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Discriminación: Trabajador del Congreso contrajo viruela del mono y fue despedido

El diagnóstico de Carlos Marina fue hecho público sin su consentimiento. Fue discriminado por sus compañeros de trabajo, quienes esparcieron rumores estigmatizantes sobre él y la enfermedad. Cuando se recuperó fue despedido sin explicación.

congreso de la república
Carlos Marina cuenta que el sindicato de trabajadores difundió su diagnóstico a los medios de comunicación.
Foto: Radio Cutivalú

Hay un lamentable paralelismo entre el brote actual de la viruela del mono y los comienzos de la epidemia del VIH. Así como en la década del 80, hoy la desinformación sobre los modos de transmisión de la viruela del mono está fomentando un miedo injustificado en la población que puede ocasionar escenarios de discriminación hacia las personas diagnosticadas con esta enfermedad.

Desde que se reportaron los primeros casos del VIH hasta casi una década después, los prejuicios y mitos sobre su transmisión afectaron gravemente la vida de las personas que vivían con la infección viral. Por ejemplo, que se podía contraer por besos, abrazos, apretones de manos o por cualquier contacto casual. O que los mosquitos también podían transmitirlo. Muchos pacientes —incluidos niños—, además de padecer el rechazo de la sociedad, eran abandonados por sus familias a su suerte. Incluso trabajadores de salud se negaban a atenderlos por miedo a adquirir el virus.

Casi 40 años después, nuevos prejuicios se alzan sobre un virus distinto. El pasado 10 de julio, Carlos Marina, trabajador de la comisión especial multipartidaria de Protección a la Infancia del Congreso de la República, se enteró de que se había contagiado de viruela del mono. Desde hace un par de días estaba sintiendo fatiga, mareos e hipotensión. También le habían empezado a aparecer unas manchas rojas como ronchas en su piel.

Por la gravedad de sus síntomas fue llevado a una clínica de emergencia. Carlos informó a sus compañeros de su diagnóstico y, desde ese momento, cuenta que comenzó a sentirse discriminado. “No querían ni acercarse a mi escritorio. Ni siquiera fueron capaces de llevar mi mochila”, comenta. Carlos tuvo que mandar a un familiar a recoger sus cosas porque nadie en su oficina del Parlamento quería tocarlas.

Si bien es cierto —y hay que tenerlo claro— aún se está estudiando la dinámica de la transmisión de la viruela del mono en el actual brote, fuera de las zonas endémicas donde se había reportado, ya se cuenta con evidencia de distintos países que coinciden sobre las principales formas de contagio. Esto ayuda a comprender los reales riesgos de exposición al virus y los cuidados que debemos tener.

Los estudios indican que la gran cantidad de diagnosticados con viruela del mono han adquirido la enfermedad a través del contacto estrecho con una persona contagiada, es decir, por un roce directo y prolongado con las lesiones en la piel o los fluidos corporales que salen de estas, así como con las costras. Un ejemplo común de contacto estrecho es el contacto sexual, en el que el condón no protege de la infección, pero también podría ser una sesión de masajes. Las autoridades de salud también han alertado sobre el riesgo de contagio por la saliva, gotículas y el uso de objetos que hayan estado en contacto con las heridas del paciente como la ropa de cama o toallas.

WHO transmission type
El contacto estrecho es la principal fuente de trasmisión, especialmente el contacto sexual. Sin embargo, se han detectado otras formas de contagio, aunque en menor medida.
Fuente: OMS

Juan Celis, médico epidemiológico y presidente de la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales, indica que en el caso de Carlos Marina, bastaba con que sus compañeros se laven las manos después de tocar la mochila. “No es que yo toque la mochila y me contagie automáticamente. Tendría que tener una herida para que el virus entre”, explica. Para poner un ejemplo, Celis cuenta cómo atiende a sus pacientes diagnosticados con viruela del mono. “Agarro un guante, toco sus heridas, los examino y me lavo inmediatamente. Evito tocarme la cara (tengo mascarilla) y los ojos hasta no lavarme, y no tengo temor”, dice. El médico infectólogo precisa que la transmisión por superficies se está estudiando aún pero parece ser poco probable.

