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La urgencia de comer lo nuestro

Hernan Hancco, conservacionista y productor de papas nativas, reconoce que este será un año particularmente duro para los campesinos. Sin embargo, el panorama podría mejorar si los peruanos decidimos consumir más productos nativos.

La familia de Hernan Hancco produce cuatrocientas variedades de papas nativas en el Cusco. Algunas están a la venta en las Agroferias Campesinas de Lima. / @sumacchips

La mayoría de los agricultores de mi comunidad, Pampacorral en Cusco, ha perdido sus cosechas por la cuarentena. Se les ha podrido todo un año de trabajo. Son pocos los peruanos que consumen papas nativas. Incluso en Cusco, muchos no las comen y, ahora que todos los restaurantes están cerrados, es aún peor. Los campesinos han donado sus papas a la gente más pobre de la zona, hasta han enviado sus cosechas gratis para familias con necesidad en Lima. Los que trabajamos en el campo sabemos bien que la verdadera función de los alimentos es calmar el hambre. Por eso preferimos regalarlos antes de que se arruinen.

Ahora creo que fue “suerte” que me encontrara el estado de emergencia en Lima. Desde acá puedo moverme para comercializar el producto que me envía mi padre de Cusco. Mi papá, Julio Hancco, es conocido como “el señor de las papas”. Él ha ganado el Ají de Plata en Mistura y ha viajado al extranjero a representar nuestra biodiversidad. Durante años, mi familia cultivó papas nativas a 4 800 metros sobre el nivel del mar sin que casi nadie lo notara. El reconocimiento nos ha ayudado: ahora somos proveedores de cocineros como Gastón Acurio, Flavio Solórzano y Virgilio Martínez. Esas alianzas fortalecen un comercio justo. Lo que no me gusta es cuando algunas autoridades traen a mi papá o a otros campesinos a Lima, se toman fotos con ellos y dicen que están orgullosos de su trabajo, pero después no hacen nada más.

Yo creo que el gobierno debe mostrar su respaldo al campesino buscando mercados para ellos y dándoles asistencia técnica para que encuentren el valor agregado de sus productos. La papa no solo se debe vender en bruto: se puede hacer néctar, harinas, chips. Con la asesoría del ingeniero Moisés Quispe, de la Asociación Nacional de Productores Ecológicos (ANPE), nosotros hemos convertido nuestras papas nativas en hojuelas, Sumac Chips. Cuando las presentamos en una feria de Italia, las vendimos todas en pocas horas. Tienen un sabor muy rico y además no llevan químicos ni preservantes como otros snacks. Nosotros vendemos nuestras papas nativas y las Sumac Chips en las Agroferias Campesinas que hay en diferentes puntos de Lima. Cuando inició la pandemia, un día Gastón Acurio llegó a la feria y compró los productos de todos los agricultores presentes para donarlas a familias que no tenían que comer. En días tan difíciles, ese buen gesto se me quedó grabado.

Este año será difícil para los campesinos peruanos pero la situación mejoraría si más personas comen nuestros productos. Mi papá cultiva cuatrocientas variedades de papas. Tiene sus favoritas que solo comemos en cumpleaños y ocasiones especiales. Las papas nativas son muy ricas en hierro, antioxidantes y calcio. Las de colores morado y azul son claves para combatir la anemia. Ojalá, con el tiempo, los peruanos se acostumbren a pronunciar nombres como qeqorani o puka ambrosio y las pidan en los mercados. Si algo está demostrando la pandemia, es que si no nos alimentamos bien somos más débiles. Es hora de mirar a los antiguos campesinos que vivían sin conocer el hospital gracias a la calidad de lo que comían. Ahora menos que nunca debemos dejar que se pudra toda esa comida que crece en nuestro suelo y que podría protegernos.

Coordinación general: Fabiola Torres
Investigación y edición: Stefanie Pareja