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Cuarta dosis ¿cuándo? ¿para qué? ¿para quién?

Aunque se sabe poco respecto a la necesidad de una segunda dosis de refuerzo (cuarta dosis), la experiencia de algunos países que ya decidieron aplicarla y algunos resultados preliminares muestran que mientras que para los jóvenes parece no aportar grandes beneficios, para la población mayor y con comorbilidades puede ser crucial.

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Hay algunos resultados preliminares que muestran que la cuarta dosis podría ofrecer ventajas notables, especialmente en los adultos mayores.
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En varias partes del mundo la incidencia de Covid-19 se ha estabilizado gracias al esquema de vacunación y a la primera dosis de refuerzo, aplicada a poco más del 20% de la población hasta ahora, según Our World in Data. Pero la incertidumbre sobre nuevas variantes y la reducción en la protección que confieren las primeras dosis ha hecho que muchos se pregunten cuándo y en qué casos será necesaria una segunda dosis de refuerzo.

Lo cierto es que poco se sabe, pues son escasos los estudios que analizan su efectividad y seguridad. Aun así, los que hay aportan información valiosa que ha llevado a algunos países a autorizarla sobre todo para la población que supera los 50 o 60 años, por ser las personas cuya protección disminuye de manera más visible después de 5-8 meses tras las primeras dosis.

Es el caso de Estados Unidos, donde la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó hace unas semanas (29 de marzo) la aplicación de la segunda dosis de refuerzo de las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna, una vez que hayan pasado al menos cuatro meses después de haber recibido el primer refuerzo de cualquier vacuna. La aplicación es solo una recomendación para población específica: mayores de 50 años; mayores de 18 años con cierto grupo de inmunodepresión (cuando tienen un débil sistema inmunitario); y mayores de 12 años que hayan tenido un trasplante de órganos sólidos o cuyo sistema inmune esté gravemente comprometido.

Israel es otro de los países donde las autoridades de salud decidieron aplicar la segunda dosis de refuerzo a personas mayores de 60 años a partir de enero de 2022. Varios artículos elaborados por investigadores de ese país muestran que mientras que la población joven no tiene muchos beneficios, para la población de mayor edad este segundo refuerzo puede ser “un salvavidas”.

Si bien estas autorizaciones se hicieron con base en estudios preliminares o algunos pocos artículos revisados por pares, sus experiencias pueden dar pistas a otras naciones para evaluar la evidencia científica disponible y tomar la decisión de aplicarla o no.

Posible reducción en la mortalidad

Como ocurrió con las primeras dosis del esquema básico, es probable que la protección que confiere la primera dosis de refuerzo disminuya con el tiempo. Hasta ahora se desconoce exactamente cuánto y a qué velocidad, por lo que es difícil saber con exactitud cuándo sería necesaria esta dosis.

Sin embargo, hay algunos resultados preliminares que muestran que esta segunda dosis podría ofrecer ventajas notables, especialmente en los adultos mayores. Por ejemplo, en un reporte sin revisión por pares, un grupo de investigación israelí eligió a 563,465 participantes, de 73 años en promedio y con comorbilidades como diabetes, obesidad e hipertensión. Al 58% le aplicaron la segunda dosis de refuerzo y evaluaron cuántos de ellos morían de Covid-19 en comparación con quienes solo recibieron una.

Encontraron que “la muerte debido a Covid-19 ocurrió en 92 receptores de segunda dosis de refuerzo y 232 de quienes recibieron una sola”, lo cual “demuestra una reducción sustancial de la mortalidad por Covid-19 debido a la segunda dosis de refuerzo en los sujetos elegibles”. “La segunda dosis de refuerzo es un salvavidas”, dijo a un medio israelí Ronen Arbel, uno de los autores.