La viruela del mono tampoco es una enfermedad tan transmisible como la covid-19. Estar a metros de la persona diagnosticada, en el mismo ambiente, no significa que uno se pueda contagiar. “La transmisión no está asociada a que yo esté sentado a dos metros de un compañero de trabajo. El riesgo de contagio por gotitas se da cuando estoy conversando prolongadamente con la persona a 10 o 15 cm de distancia”, explica Celis.

Carlos Marina pensaba que su caso solo era conocido por su jefe, sus compañeros de la comisión y sus amigos, hasta que vio en redes sociales la noticia de que la viruela del mono había llegado al Congreso. El sindicato de trabajadores se había enterado de su caso y había decidido hacerlo público.

prueba diagnóstica carlos marina
Reproducimos el diagnóstico de Carlos Marina con su autorización.

“Fue muy impactante y doloroso para mí. Todos los medios estaban tratando el tema. Mencionaban mi oficina, mi ubicación. Inclusive me mostraron videos de que estaban fumigando mi escritorio”, recuerda. Los medios no decían su nombre pero las características que daban lo hacían fácilmente identificable. “Recibí llamadas del Congreso diciendo ‘oye ya sabemos tu caso, nos están diciendo que tengamos cuidado cuando regreses’ porque los podía contagiar”, cuenta.

Revelar el diagnóstico de una persona, así como su historia clínica, atenta contra su derecho a la intimidad. Además, las acciones que tomaron en el Congreso y los comentarios que recibió Carlos no tenían base científica.

Juan José Montenegro, infectólogo del Hospital Dos de Mayo e investigador de la Universidad Científica del Sur (Ucsur), señala esos errores. “La fumigación no es una forma de limpieza o de esterilización, de retiro del virus de los objetos. Lo que lo retira es el paso físico de un trapo o una solución común por la superficie. Una vez que esté limpio, mayor problema no va a haber", indica.

Montenegro explica también que aún no se conoce cuánto tiempo dura el virus en la superficie. No obstante, que se encuentre en los objetos o en algunos fluidos como el semen no quiere decir que tenga potencial infeccioso. Se necesitan más estudios. El infectólogo afirma, además, que sí se recomienda usar equipo de protección personal como mascarilla y guantes cuando se atiende a un paciente con viruela del mono, por ejemplo, en un contexto hospitalario. Sin embargo, “no es necesario que uno ande con su equipo de protección en cualquier otro lugar”, dice.

En el Congreso, el pánico generado por la desinformación dio paso a la discriminación hacia la persona afectada. Eso justamente es lo que se debe evitar con mensajes claros sobre este brote. “Mis compañeros de oficina me decían que soy un irresponsable, que me he contagiado “por irme a putear”, y que ahora los estaba poniendo en riesgo a ellos”, dice Carlos. “Inclusive cuando yo les conté que me fui de emergencia al hospital Cayetano Heredia, me dijeron que cómo es posible que me vaya a contagiar a otros enfermos”, recuerda.

cese de labores
Orden de cese de Carlos Marina, quien se encontraba trabajando en la comisión desde febrero de este año. Si bien es cierto que tenía un cargo de confianza, el despido coincide con su enfermedad.

Cuando Carlos se recuperó y regresó al trabajo, se dio con la sorpresa de que habían ordenado su cese de labores. Hasta el momento, la congresista Magaly Ruiz Rodríguez, del partido Alianza para el Progreso (APP) y presidenta de la comisión donde él trabajaba, no le ha dado ninguna explicación sobre su despido. Nadie le ha dado ninguna información. Salud con lupa trató de comunicarse con la congresista a través de llamadas y mensajes a su celular pero no obtuvo respuesta.

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