El robot quirúrgico Da Vinci Xi que compró el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) por S/ 34.9 millones no estaba incluido en su presupuesto de 2024. Para adquirirlo, el instituto postergó la compra de un tomógrafo y otros equipos médicos valorizados en S/ 10 millones. Y como el dinero aún era insuficiente, tomó S/ 23.2 millones que estaban destinados a la adquisición de una unidad de cuidados intensivos, la mejora de la su cocina y comedor, entre otros bienes y servicios necesarios para la atención de los más de 50 mil pacientes que recibe cada año.
En Salud con lupa profundizamos en cómo se tomó esta decisión.
En marzo de 2024, el INEN aprobó su lista de compras para el año y no incluyó el sistema quirúrgico robótico Da Vinci Xi. No fue sino hasta septiembre que autorizó su adquisición, junto con un tomógrafo, un angiógrafo y una cabina de flujo laminar horizontal, por un monto total de S/ 45 millones. El problema: solo disponía de S/ 10 millones para esas compras. ¿Qué hizo el INEN? A pesar de no contar con el presupuesto completo, compró únicamente el Da Vinci Xi a Álvarez Larrea Equipos Médicos (ALEM), la única empresa que lo comercializa en Perú, cuya matriz en Ecuador arrastra antecedentes por sobrecostos e incumplimientos contractuales. Las otras adquisiciones quedaron descartadas.
Con el contrato firmado, el INEN adelantó el 30% del costo del robot, que coincide con los S/ 10.4 millones que disponía. Recibió el equipo y lo instaló en su sala de operaciones. Pero aún le faltaba dinero para cubrir el 70% restante; es decir, S/ 23 millones, que debía pagar antes del 16 de febrero de 2025 para no tener problemas legales con ALEM.
El 17 de enero de 2025, Gustavo Cáceres, director de la Oficina General de Administración del INEN, envió un documento a Duniska Tarco, directora de Planeamiento y Presupuesto, solicitando los fondos necesarios para cubrir esa deuda. Propuso financiar los S/ 23 millones con recursos del presupuesto de ese mismo año: S/ 3.7 millones destinados originalmente a la adquisición y mejora de unidades de cuidados intensivos, S/ 2.7 millones para optimizar los servicios de cocina y comedor para pacientes hospitalizados, y S/ 16.7 millones que estaban asignados a actividades de prevención y control del cáncer.

La propuesta fue aprobada y días antes de que se venza el plazo, el INEN le terminó de pagar a Álvarez Larrea Equipos Médicos, según documentos que revisó Salud con lupa.
Durante la conferencia de prensa que dio el INEN el pasado 22 de mayo, le preguntamos a su director, el doctor Francisco Berrospi, por qué se priorizó la compra del robot sobre otros equipos necesarios para los pacientes y cuándo se van a adquirir. “No se deja de comprar, de repente se posterga para el año siguiente, porque es una compra multianual, y se cumple”, dijo sin brindar más detalles.
La compra del sistema quirúrgico robótico no solo implicó una reasignación presupuestal: significó también dejar de lado necesidades urgentes de miles de pacientes oncológicos. Al priorizar la adquisición del Da Vinci Xi, el INEN desatendió mejoras fundamentales en su infraestructura y servicios.
Un informe interno del propio instituto, revisado por Salud con lupa, revela que al menos 48 equipos e instrumentos médicos están en mal estado, algunos con hasta 30 años de antigüedad. Entre ellos hay equipos esenciales como máquinas de anestesia, ecógrafos, mesas electrohidráulicas para cirugía y electro bisturíes que ya deberían haber sido reemplazados.
Uno de los casos más críticos es el del tomógrafo, un equipo clave para diagnosticar el cáncer sin necesidad de cirugía. Aunque el INEN cuenta con tres tomógrafos, solo dos están en funcionamiento. Con ellos se realizan unas 120 tomografías al día, pero eso no basta. El servicio se interrumpe alrededor de 60 días al año por falta de mantenimiento, afectando directamente la detección oportuna de una enfermedad que mata a cien peruanos cada día.
Los pacientes ambulatorios del INEN deben esperar hasta 40 días para obtener una cita de tomografía. Si están hospitalizados, el tiempo de espera es de unas 18 horas, y si llegan por emergencia, alrededor de 6 horas. Pero la espera no termina ahí: después del examen, pueden pasar hasta 10 días más para recibir los resultados, a pesar de que una detección temprana del cáncer es clave para evitar que la enfermedad avance.
Ante esta situación, muchos pacientes se ven obligados a acudir a servicios privados para hacerse una tomografía, donde el costo puede alcanzar los S/ 750 —una cifra inaccesible para la mayoría.
Además del tomógrafo, el INEN también dejó de adquirir una cabina de flujo laminar horizontal para su servicio de farmacia. Esta cabina funciona como una estación de trabajo estéril y segura para la preparación de medicamentos sensibles, como las mezclas oncológicas administradas por vía intravenosa (quimioterapia). Actualmente, el INEN cuenta con ocho cabinas de flujo laminar vertical, pero una está fuera de servicio y necesita ser reemplazada. En turnos de 12 horas, con cada cabina operativa se preparan entre 60 y 72 mezclas diarias, lo que equivale a más de 21 mil atenciones al año.
También se postergó la compra de un angiógrafo, un equipo esencial para detectar obstrucciones, estrechamientos o malformaciones en los vasos sanguíneos. “El angiógrafo es un equipo nuevo que todavía no tenemos. Su compra es clave porque queremos implementar una sala de intervencionismo para el tratamiento de nuestros pacientes. Ya tenemos a los especialistas capacitándose en este tipo de procedimientos”, explicó el doctor Francisco Berrospi, director del INEN.
Tras la investigación de Salud con lupa sobre la adquisición con sobreprecio y sin evidencia costo-beneficio de robots Da Vinci Xi por dos hospitales del Ministerio de Salud, la congresista Norma Yarrow le pidió a la Contraloría investigar las compras.