Pero para la población más joven la segunda dosis de refuerzo, o cuarta dosis, como le suelen llamar en ciertos lugares, no resulta tan eficaz. En otro artículo, sí revisado por pares y publicado en The New England Journal of Medicine, otro grupo de investigadores de Israel analizó el efecto de la segunda dosis de refuerzo en 1,050 trabajadores de la salud, jóvenes y sanos, tras cuatro meses desde la segunda dosis. Sus resultados muestran “beneficios marginales” y afirman que la inmunogenicidad máxima de las vacunas RNA mensajero (como la de Pfizer y Moderna) se consigue después de tres dosis, por lo que en esa población no es tan necesario el segundo refuerzo.

Aumento de anticuerpos

Uno de los criterios que se toman en cuenta para evaluar si se requiere o no aplicar una segunda dosis de refuerzo es el nivel de anticuerpos que confieren. El mismo grupo de Israel que analizó a los trabajadores de salud monitoreó qué tanto aumentaban los anticuerpos neutralizantes en la población que recibió la segunda dosis de refuerzo.

Y en todas las medidas que hicieron, la segunda dosis de refuerzo logró aumentos de anticuerpos por un factor entre 9 y10 para ambas marcas de vacunas, esto significa que tras el nuevo refuerzo los anticuerpos neutralizantes fueron ligeramente mayores a los que se obtuvieron tras el primer booster. Mientras tanto, en el grupo control el número de anticuerpos siguió disminuyendo. Además, dado que hallaron “que la cuarta dosis no derivó en efectos adversos sustanciales”, concluyen que al menos en su estudio es segura.

Aumento de efectividad

Uno de los artículos más recientes sobre la evolución en la efectividad de las vacunas a lo largo del tiempo (en este caso, las de Pfizer/BioNtech, Astra Zeneca y Moderna) fue publicado en The Lancet Infectious Diseases hace unos días por un grupo de investigación del Reino Unido.

Usaron una app a través de la cual registraron los datos de más de 620 mil participantes y monitorearon si habían tenido una prueba Covid-19 positiva durante los ochos meses después del esquema de vacunación básica y las dosis de refuerzo (entre mayo y noviembre de 2021).

Encontraron que la efectividad de las tres vacunas disminuía tras cinco meses de la aplicación de la segunda dosis, pero que en el caso de las personas que recibieron la primera dosis de refuerzo la efectividad de la vacuna se resarcía hasta 92.5% en el caso de Pfizer y a 88.8% para quienes recibieron un refuerzo distinto, ya sea de Astra Zeneca o Moderna. Lo interesante es que notaron mayor disminución de efectividad en la población de más de 55 años y también entre quienes tenían alguna comorbilidad, lo cual puede ser un indicador de que la población de mayor edad es la que más requeriría el segundo booster.

Si no eres población de riesgo, puedes esperar

A pesar de que los CDC autorizaron la cuarta dosis para población en riesgo en Estados Unidos, hace unos días el mismo organismo aclaró que no hay que empeñarse en tener una cuarta dosis, sobre todo si no formas parte de la población de riesgo.

Por ejemplo, para quienes estuvieron infectados recientemente, no es necesario aplicarse la cuarta dosis por ahora. “Si tuviste Ómicron hace poco, es probable que eso te sirva como un refuerzo natural. Así que no necesites un refuerzo todavía (…) y puedes esperar de dos a cuatro meses para tener una nueva dosis”, dijo la directora de los CDC, Rochelle Walensky.

Otra razón es que los casos tanto de infecciones como hospitalizaciones continúan cayendo en muchos lugares, por lo tanto, no hay urgencia de tener una nueva inmunización. Y finalmente, dice Walensky, no es imperativo el segundo refuerzo porque simplemente no se sabe lo que vendrá. “Vamos a reunirnos para evaluar qué tipo de vacuna se va a requerir, cómo nos preparamos para el futuro”.

Por lo tanto, aunque hay señales de algunos beneficios para personas inmunodeprimidas o con morbilidades de edad avanzada, todavía no se tiene evidencia para afirmar que la segunda dosis de refuerzo es necesaria para el resto de la población. Y dado que se desconoce el tipo de vacunas o refuerzos que se requerirán para los próximos meses, es probable que la mejor decisión que puede tomar la población sana sea simplemente esperar.

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