precios en productos de la canasta básica convierte el problema del hambre en un asunto urgente.
El miércoles 1 de junio, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) anunció una convocatoria para paliar la escasez de urea, uno de los fertilizantes más usados en el país. Se invitaba a proveedores internacionales que estuvieran interesados en vender este producto al Estado peruano.
Sin embargo, esto no sería suficiente para combatir lo que se viene. Según la FAO, nuestro país todavía tiene una deuda enorme con la alimentación saludable. No basta con mitigar la falta de alimentos. La crisis alimentaria toca en el Perú otros problemas, como la calidad de la educación, las condiciones de salubridad y la pobreza extrema, según han señalado representantes de la FAO.